Jaguar E-Type, ¿resulta preferible el seis cilindros al V12? / + Jaguar XJS AJ6 «straight six»

cybermad

Clan Leader
Jaguar E-Type, ¿resulta preferible el seis cilindros al V12?

Más allá de lo que a una parte del público le puedan atraer las grandes cifras prestacionales lo cierto es que la mejor mecánica es aquella capaz de coordinarse de forma efectiva con la base en la cual se inserta; algo con lo cual volvemos a toparnos cuando examinamos el paso del E-Type hacia su tercera serie y última serie ya en 1970.

Jaguar-E-Type-V12-Restaurado-1500x1125.jpg


De un tiempo a esta parte estamos insistiendo en el lema “no somos para tanto”. Lema aplicado por primera vez en nuestro artículo sobre el Peugeot 106 Sport, en el cual reflexionábamos sobre cómo dirigimos nuestros afanes a versiones situadas por encima de nuestras habilidades de manejo movidos por el simple fetiche de la potencia.

Así las cosas, el mercado de clásicos suele vivir picos de revalorización en referencia a ciertos modelos bendecidos con una aureola prestacional superior a otros que, pensando en frío, resultan en conjunto más manejables y sensatos. Algo que, en el caso del 106, poníamos en relación a cómo la versión Sport se encuentra injustamente olvidada frente al éxito de las GTI o Rallye.

Dicho esto, entre las unidades a subasta en Benzin durante el pasado mes de julio encontramos un Jaguar E-Type 4.2 capaz de hacernos reflexionar sobre lo siguiente: ¿tiene sentido optar por un V12 de la última serie en vez de por uno de estos recurrentes L6 de las dos primeras?

Una cuestión interesante pues, dejando a un lado las cotizaciones del modelo -cuyos picos al alza o a la baja no tienen tanto que ver con la potencia del motor como con lo antiguo de la unidad, llegando a cifras espectaculares si atendemos a los primeros ejemplos de la Serie I-, lo cierto es que entre determinados espectros de la afición existe un cierto anhelo por las mecánicas V12. Mecánicas que, en el caso del E-Type, posiblemente no sean las más adecuadas.

JAGUAR E-TYPE SERIE I, UNA BREVE GENEALOGÍA
Presentado en 1961, el Jaguar E-Type marcó el inicio de una nueva era en la marca de Coventry gracias a perpetuar el bloque de seis cilindros en línea ya montado en la saga XK sobre un bastidor con monocasco central y subchasis tubular delantero basado en del exitoso D-Type ganador en las 24 Horas de Le Mans.



Asimismo, el ingenio automovilístico británico de aquellos tiempos logró poner a este deportivo en los concesionarios con un precio de venta al público bastante inferior al marcado por sus homólogos en Ferrari y Aston Martin. En suma, con su E-Type Jaguar ponía el listón muy alto en todos los sentidos creando lo que sin duda sigue siendo uno de los mejores GT de la historia.

En este sentido, la primera generación del modelo -Serie I 3.8- se equipó con un L6 de 3.781 litros capaz de rendir 265 CV a 5.500 rpm gracias a la acción de tres carburadores triples SU HD8. Todo ello para un peso de 1.232 kilos en el caso del coupé y 1.129 en el del roadster domados por la acción del novedoso sistema de frenado con discos en las cuatro ruedas.

Tres años más tarde -en 1964- el Serie I 4.2 introdujo una gran cantidad de novedades empezando por el aumento de la cilindrada hasta los 4.235 cc sin por ello aumentar demasiado el peso del conjunto.




Asimismo el sistema eléctrico fue renovado por completo al tiempo que el sistema de frenado recibía un nuevo servofreno y el interior pasaba a equiparse con unos asientos más cómodos y modernos.

SERIES II Y III, CAMINANDO HACIA LA LLEGADA DEL V12
Llegados a 1968 Jaguar presentó la Serie II del E-Type continuando con la cilindrada de 4.2 litros. Y es que en esta generación las ventajas no vinieron tanto en el aspecto mecánico como en el del equipamiento, pasando a disponer de dirección asistida e incluso aire acondicionado en el catálogo de opciones disponibles.

Una meritoria puesta al día responsable de traer una revisión completa en materia de fiabilidad, siendo mejorados una gran cantidad de puntos delicados -especialmente en relación a la refrigeración- junto al rendimiento de la frenada -instalando unas pinzas de mayor tamaño para la mordida en todos y cada uno de los discos-.



De todos modos, lo cierto es que entrando a la década de los setenta el Jaguar E-Type comenzaba a adolecer el paso del tiempo; hecho éste aun más gravoso si tenemos en cuenta la renovación experimentada por los diseños italianos a firma de Ferrari o la recién llegada Lamborghini.

Una situación compleja para la cual Jaguar quiso armarse con un nuevo modelo -el futuro XJ-S- dotado con un motor V12 capaz de estar a la altura. Sin embargo el desarrollo del proyecto no estaba siendo precisamente rápido -de aquellas Jaguar volvía a pasar por uno de sus recurrentes vaivenes financieros– por lo que las prisas obligaron a estrenar en 1970 una versión postrera del E-Type basada en un bloque V12 derivado del utilizado en el Sport-Prototipo XJ-13.

DEL L6 AL V12
El seis en línea con doble árbol de levas de los Jaguar E-Type Series I y II tenía un diseño magnífico. De hecho esto no es sólo una opinión personal, sino el resultado de comparar esta mecánica con la de sus más próximos oponentes: los bloques V12 a cargo de Ferrari, los V8 acoplados a los Corvette y los L6 utilizados por Aston Martin.




Y es que, mientras en muchos aspectos el E-Type superaba a sus homólogos en Aston Martin en lo referido a los V12 de Ferrari -más potentes- y los V8 de Chevrolet -más rudos en la entrega de su par- el Jaguar conseguía responder adecuadamente jugando con los encantos de una respuesta elástica, progresiva y muy agradable.

Es decir, lejos de rebasar a sus competidores a golpe de prestaciones el de Coventry utilizó la seducción ejercida por una mecánica capaz de entregar fuerza desde bajas vueltas estirando la marcha como si uno pudiera empujar sin miedo el pedal de aceleración.



Asimismo, aunque este biplaza -dotado con una versión 2+2 desde 1965- adquirió la forma de un agradable y cómodo GT lo cierto es que, bajo las manos adecuadas, también podía dar alegrías en curva gracias a la estabilidad proporcionada por su tren trasero con doble muelle y amortiguador en cada rueda.

JAGUAR E-TYPE SERIE III, NUEVA CILINDRADA
Por el contrario, el doblar cilindros del V12 respecto al L6 no supuso un aumento notorio en la potencia. Es más, frente a los 265 CV Serie I 3.8 el Serie III sólo escaló hasta los 272 CV a pesar de situar su cilindrada en 5.343 cc.

Eso sí, la entrega de par no podía ser más deliciosa por lo que uno podía olvidar sin problemas el gasto en combustible -hay que alimentar a cuatro carburadores– y el mayor riesgo de averías dada la gran cantidad de piezas móviles.



Uno de los principales problemas del fetichismo dado en torno a las mecánicas más prestacionales es el no tener ya en cuenta dónde y cómo se va a conducir, sino incluso olvidarse de la base misma en la cual se va a instalar el motor.

CUANDO ENTRA EN JUEGO EL PESO
Dicho esto, de poco nos sirve un motor desproporcionado respecto a la capacidad del chasis. Y eso por no hablar del impacto sobre el comportamiento dinámico pues, a mayor cubicaje mayor peso y por ende mayores problemas en lo referido a las inercias. Eso que mucha gente olvida aunque ahí está tanto en la aceleración como en la frenada o el paso por curva.

En este sentido, el motor V12 de los Jaguar E-Type Serie III sube el peso del conjunto hasta los más de 1.450 kilos; muy por encima de los -recordemos- 1.129 kilos marcados por los roadster de primera generación. Asimismo, el punto de partida de estos últimos E-Type fue necesariamente el chasis alargado en 23 centímetros de la versión 2+2.




A partir de aquí no queda duda sobre cómo un peso más contundente y una mayor distancia entre ejes no ayudan precisamente a un mejor comportamiento más allá de ir lanzado en rectas. Y eso por no hablar de todo el trabajo realizado rápidamente a fin de adecuar la dirección, la suspensión, los frenos… En fin, el casar un motor enorme -308 kilos- con una base pensada para algo mucho más liviano y sutil.

MEJOR UN L6 QUE UN V12
Ni que decir tiene cómo el Jaguar E-Type es un automóvil sensacional en todas y cada una de sus versiones. No obstante, si usted se encuentra en la agradable situación de tener que escoger entre una versión con motor L6 y otra con motor V12 nosotros le aconsejamos, humildemente, la primera de ambas.

A fin de cuentas cuando hablamos de clásicos hablamos de disfrutar, de practicar una conducción casi siempre restringida a nuestra parcela de ocio a menos que uno opte por un “daily classic”; hecho para el cual nunca nos cansaremos de recomendar bien un Mercedes-Benz 190 o bien un Renault Twingo.



Dicho esto los E-Type con seis cilindros no sólo son los adecuados desde el punto de vista del diseño original lanzado en 1961; también lo son desde el del mantenimiento y el comportamiento en relación a lo que ha de ser un vehículo de colección. Y es que, como ya hemos dicho en otras ocasiones “no somos para tanto”; piense por ello en conjunto y no en base a la grandilocuencia de las prestaciones o los cilindros.

