Fotos Enzo Ferrari - Declaración de intenciones.

Astralis

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Timberland
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Traducción libre:

"Enzo Ferrari frente a su fábrica de Maranello: 'No me importa si los huecos de las puertas están rectos. Cuando el conductor pise el acelerador, quiero que se cague en los pantalones'".
 

DAVID-M5

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Interesante documento, gracias por el aporte.

Ya tenía entendido que el tal Enzo era conocido por su mala uva y sus frases poco diplomáticas.
 
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Ahí tenéis una colección de "perlas" de Il Commendatore.

  • "Cuando usted compra un Ferrari, está pagando por el motor. El resto se lo doy gratis".
  • "Nunca agaches la cabeza, mira siempre bien alto ganes o pierdas."
  • "El coche más bello es el que todavía nos queda por hacer."
  • "¿Díganme, a ustedes les gustaría ver cómo uno de sus hijos se rompe una pierna o se estrella contra un árbol? ¿Verdad que no? Por eso no veo las carreras."
  • "Un piloto debe ser un magnífico deportista, un hombre sin fama, y sobre todo que sea impotente, pues de esta forma se evitará que llegue tarde a cualquier prueba."
  • "Ningún hombre será el mejor si no tiene fuego en la sangre."
  • "Detrás del éxito hay algo terrible. Los italianos lo perdonan todo: los ladrones, los asesinos, menos el éxito."
  • "Me gusta reunirme con vosotros y también leer vuestros artículos. Ahí descubro que se me atribuyen frases geniales que jamás he dicho ni pensado".
  • "Las críticas son siempre productivas. Las opiniones negativas sobre mi sinceridad me ofenden".
  • "Es error decir que soy un triunfador. En la vida he perdido todo; Laura, mi hijo Dino, la primera fábrica, la juventud, la buena vista, la pasión por las mujeres, muchas carreras y muchos coches."
  • "Me ha decepcionado la impotencia de no poder defender la vida de mi hijo que me fue arrebato, día tras día, durante 24 años."
  • "Yo no se como es el alma, pero si es que existe, los motores deben tener una porque se quejan, se desesperan, se rebelan y se comportan como niños a los que se forma, día a día".
  • "Nunca me he tenido por ingeniero o inventor, solamente me considero un promotor y agitador de ideas".
  • "Eso que llamamos destino, esta en una gran parte en manos de los hombres, cuando estos tienen ideas claras y propósitos firmes".
  • La voluntad obstinada de perseguir una ambición propia es verdaderamente una fuerza que puede hacer superar obstáculos".
  • "No voy nunca al teatro ni al cine. Mis mejores vacaciones las paso en mis talleres cuando todo el mundo se ha ido".
  • "El coche más conseguido es aquel en el que pienso con obstinada insistencia, pero que todavía no ha sido realizado".
  • "El hombre experimenta cierta necesidad en arriesgar su piel, sin otra razón que hacerlo mejor que otro. Es uno de los raros puntos en los que nos diferenciamos de otras especies".
  • "En las ideas es en donde reside nuestra fuerza y tanto mejor si las sostenemos con obstinación".
  • "El único amor perfecto en este mundo es aquel del padre por su hijo."
  • "Lo que merece ser hecho merece que se haga bien."
  • "Un piloto es como una bombilla. Cuando se funde, se cambia."
  • "La gente cree que soy gracioso, pero no lo soy. Soy honesto."
 

Natxete

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AndrewS
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Desconocía su personalidad, muy interesante
 

RadiK-Alfa

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La trágica historia de Enzo Ferrari

La vida del fundador de la famosa escudería de Fórmula 1 estuvo marcada por las desgracias personales



El nombre de Enzo Ferrari está indisolublemente ligado a los deportivos de lujo y la famosa escudería de Fórmula 1. Sin embargo, pocos saben que su vida fue un tortuoso camino lleno de trágicas muertes, ruina económica y graves accidentes provocados por sus coches de competición.

