Informe (análisis satisfacción) El "cliente DGT" (trámite administrativo)

Tema en 'Foro General BMW' iniciado por Gavira, 5 Nov 2011.

  1. Gavira

    Gavira Tr3s españoles, cu4tro opiniones. Miembro del Club

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    Tres tipos de clientes: el conductor (el producto es el permiso de conducir), el titular de un vehículo (la matrícula) y el infractor (la sanción).

    El 'cliente' de Tráfico

    Nuestra cuenta de resultados es mejorable aunque, en términos generales, el ciudadano que acude a la DGT no sufre, más de lo que debe, el peso del producto administrativo.

    Toda empresa privada trabaja para que su cliente quede satisfecho con la compra de su producto.

    La DGT no es ajena a esta filosofía y, desde hace ya varios años, además de trabajar en su objetivo primordial (la reducción de la siniestralidad) centra sus esfuerzos en dar un mejor servicio a sus clientes. Y, como empresa, toca ahora explicar al cliente el balance de resultados. Un par de incisos previos.

    En primer lugar, atendemos tres tipos de clientes: el conductor (el producto es el permiso de conducir), el titular de un vehículo (la matrícula) y el infractor (la sanción).

    Curioso el segundo inciso: la situación de mercado. La posición 'empresarial' de la DGT (monopolio) nos mueve aún más si cabe a mejorar, sabiendo que el principio de competencia no nos moverá a hacerlo mejor.
    El 'cliente DGT' es un cliente cautivo: la matrícula, el permiso de conducir o la sanción solo pueden conseguirse en la DGT.

    Por este motivo, nos mueve un cierto sentido de responsabilidad al saber que el cliente no puede irse a otra empresa, teniendo que 'fidelizarse' con esta, quiera o no. Con esta visión empresarial del cliente y este handicap de ser empresa -monopolio hace varios años- nos pusimos a trabajar con dos objetivos comunes para nuestros clientes: minimizar tiempos de respuesta y evitar el desplazamiento físico del cliente.

    El primer cliente, el conductor. En estos momentos la renovación del permiso de conducir se hace en el acto en cualquiera de los 1.500 Centros de Reconocimientos de Conductores.

    Es decir, se cumple el primer objetivo pues el ciudadano solicita renovarse el permiso y en el acto, tras superar el reconocimiento médico, se le entrega el título para conducir. Y también el segundo, ya que el conductor deja de desplazarse a la Jefatura de Tráfico. Es la Jefatura de Tráfico la que 'se desplaza' al barrio del cliente.

    Algo similar ocurre con el titular del vehículo. Las tres operaciones a que se somete todo vehículo inscrito en el Registro cumplen razonablemente lo fijado. La primera, la matriculación, se realiza en un 85% de modo telemático, en el mismo acto en que el titular/concesionario/gestor decide que el vehículo obtenga la matrícula.

    En definitiva, la Jefatura de Tráfico deja de ser el palo en la rueda en la puesta en circulación del vehículo.

    La segunda gran operación importante del vehículo es el cambio de titularidad. El trámite (complejo, por los diferentes actores implicados) ha conseguido superar dos barreras administrativas fundamentales: la exigencia de los impuestos de circulación y de transmisiones patrimoniales.

    Tras varias reformas, legales y técnicas, ambos han dejado de ser ya un obstáculo para la transferencia telemática, que en este trimestre comienza a ser una realidad.

    El fin del vehículo, la baja, constituye la tercera y última operación. Deshacerse de un vehículo, en términos administrativos, es ahora más fácil que nunca.

    Tras dos modificaciones legales (Ley de Haciendas locales y Ley de Tasas de la Jefatura Central de Tráfico), el 85% de las bajas se dan en el acto en el Registro de Vehículos por los Centros Autorizados de Tratamiento (CATs, antiguos desguaces). El desplazamiento físico se suprime: el ciudadano deja de desplazarse a las 62 Jefaturas, y son las 900 CATs-Jefaturas las que 'se desplazan' al ámbito urbano del cliente.

    El último tipo de usuario de la DGT (en quien nadie quiere convertirse) es el infractor. La sanción no es un 'producto' que guste, pero cuando toca, la administración no puede maltratar a su cliente con cargas burocráticas adicionales: recibir una notificación, alegar o pagar no deben convertirse en un calvario administrativo.

    En la notificación, a la recepción tradicional en formato papel, se añade desde noviembre del pasado año la notificación electrónica. A la presentación de alegaciones en papel se une la presentación telemática. Y para la opción de pagar, la visita a la Caja de la Jefatura de Tráfico se abre con cinco nuevos canales de pago: Banco, Correos, Internet, Teléfono o Tarjeta de crédito en carretera.

    Esta es nuestra cuenta de resultados. Como todo producto, mejorable, aunque en términos generales parece que el cliente Dirección General de Tráfico no sufre, más de lo que debe, el peso del producto administrativo.

    Diario Sur
    El 'cliente' de Tráfico. SUR.es
     
  2. jaudi

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    Esto ha sido un monólogo del Club de la Comedia ¿verdad?
     
  3. JOSEBAS

    JOSEBAS Forista Senior

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    Ya lo dijo Rubalcaba: El Estado siempre gana y quien pretenda echarle un pulso pierde, así que sumisión, resignación y acatamiento de lo establecido. Menos mal que la crítica hacia sus instituciones se bueno, se descarga sicologicamente hablando.
     

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