He hecho de la conducción una parte importante de mi vida, y para no variar, el último fin de semana, alternando el volante con José María Infante, recorrí unos 1300 kilómetros. José Maria, es otro experto en esto del conducir y uno de los mejores instructores que conozco. Y conduciendo, en este caso con cuatro ojos en la carretera, uno saca muchas conclusiones y descubre muchas cosas. La primera, ya detectada y denunciada por mi en muchas ocasiones, es que no vimos a un solo guardia civil de Tráfico en todo el recorrido. Y la segunda, que da lugar de este comentario, me pareció mucho más preocupante al comprobar que los radares son los sustitutos cibernéticos de los agentes del orden. Estamos acostumbrados a ver como la mayoría de los conductores, ante la presencia de los agentes de la Guardia Civil de Tráfico, moderan instintivamente su velocidad, muchas veces sin motivo. Ya se sabe, el miedo guarda la viña y, al hacerlo, muchas veces obligan a frenazos inesperados, ralentizan innecesariamente el flujo de la circulación y crean ocasionales tapones. Son situaciones habituales y a nadie sorprenden porque la causa está a la vista de todos y uno se fastidia un poco hasta que la situación se normaliza en un par de kilómetros. Pero las cosas han cambiado desde que la DGT se ha propuesto reducir los accidentes de tráfico, aumentar la recaudación, y, jugando al escondite, sorprender a los conductores díscolos y poco respetuosos de los límites establecidos. Hasta ahí, de acuerdo. Las normas se establecen para cumplirlas y los excesos de velocidad muestran su lado peor cuando se produce un accidente. A mayor velocidad mayores daños. Pero lo que resulta absolutamente alarmante es comprobar como, ante la incertidumbre de los conductores, más preocupados por los coches camuflados y los radares ocultos, la conducción en carretera se está convirtiendo en un ejercicio errático, y es cada vez más frecuente ver en abigarrado pelotón, a autocares, camiones, motos y vehículos de turismo ocupando los dos carriles de una autovía y todos a la misma velocidad. La simple presencia de un solo vehículo “sospechoso”, induce a muchos conductores a levantar el pie hasta que descubren de soslayo que la camisa del conductor del vehículo adelantado no es verde. Mientras, su concentración -algo imprescindible en la conducción- y su vista, van del cuentakilómetros al vehículo que teme puede ser “el coco” de una sanción, descuidando lo que tiene por delante. Con independencia de que esta forma de conducir representa un peligro de alcances, mayor consumo de frenos y combustible, los adelantamientos en estas circunstancias y los cruces de un carril a otro, convierten la carretera en un auténtico caos. Por otra parte, si tenemos en cuenta que, para denunciar, los agentes son por lo menos tres, y dos vehículos en un solo sentido de las autovías y autopistas, no es de extrañar que, cuando Tráfico nos anuncia la presencia de 8000 agentes en las operaciones especiales, ya nadie se lo crea. El sistema me recuerda mucho la frase de los cazadores que, cuando la caza es abundante, suelen decir que la cacería fue como “tirar a perdiz parada”. Detectar y denunciar excesos de velocidad en las vías de gran circulación es como “tirar a perdiz parada” y todo lo que tendría que hacer Trafico es colocar varios “tríos” de agentes y de vehículos jalonados en ambos sentidos de la vía. Con este sistema la recaudación aumentaría de forma considerable pero, otras vías, en las que se cometen las mayores fechorías, adelantamientos suicidas, invasiones de la vía y toda clase de excesos, seguirían como están, abandonadas a su suerte. Por otra parte, lo de los vehículos camuflados ya existe desde hace diez años, no es ninguna novedad, y si lo que se persigue es reducir los accidentes por este sistema, mucho me temo que podemos llegar a conseguir el efecto contrario. Y lo que me hace afirmarme más en la poca seriedad del sistema sancionador y me huele a chalaneo, es lo del descuento por pronto pago. ¿En qué quedamos? ¿Se trata de un sistema corrector y ejemplarizante, o de una forma de negocio en el que los beneficios superan con mucho a los “gastos generales” pero sin los gravámenes de Hacienda y con una mano de obra barata? No conozco todavía a ningún conductor que, después de recibir una fuerte multa por pasarse cuatro o cinco kilómetros del límite establecido, haya hecho propósito de enmienda. Por el contrario, los venablos en contra de todo lo divino y de lo humano son de tal calibre, que no me atrevo a reproducirlos aquí. Creo firmemente en el respeto a la Ley y a las normas. No puede haber libertad sin normas. Pero la seguridad de nuestras calles y carreteras debe comenzar con la omnipresencia física de los encargados de hacer respetar el orden. Para eso, es imprescindible aumentar su número de forma considerable, retribuyéndoles de forma digna y dotándoles de los medios necesarios para ejercer su labor con eficacia. Lo importante, cuando se sanciona a un infractor, debería ser que, quién le sanciona, lo haga después de llevarle al convencimiento de que, la infracción cometida, si reincide, puede ser un peligro para su seguridad y la de los demás. En las circunstancias actuales, lo único que consigue la multa es establecer una barrera de incomprensión, entre el conductor, el sistema, y los agentes que le sancionan. Señor Director General de Tráfico, me crea o no, seguimos teniendo problemas, y no estaría nada mal que, de vez en cuando, haga algunos centenares de kilómetros al volante como un conductor más, y si le apetece, le acompaño.
Bueno, la verdad es que lo fd ela conducción "errática" es totalmente cierto. Daba auténtica pena volver ayer por la A5 a Madrid, y esto va a peor...
Eso lo llevo yo diciendo (igual que otros cuantos por aquí )hace mucho tiempo, pero con palabras menos bonitas. los radares terminarán provocando accidentes, alcances y demás.
jeje, que bueno... Lo mismo le escribiria al Señor Director General de Tráfico pero con menos modales
Asi está la cosa, la gente acojonada por miedo a las multas en las autovias, las carreteras secundarias como siempre y los puntos negros, igual de negros.
Eso que describe tan fielmente el Sr. Costas, eso mismo, lo estuvimos hablando en tertulia el sabado por la nochecon unos familiares. Ah!! y como dice pacix
Pero si es que no hay que ser un entendido en seguridad vial para verlo. Sólo tienes que ir atento a los demás coches y te das cuentas de la conducción errática y de otras perlitas.
No pidais imposibles, Al igual que inteligencia militar son terminos contradictorios, exigir sentido comun a un politico es como echar caviar a los cerdos o esperar que aprendan frances Paco Costas, brillante ;-)
Buen artículo. Me gusta el final: "Señor Director General de Tráfico, me crea o no, seguimos teniendo problemas, y no estaría nada mal que, de vez en cuando, haga algunos centenares de kilómetros al volante como un conductor más, y si le apetece, le acompaño". Yo creo q el inefable Sr Navarro no comprende el lema "te gusta conducir". ¿Y si hacemos un mocho entre todos y le compramos un BMW? quizás asi entienda algo de lo que se siente cuando tienes que hacer 1200 kms todo el tiempo pendiente de que el radar de turno no te trinque a 151 kms/h ...quizás un C6 con chofer será mejor para el Caballero?, chofer femenino vestido de verde tal vez?, lo dejo que se me está yendo el tarro ](*,)
joer me sorprende Paco Costas, lo último que le leia y oia era bastante "servil", pero bueno no deja de decir la verdad no?????, esperaros 5 ó 6 meses a que la "cultura del portico" se asiente y veremos esos frenazos sin venir a cuento en cualqueir portico que se encuentre por la vía :roll: