MAZDA SUITCASE. 30 AÑOS DE ESTE VEHÍCULO PLEGADO EN UNA SAMSONITE Japón es uno de los países con mayores problemas de movilidad en las grandes ciudades. Algo que ha estimulado a su sector automovilístico de cara a diseñar soluciones tan audaces como minúsculas en tamaño. Quizás la más llamativa sea el Mazda Suitcase de 1991. Ni más ni menos que un coche plegable dentro de una maleta. Miguel Sánchez Con 126 millones de habitantes Japón es el undécimo país más poblado del mundo. Un dato que plantea no pocos problemas de movilidad, especialmente cuando tenemos en cuenta sus concentraciones de población. Concentraciones como Tokio, la cual llega a los 35 millones si observamos el área metropolitana. Así las cosas, no es de extrañar que el segmento de los “miniurbanos” sea uno de los más definitorios para la industria automovilística nipona. De hecho, tras la Segunda Guerra Mundial éste fue el tipo de coche más rentable en empresas como Toyota u Honda. Tanto que, llegados los ochenta, esta última llegó a ensayar nuevas fórmulas de movilidad combinada. Una idea que resultó en una solución de dos vehículos, donde la estrella sería la Honda Motocombo. Pensada para encajar al milímetro en los maleteros de modelos como el Honda City de 1981, esta minimoto plegable quiso dar solución a los problemas de aparcamiento partiendo de una idea muy sencilla. Mientras el desplazamiento hasta el centro de la ciudad se realizaría en el coche… El transporte en las zonas más densas se haría a bordo de la Motocombo. Honda NCZ 50 Motocompo Algo así como lo que ocurre hoy en día cuando muchas personas dejan el utilitario dentro de un aparcamiento para entonces moverse en patinete eléctrico. Sin embargo, y a pesar de lo racional del concepto, la Honda Motocombo no cuajó. Algo que sorprende, ya que los problemas de movilidad en Japón persisten con fuerza hasta la actualidad. Por ello, empresas como Mazda siguieron pensando soluciones. Tanto que así que, en 1991, llegó el paroxismo de todas ellas. Ni más ni menos que un automóvil plegable dentro de una maleta: el Mazda Suitcase. MAZDA SUITCASE. OTRO EXPERIMENTO DE LA MARCA Mazda es una de las empresas con una historia tecnológica más interesante. Al menos en el campo del automovilismo, ya que desde 1920 viene desarrollando automóviles innovadores y refinados. Y eso que parte de unos inicios tan modestos que sus primeros coches eran de tan sólo tres ruedas. Sin embargo, gracias a su saga de motores rotativos, el concepto Jinba Ittai y éxitos como el RX-7 o el MX-5 Mazda es ahora una de las empresas automovilísticas más interesantes en el panorama mundial. Un resultado que ha venido de la constante experimentación, dentro de la cual se inscribe la concepción del Mazda Suitcase. De hecho, la propia Mazda estimulaba la experimentación entre sus ingenieros, convocando concursos donde tratar de dar soluciones a diferentes problemas. A comienzos de los 90, y bajo el nombre de Fantasyard, el tema planteado fue el del transporte individual en las grandes ciudades. Un reto que estimuló a Yoshimi Kanemoto y su grupo de colaboradores para crear la Mazda Suitcase en sus talleres de Hirosima. Según el rumor popular a partir de una espera de éste en el aeropuerto, pensando en lo cómodo que sería tener un coche plegable dentro de una maleta para bajar del avión y salir pitando sin tener que buscar taxi. Y atención, porque como vemos lo de la maleta es literal. De hecho, mientras en otros artículos os decimos que tal o cual coche está basado en la plataforma de un modelo anterior… En el caso del Mazda Suitcase se basa en la maleta Samsonite más grande que pudieron encontrar. Algo incluso más original que Morgan y sus chasis de madera de fresno. Eso sí, reforzada en su interior por un pequeño chasis plegable de acero, lo cual hace subir el conjunto hasta los 31,7 kilos. MAZDA SUITCASE. UN KART PARA LA CIUDAD Propulsado por un motor de 34cc y 1’7CV, el Mazda Suitcase se conduce como si fuera un kart. Eso sí, controlando el tiempo puesto que su pequeño depósito de gasolina sólo garantizaba unas dos horas de autonomía. Movimiento que llegaba tras desplegar la maleta. Acto necesario para colocar las luces, las dos ruedas traseras, el asiento el manillar y encender el motor tirando de una cuerda. Todo un despliegue que apenas se intuye con la maleta cerrada, ya que en esa posición las únicas diferencias respecto a la Samsonite de cualquier turista son las aberturas para la rueda delantera y el tubo de escape. Chasis de la reconstrucción realizada por Road/Race Engineering Así las cosas, y más allá de debates y descalificaciones gratuitas tan abundantes en los comentarios de cualquier red social, lo cierto es que la Mazda Suitcase es todo un alarde de ingeniería. ¿La razón? Reducir a tan poco espacio y peso un vehículo con todos los atributos necesarios para circular de forma segura dentro de un entorno urbano. Lastimosamente nunca se llevó a producción, quedando destruido el prototipo al sufrir un accidente durante las pruebas. Una pérdida que llevó a los entusiastas norteamericanos de Road/Race Engineering a reconstruirlo en 1994.
