Coches míticos: el Alfa Romeo 33
7 fotos
Rubén Fidalgo 15 de agosto, 2020
En 1972 Alfa Romeo lanzaba al mercado su primer modelo compacto de bajo coste, el Alfasud, caracterizado por una original disposición mecánica a imagen y semejanza de las empleadas por Lancia en la época. Una década más tarde era reemplazado por nuestro protagonista, el Alfa Romeo 33, que heredaba parte de su estructura con el motor bóxer delantero (aunque sin los frenos inboard del Alfasud), que se convertiría en parte de la leyenda negra del modelo.
Probablemente, el mayor error de Alfa Romeo fue utilizar el nombre del mítico Alfa 33, uno de los deportivos más emblemáticos de la década anterior y más exclusivos, para bautizar al modelo más económico de la compañía.
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Sus mecánicas tenían temperamento y un excelente nivel de prestaciones, que sobresalían en un coche muy ligero, con apenas 900 kg de masa en orden de marcha. Además, el bajo centro de gravedad del motor de 4 cilindros bóxer, que además colgaba muy poco por delante del eje, proporcionaban a este coche un comportamiento en carretera excelente.
Como casi siempre sucede, gran parte de su mala fama proviene de una falta de mantenimiento apropiado, pero la realidad es que sus motores no eran tan poco fiables y sus problemas eléctricos no eran mucho más graves que los que tenían otros modelos contemporáneos, aunque, lógicamente, si un Golf no tenía elevalunas eléctricos (los Alfa 33 venían bastante bien equipados), no había nada que estropear en el alemán.
Alfa Romeo 33: un coche con temperamento
7 fotos Las últimas series con motor 16 válvulas son bastante cotizadas.
El Alfa Romeo 33 montaba los motores de 4 cilindros bóxer fabricados en aluminio heredados del Alfasud con tres cilindradas 1.3, 1.4 y 1.5 con potencias que iban desde los 68 CV de las versiones básicas (el 1.3 de carburación monocuerpo que no se comercializó en España) hasta los 105 CV del Quadrifoglio Verde.
Este 1.5 de doble carburación tenía mucho carácter, con el típico tacto italiano, muy alegre subiendo de vueltas y un sonido que enamoraba, en parte gracias al rugido de la aspiración de las 4 gargantas de sus carburadores abiertas a tope.
Si se llevaba el mantenimiento por el manual, estos motores aguantaban muchos kilómetros en los que su conductor disfrutaba mucho de su conducción y prestaciones (no tanto de los consumos). El problema estaba en que ese mantenimiento debía ser riguroso. Si no se llevaba a cabo, pronto empezaban los fallos, los carburadores perdían los ajustes y el motor dejaba de ir fino. Sus consumo se disparaban todavía más y, sobre todo, debido al exceso de combustible se degradaba rápidamente el aceite y su lubricación, así que era frecuente que acabasen con una biela saliendo disparada y casi siempre arrancando el distribuidor del bloque.
10 coches míticos de los años 80: prestaciones hasta en berlinas
En 1983 llegaron las versiones de tracción total 4×4. Esta peculiaridad convertía al Alfa Romeo 33 en uno de los compactos más avanzados técnicamente de la época, adelantándose varios años a la competencia en ofrecer esta opción, aunque ahora pensemos en Audi como una precursora. El A3 Quattro tardaría todavía una década en aparecer.
Con el lavado de cara llevado a cabo en 1986 llegaron cambios en las mecánicas. Se añadió una versión 1.7 con una potencia de 117 CV si montaba carburación y 107 CV en el caso de la inyección electrónica y algo más de par que mejoraba todavía más las prestaciones.
En 1990 se llevó a cabo otra actualización, esta vez más profunda. El frontal y la zaga cambiaban por completo de aspecto y se mejoró mucho la fiabilidad mecánica y sus prestaciones. El motor 1.7 se ganó unas culatas de 4 válvulas por cilindro que hacían que la potencia rozase los 140 CV, que movían de maravilla un coche tan ligero.
Por su mayor fiabilidad y prestaciones, estas últimas series del Alfa Romeo 33 son las más buscadas y su cotización está en auge.
Una de las rarezas menos conocidas del Alfa Romeo 33 es que llegó a montar un motor turbodiésel de 3 cilindros, sí, treinta años antes de ponerse de moda esta configuración, el Alfa ya sacaba partido de ella, aunque no se ofreció en todos los mercados. Tenía 1,8 litros de cilindrada y rendía unos espectaculares 78 CV para la época.
Alfa Romeo 33: un interior espectacular
7 fotos El Alfa Romeo 33 tenía un interior espectacular.
El Alfa Romeo 33 gozaba de uno de los habitáculos más atractivos de su época. Mientras que el del VW Golf II con el que convivió no podía ser más soso y austero, el Alfa tenía un salpicadero espectacular, con un cuadro de instrumentos repleto de información, un precioso volante de madera en las versiones más equipadas y un diseño muy del estilo italiano, repleto de botones, luces y mandos.
Los 5 salpicaderos más locos de la historia
Los asientos delanteros tenían un buen diseño, especialmente en las versiones QV, y las plazas traseras eran bastante amplias, al igual que el maletero. Lo cierto es que era un coche de carácter deportivo pero muy práctico.
Con el facelift de 1986 el interior perdió algo de personalidad, con una capilla para la instrumentación algo más convencional y similar a la del Alfa Romeo 164, pero ganó en calidad de materiales y acabados frente a la primera serie.
Alfa Romeo 33: también familiar
7 fotos El 33 se produjo también con carrocería SW.
La familia 33 fue bastante diversa y ofrecía versiones con un carácter más deportivo (los QV) o más lujoso (Quadrifoglio Oro), además de contar con una práctica carrocería familiar, denominado Giardinetta, diseñada por Pininfarina y que fue presentada en 1984.
Esta carrocería aumentaba el espacio de carga y añadía todavía más practicidad al 33. En el mercado español apenas se vendieron ejemplares de esta versión, que fue relativamente popular en el norte de Italia y Suiza, especialmente con la tracción total, ideal para las zonas cercanas a los Alpes.
Alfa Romeo 33: sensacional en carretera… y fuera de ella
7 fotos Las versiones de tracción total son bastante buscadas en la actualidad.
Con una carrocería muy ligera, un motor que permitía un centro de gravedad muy bajo y que apenas colgaba por delante del eje gracias a su compacidad y unas suspensiones muy elaboradas, el Alfa Romeo 33 hacía gala de un comportamiento en carretera excepcional. Puede que el 33 QV de 105 CV no fuese de inyección, pero era uno de los mejores GTi que había en el mercado a mediados de los años ochenta, y eso que unos desarrollos del cambio algo largos para el par que ofrecía esta mecánica penalizaban un poco sus recuperaciones y aceleraciones.
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Con la llegada del motor 1.7 se acortaron los desarrollos y se reajustó la puesta a punto de las suspensiones para darle un poco más de carácter y el comportamiento mejoró todavía más. Esto, unido a una mayor calidad de producción, hace que los 33 de la segunda y tercera serie sean algo más recomendables.
Las versiones de tracción total eran más eficaces de lo esperable fuera del asfalto y llamaba la atención su acoplamiento manual. El coche se conducía normalmente como un tracción delantera, pero mediante un mando en la consola central, se podía conectar la tracción total en marcha. No era un sistema muy sofisticado tecnológicamente, pero era eficaz y conseguía una buena motricidad en las peores condiciones.