Nacido en Módena en 1898 en el seno de una familia acomodada, la pasión de Enzo Ferrari por la velocidad comenzó cuando, con apenas diez años, su padre lo llevó a presenciar una carrera. A partir de ese momento supo que quería dedicar su vida al automovilismo, afición que propició que fuese considerado como la oveja negra de la familia.

Con la idea de que heredasen el negocio familiar, su padre hizo que tanto Enzo como su hermano mayor, Alfredino, estudiasen ingeniería mecánica. Pero, como podemos leer en la web «Diariomotor», el estallido de la I Guerra Mundial alteró todos sus planes. Su padre y Alfredino fueron movilizados y, aunque se encontraban lejos de la primera línea del frente, ambos fallecieron en 1916 víctimas de una epidemia de gripe.

El propio Enzo Ferrari fue también llamado a filas un año más tarde, aunque regresó a casa tras sufrir una fuerte neumonía. Entretanto, la empresa familiar había quebrado y Enzo decidió invertir gran parte del patrimonio que se había salvado en preparar los Alfa Romeo de la época para la competición. Muy pronto, comenzó a despuntar como un piloto arriesgado y competitivo.

En 1923, utilizó como por primera vez el «cavallino rampante» como emblema de sus vehículos y seis años más tarde, aún corriendo con Alfa Romeo, creó la Escudería Ferrari. La alianza se rompió en 1939 y lo mantuvo fuera del mundo de la competición durante cuatro años.

Apartado de la conducción desde el nacimiento de su hijo Alfredino, se volcó en el diseño y la fabricación de vehículos de competición. Sin embargo, el estallido de la II Guerra Mundial detuvo el proyecto y la factoría Ferrari de Módena se convirtió en una fábrica de armamento militar.

La planta fue bombardeada en 1944 y Ferrari se vio obligado a trasladar las instalaciones a Maranello. Allí construyó los primeros bólidos que dominaron el panorama automovilístico durante los años 40 y 50. Para afrontar los grandes gastos que la escudería generaba, se vio obligado a comenzar a fabricar vehículos de calle.

Todo parecía ir bien, hasta que en 1956 su hijo Dino, destinado a ser su sucesor, fallecía con sólo 25 años debido a una distrofia muscular. En señal de luto permanente, desde ese momento comenzó a lucir las características gafas negras que le acompañarían hasta su muerte.

Su esposa, Laura, no llegó a superar la muerte de su hijo y comenzó a padecer problemas mentales, por lo que finalmente acabaron separándose. Tan sólo un año después del fallecimiento de Dino, Enzo Ferrari sufrió otro duro golpe después de que el Marqués Alfonso de Portago –primer piloto español de Ferrari- tuviese un accidente a 260 kilómetros por hora que le causó la muerte, junto a diez espectadores.

Hasta 1957, al menos 50 personas, habían muerto en accidentes en los que había algún Ferrari involucrado, en parte porque la escudería sólo fichaba a pilotos que corrían al límite, poniendo su vida en peligro por ganar carreras. La justicia italiana abrió una investigación y la prensa empezó a cebarse con la figura de Enzo Ferrari.

Afectado por este cúmulo de desgracias, decidió retirarse de la vida pública y recluirse en un apartamento construido en la propia factoría de Maranello donde se fabricaban sus bólidos, dedicado por completo a su escudería. Desde entonces y hasta su muerte, en agosto de 1988, muy poco se sabe de su vida, salvo que reconoció a su hijo ilegítimo Piero, a quien había nombrado vicepresidente de la compañía.

A pesar haber revolucionado el mundo del automovilismo, Enzo Ferrari jamás aceptó que lo definieran como un triunfador. En su conciencia pesaba la pérdida de su mujer, la muerte de su hijo, la desaparición de su primera fábrica y todos los malogrados pilotos que se habían sentado a los mandos de unos coches que fueron la auténtica pasión de su vida.
 
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