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Según publica ABC motor…
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El mítico 504, un modelo diseñado hace ahora 50 años por Pininfarina cuyos icónicos faros trapezoidales se inspiraron en los ojos de la inolvidable actriz italiana
En 1968, Peugeot lanzaba al mercado la berlina 504. Heredera del 404, inauguraba la saga 500 y supuso el comienzo de la era moderna de su gama en cuanto a imagen. Diseño elegante, equipamiento tecnológico, riqueza de versiones y comportamiento dinámico eran distintivos, ya en la época, de aquel modelo. Conceptuado como el tope de gama en la época dentro de Peugeot, como su antecesor fue diseñado por Pininfarina. Uno de sus «guiños» estéticos más característicos eran los faros en forma trapezoidal, que el propia y famoso carrocero llegó a conceptuar como «los ojos de Sophia Loren

Además de por esos elementos, el 504 es recordado por la horizontalidad de la calandra, sus varillas, el efecto interior de sus faros (que simulaban estar cincelados mediante un escoplo) o la figura de las ópticas traseras, que recordaba a un boomerang. Sus trazos serían una constante en modelos posteriores de Peugeot como los 206, 407, 607, entre otros.

El 504 también supuso una revolución técnica. Incluyó cuatro frenos de disco asistidos, suspensión trasera independiente e incluso línea quebrada del capó portaequipajes. Su equipamiento incluía cinturones de seguridad, radiocasete, tapicería de cuero, dirección asistida, elevalunas eléctricos o aire acondicionado.
Y había variedad de siluetas: sedán, coupé y cabriolét descapotable, a los que desde principios de los 70 se añadió una declinación familiar. Hasta el 504 Riviera, un shooting brake derivado del coupé que nunca llegó a producirse, pero que supuso un adelanto a su época. También hubo un 504 pick-up con tracción a las cuatro ruedas realizado en colaboración con la firma Dangel


Tendencia y solvencia
Por motores, hubo 504 de gasolina y diésel, desde 1.800 cc a 2.700, y a partir de 53 CV hasta 144 CV. Postura de conducción cómoda y gran visibilidad desde el volante, buen paso por curva, suavidad de conducción, buena capacidad para filtrar baches y aplomo definían un comportamiento sobre todo orientado al confort. Así, fue un éxito comercial: hasta 2006 se siguió fabricando en Nigeria; en total, Peugeot ensambló 3.700.000 unidades en cuatro décadas de modelo.
Por ello, no extraña que fuese «Car of the Year», que la marca hiciese 62.000 al año en origen, pero que ya en 1960 aumentase a 220.000, y en 1970 a 600.000. Es más, pese a la Crisis del Petróleo, en 1973 se ensamblaban 765.930 vehículos de este modelo un modelo que se produjo en Sochaux (Francia), Buenos Aires (Argentina), Vigo (España), la citada Nigeria...
Hasta participó en competición fruto de su fiabilidad y durabilidad. En África cosechó victorias en pruebas como el Rally Safari, el Rally Bandama Costa de Marfil o el Rally de Marruecos
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Adorada y envidiada a partes iguales, a la exuberante diosa del cine italiano y hollywoodiense siempre le gustó retratarse junto a un buen coche. En su juventud fue amante de los motores con carácter y las carrocerías llamativas. Algo así como el reflejo de sí misma sobre el asfalto: un torbellino de fuerza que dejaba sin palabras a todo el que se cruzaba con ella. Por eso Sofía Loren fue propietaria de unas cuantas joyas del mundo del motor con tanta belleza y personalidad como ella. "La vida pasa, disfrútenla", dijo en su 80 cumpleaños la actriz. Para disfrutar, nada como ponerse tras el volante de un clásico. Estos fueron sus coches más emblemáticos.

Lo llamaban "widowmaker", y decían que si eras amante de la velocidad este coche podía matarte, literalmente, porque quien se ponía tras su volante se entusiasmaba de tal forma que podía perder la noción de la realidad y acabar estrellándose. Este fue el deportivo elegido por la gran actriz para su garaje a mediados de los 50, cuando ya era una estrella a ambos lados del Atlántico. Si siempre le costó pasar desapercibida, incluso tras un pañuelo y gafas de sol, cuando conducía este espectacular deportivo le era totalmente imposible. Fueron las alas de gaviota más famosas, y también menos discretas, de la historia de Mercedes.


A lo largo de mediados de los 50 se fabricaron unas 3000 unidades del Mercedes 300 SL, y muchas de ellas acabaron en manos de colegas de Sophia Loren: sus amigos Marcelo Mastroianni o Clark Gable, y otros famosos como Steve Mc Queen o Hussein de Jordania, también ostentaron el título de ilustres propietarios de este coche que causó la admiración incluso de no conductores como Picasso, quien confesó haberse impresionado cuando subió al Mercedes 300 SL de su amigo, el fotógrafo David Douglas Duncan. Famoso por ser el primer automóvil en montar un motor de gasolina con inyección directa de combustible, el coche de las estrellas se mantuvo como la primera opción de compra de los triunfadores de la época, y no hay duda de que Sophia Loren se encontraba entre ellos.

Alfa Romeo 1900
Antes del moderno deportivo ligero, Sophia Loren se encaprichó de otro coche, el estandarte de la elegancia italiana en aquella época: un Alfa Romeo 1900, de color rojo para más señas, con el que paseó por Roma durante un tiempo. Un fotógrafo tuvo el acierto de inmortalizar a los dos iconos italianos en una instantánea donde una joven Sophia Loren aparece sentada sobre el capó de su flamante Alfa Romeo 1900.

Diseñado por Orazio Satta, la marca quiso venderlo como un deportivo familiar que satisfacía los caprichos de los conductores siendo funcional. De hecho, la publicidad decía que era "un automóvil familiar que gana carreras", y funcionó muy bien en el mercado. Acabó siendo un clásico al que nadie negó elegancia y potencia.

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