Y doce y doce, veinticuatro. Y olé mis doce huevos colgones por falta de material y de uso. Carpetovetónico es poco, según la euforia que me comprime los... en estos momentos. Dos más dos suman cuatro y, seis más seis, dicen que vienen a sumar doce. Doce más seis, dieciocho. Ni más ni menos la largura de mi cipote tan despreciado por funcionar con gasolina. ¿Ahora entendéis el porqué de mi obsesión multicilíndrica?
No, no estoy loco ni Cristo que lo fundó. Simplemente trato de corregirme. Quiero decir, hace apenas unos minutos he arrancado el coche y, ya me entendéis. Ni zaragozana, ni guipuzcoana, ni barcelonesa, ni Cristo que lo fundó en El Caloco. Veinte vueltas a la manzana con la suegra empollando en el asiento de atrás, y he perdido el ralentí por una buena temporada. Siempre he dicho que, quien quiera conocer en un futuro a su mujer, sólo tiene que contemplar detenidamente el ojete de su suegra. Once más uno, hay quien dice que suman doce.
Macho,quien te entienda que te compre!! hay cosas que cada dia entiendo menos,igual ya no estoy en la onda o algo.....
Yo nací en la época en que el proyecto Apolo estaba en pleno apogeo. Pues bien, mi madre me compró un tacatá de ocho ruedas y posaderas hidráulicas eyectables. ¿No os parece que, tarde o temprano tenía que dar el salto de la caldera a los doce cilindros?
Creo que, estoy dando las últimas bocanadas. Jesús, María y José. Brindar por mí en Zaragoza, si es que os juntáis los suficientes para portar mi alma achatarrada; aunque estéis borrachos, no me importa. ¡Viva el eje Madrid-Cataluña, y que siempre pierda el Barcelona! Y todo y a pesar que, alguno bizquee más de la cuenta.