Tuve una 160, electromagnética, procedente de mi padre, de principios de los setenta, que gripé en dos ocasiones, por circunstancias largas de contar.
Otra PK 125 de los 80, roja y con sus intermitentes naranja, que acabó estampada contra un Fiat Uno descapotable, al pasarme un semáforo, culpa mia al 100%. A mi no me pasó nada de nada, pero la Vespa al desguace, siniestro total.
Son bonitas, entrañables, divertidas, pero una frenada en mojado muy peligrosa, hay que decirlo todo, muy descompensada en pesos, con ese motor engranado directamente a la rueda y colgado a un lado.