El escaso nivel del agua en Quéntar deja a la vista coches abandonados o robados La Guardia Civil fue avisada para que .tomara los datos de las matrículas de los vehículos y averiguar su origen. son letales para las reservas de los pantanos y puede llegar a suponer un grave problema para la población. Pero en las últimas semanas, la drástica bajada en el nivel de agua de pantanos como el de Quéntar ha dejado al descubierto una circunstancia quizá menos grave pero, de seguro, más sorprendente: media docena de vehículos abandonados o robados en el fondo del barranco. Así se ha podido observar en el citado pantano en las últimas semanas, donde el nivel de agua alcanzó -antes de las lluvias- niveles negativos históricos. El fondo de estos lugares son los lugares 'perfectos' para desperdicios tan aparatosos como puede llegar a ser un vehículo. Sobre todo, si es robado. Y es que es frecuente que, una vez sustraído, el vehículo sea destrozado de alguna manera por el ladrón. No es extraño que les prendan fuego y, por lo visto en Quéntar, tampoco lo es que sean arrojados al pantano. Según explicó a IDEAL un trabajador de una oficina de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, la práctica de arrojar los vehículos al fondo del pantano es tan frecuente que cuando baja el nivel del agua y aparece uno nuevo que no tienen controlado tienen la obligación de llamar a la Guardia Civil. Control de matrículas La última vez que lo hicieron fue esta pasada semana, cuando al bajar el nivel observaron un turismo blanco. «No sabemos si es robado, pero eso lo está comprobando la Guardia Civil», apuntó el empleado. En total, además del último descubierto, una media docena de vehículos -dos de ellos son motos, o restos de las mismas- permanecen en el fondo del pantano. No son retirados, debido a la complejidad que conlleva y al los cortos periodos de tiempo en los que pueden ser vistos. Además de sustracciones, otras de las causas son los accidentes -las menos frecuentes- y los abandonos, que responden más a la picaresca de cobrar un seguro por robo que por la pereza de llevarlo a un chatarrero o dejarlo en manos del servicio municipal de recogida de coches abandonados. La imagen no volverá a ser vista hasta que se registre una nueva bajada de los niveles en las reservas. Quizá entonces haya más vehículos para controlar. En el pantano de Cubillas, en Albolote, pasó algo similar el pasado año. Afloró una furgoneta de un conductor que sufrió un accidente hacía meses en el lugar.