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En 1972 Alfa Romeo lanzaba al mercado su primer modelo compacto de bajo coste, el Alfasud, caracterizado por una original disposición mecánica a imagen y semejanza de las empleadas por Lancia en la época. Una década más tarde era reemplazado por nuestro protagonista, el Alfa Romeo 33, que heredaba parte de su estructura con el motor bóxer delantero (aunque sin los frenos inboard del Alfasud), que se convertiría en parte de la leyenda negra del modelo.
Probablemente, el mayor error de Alfa Romeo fue utilizar el nombre del mítico Alfa 33, uno de los deportivos más emblemáticos de la década anterior y más exclusivos, para bautizar al modelo más económico de la compañía.
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Sus mecánicas tenían temperamento y un excelente nivel de prestaciones, que sobresalían en un coche muy ligero, con apenas 900 kg de masa en orden de marcha. Además, el bajo centro de gravedad del motor de 4 cilindros bóxer, que además colgaba muy poco por delante del eje, proporcionaban a este coche un comportamiento en carretera excelente.
Como casi siempre sucede, gran parte de su mala fama proviene de una falta de mantenimiento apropiado, pero la realidad es que sus motores no eran tan poco fiables y sus problemas eléctricos no eran mucho más graves que los que tenían otros modelos contemporáneos, aunque, lógicamente, si un Golf no tenía elevalunas eléctricos (los Alfa 33 venían bastante bien equipados), no había nada que estropear en el alemán.
Alfa Romeo 33: un coche con temperamento

7 fotos Las últimas series con motor 16 válvulas son bastante cotizadas.
El Alfa Romeo 33 montaba los motores de 4 cilindros bóxer fabricados en aluminio heredados del Alfasud con tres cilindradas 1.3, 1.4 y 1.5 con potencias que iban desde los 68 CV de las versiones básicas (el 1.3 de carburación monocuerpo que no se comercializó en España) hasta los 105 CV del Quadrifoglio Verde.
Este 1.5 de doble carburación tenía mucho carácter, con el típico tacto italiano, muy alegre subiendo de vueltas y un sonido que enamoraba, en parte gracias al rugido de la aspiración de las 4 gargantas de sus carburadores abiertas a tope.
Si se llevaba el mantenimiento por el manual, estos motores aguantaban muchos kilómetros en los que su conductor disfrutaba mucho de su conducción y prestaciones (no tanto de los consumos). El problema estaba en que ese mantenimiento debía ser riguroso. Si no se llevaba a cabo, pronto empezaban los fallos, los carburadores perdían los ajustes y el motor dejaba de ir fino. Sus consumo se disparaban todavía más y, sobre todo, debido al exceso de combustible se degradaba rápidamente el aceite y su lubricación, así que era frecuente que acabasen con una biela saliendo disparada y casi siempre arrancando el distribuidor del bloque.
10 coches míticos de los años 80: prestaciones hasta en berlinas
En 1983 llegaron las versiones de tracción total 4×4. Esta peculiaridad convertía al Alfa Romeo 33 en uno de los compactos más avanzados técnicamente de la época, adelantándose varios años a la competencia en ofrecer esta opción, aunque ahora pensemos en Audi como una precursora. El A3 Quattro tardaría todavía una década en aparecer.
Con el lavado de cara llevado a cabo en 1986 llegaron cambios en las mecánicas. Se añadió una versión 1.7 con una potencia de 117 CV si montaba carburación y 107 CV en el caso de la inyección electrónica y algo más de par que mejoraba todavía más las prestaciones.
En 1990 se llevó a cabo otra actualización, esta vez más profunda. El frontal y la zaga cambiaban por completo de aspecto y se mejoró mucho la fiabilidad mecánica y sus prestaciones. El motor 1.7 se ganó unas culatas de 4 válvulas por cilindro que hacían que la potencia rozase los 140 CV, que movían de maravilla un coche tan ligero.
Por su mayor fiabilidad y prestaciones, estas últimas series del Alfa Romeo 33 son las más buscadas y su cotización está en auge.
Una de las rarezas menos conocidas del Alfa Romeo 33 es que llegó a montar un motor turbodiésel de 3 cilindros, sí, treinta años antes de ponerse de moda esta configuración, el Alfa ya sacaba partido de ella, aunque no se ofreció en todos los mercados. Tenía 1,8 litros de cilindrada y rendía unos espectaculares 78 CV para la época.
Alfa Romeo 33: un interior espectacular

7 fotos El Alfa Romeo 33 tenía un interior espectacular.
El Alfa Romeo 33 gozaba de uno de los habitáculos más atractivos de su época. Mientras que el del VW Golf II con el que convivió no podía ser más soso y austero, el Alfa tenía un salpicadero espectacular, con un cuadro de instrumentos repleto de información, un precioso volante de madera en las versiones más equipadas y un diseño muy del estilo italiano, repleto de botones, luces y mandos.
Los 5 salpicaderos más locos de la historia
Los asientos delanteros tenían un buen diseño, especialmente en las versiones QV, y las plazas traseras eran bastante amplias, al igual que el maletero. Lo cierto es que era un coche de carácter deportivo pero muy práctico.
Con el facelift de 1986 el interior perdió algo de personalidad, con una capilla para la instrumentación algo más convencional y similar a la del Alfa Romeo 164, pero ganó en calidad de materiales y acabados frente a la primera serie.
Alfa Romeo 33: también familiar

7 fotos El 33 se produjo también con carrocería SW.
La familia 33 fue bastante diversa y ofrecía versiones con un carácter más deportivo (los QV) o más lujoso (Quadrifoglio Oro), además de contar con una práctica carrocería familiar, denominado Giardinetta, diseñada por Pininfarina y que fue presentada en 1984.
Esta carrocería aumentaba el espacio de carga y añadía todavía más practicidad al 33. En el mercado español apenas se vendieron ejemplares de esta versión, que fue relativamente popular en el norte de Italia y Suiza, especialmente con la tracción total, ideal para las zonas cercanas a los Alpes.
Alfa Romeo 33: sensacional en carretera… y fuera de ella

7 fotos Las versiones de tracción total son bastante buscadas en la actualidad.
Con una carrocería muy ligera, un motor que permitía un centro de gravedad muy bajo y que apenas colgaba por delante del eje gracias a su compacidad y unas suspensiones muy elaboradas, el Alfa Romeo 33 hacía gala de un comportamiento en carretera excepcional. Puede que el 33 QV de 105 CV no fuese de inyección, pero era uno de los mejores GTi que había en el mercado a mediados de los años ochenta, y eso que unos desarrollos del cambio algo largos para el par que ofrecía esta mecánica penalizaban un poco sus recuperaciones y aceleraciones.
Coches míticos: Mercedes 190 Cosworth, la catapulta de Senna
Con la llegada del motor 1.7 se acortaron los desarrollos y se reajustó la puesta a punto de las suspensiones para darle un poco más de carácter y el comportamiento mejoró todavía más. Esto, unido a una mayor calidad de producción, hace que los 33 de la segunda y tercera serie sean algo más recomendables.
Las versiones de tracción total eran más eficaces de lo esperable fuera del asfalto y llamaba la atención su acoplamiento manual. El coche se conducía normalmente como un tracción delantera, pero mediante un mando en la consola central, se podía conectar la tracción total en marcha. No era un sistema muy sofisticado tecnológicamente, pero era eficaz y conseguía una buena motricidad en las peores condiciones.