Por cierto, si la opinión de esta cabecera le es indiferente -o incluso molesta- le dejamos por aquí la sentencia del antiguo director de Jaguar Frank Raymond W. “Lofty” England: “el motor V12 nunca debió llegar al E-Type pues estaba pensando para el nuevo XJ-S”. Nada más que decir.
 

Basse Corniche

Ladyspeed
Miembro del Club
Raso y al pie: Si, sin duda el 6 cilindros antes que el V12. Yo los estoy llevando cada día ambos y no hay color.
 

Brugal

Flo-lelo
Miembro del Club
Si. No sólo por coste de mantenimiento sino por fiabilidad, es un coche para pasear, no para correr, y en España el V12 se recalienta, no está diseñado para las temperaturas de aqui
 

cybermad

Clan Leader
Jaguar XJS AJ6 «straight six», cuando menos es más

Aunque el XJS nació condicionado por la gran sombra de su excelente predecesor, lo cierto es que fue un GT capaz de adaptarse a las circunstancias llegando a ofrecer versiones con motor L6 capaces de haberse desprendido de los mucho más complejos V12.

Jaguar-XJS-Descapotable.jpg


A comienzos de los años setenta Jaguar tenía un serio problema. Bueno, en realidad tenía al menos dos. Para empezar la histórica casa británica se encontraba pasando otra de sus recurrentes crisis financieras. Es más, las dificultades ya habían condicionado su integración en el grupo BMC allá por 1966 compartiendo así espacio con referencias populares como Morris o Austin.

Tras esto los percances contables no mermaron siquiera con la suma de Leyland Rover a finales de 1967, desembocando finalmente en la nacionalización en 1975 de aquel conglomerado empresarial difícilmente gobernable bajo el mandato del laborista Harold Wilson.

Asimismo, en un plano más relativo a su gama de vehículos la franca desactualización del Jaguar E-Type empezaba a pasar factura. Presentado en 1961, aunque éste había marcado un hito absolutamente fundamental en la historia del automovilismo británico resultaba evidente cómo los nuevos y potentes GT italianos -ya en plena transición al “diseño en cuña”– estaban tomando la delantera en los mercados europeos.

Hecho éste fácilmente comprensible si analizamos las ventas del Jaguar E-Type Serie III, con más del 90% de las unidades fabricadas desde su presentación en 1971 destinadas al mercado estadounidense. Una situación compleja en la que Jaguar debía dar un paso al frente presentando un GT capaz de renovar y trascender a su antecesor. Algo realmente muy difícil de lograr.

JAGUAR E-TYPE SERIE III, DEMASIADO MOTOR
Aunque su cilindrada escaló por encima de los cuatro litros el del Jaguar E-Type fue un motor con seis cilindros en línea plenamente adecuado a su chasis durante las dos primeras series del modelo.



No obstante, de cara a la tercera y última serie del mismo la dirección de la marca consideró oportuno incorporar un enorme bloque V12 -con más de 300 kilos de peso- destinado en principio al sucesor de este GT; a la postre, el XJS de 1975.

Y vaya, realmente aquello resultó ser algo polémico aún cosechando unas cifras de ventas que sólo en la versión descapotable se situaron en torno a las 7.000 unidades. En primer lugar la Serie III tuvo que partir del chasis alargado inherente a la versión 2+2 a fin de poder acomodar el V12 dentro de un vano motor demasiado escueto para semejante mecánica.

Obviamente esto no sólo condicionó una mayor distancia entre ejes, sino también un sobrepeso responsable de alterar seriamente el comportamiento dinámico; hecho por el cual los ingenieros de Jaguar tuvieron que afanarse en reconfigurar tanto las suspensiones como la dirección.



Todo ello para que, además, la disonancia entre el V12 y la base sobre la cual se asentaba hiciera aún más llamativa la distancia dada entre el E-Type y sus nuevos competidores italianos.

CUANDO TIENES MOTOR PERO TE FALTA LA BASE
A estas alturas quizás usted se pregunte “cómo pudo ocurrir aquello con el Jaguar E-Type Serie III”. Bueno, la respuesta es sencilla: gracias a la competición la casa británica disponía de un bloque V12 con cinco litros de cilindrada desde que en 1966 el proyecto XJ13 viera la luz con la intención de conquistar las 24 Horas de Le Mans.

Algo fallido no sólo por el dominio de Ferrari y Ford en la prueba francesa durante aquellos años, sino porque siquiera llegó a tomar la salida debido a los enormes costes de desarrollo exigidos para poner a punto semejante diseño; a la postre, el hecho decisivo a fin de entender cómo aquel espectacular Sport-Prototipo quedó abortado en plena fase de desarrollo.



No obstante, de aquella experiencia Jaguar había sacado en claro un motor perfectamente creíble para su llegada a serie. En suma, la oportunidad perfecta para empezar el desarrollo de un nuevo y ambicioso GT con el cual sustituir de manera exitosa al E-Type.

De todos modos la economía siempre manda y, como hemos visto, la de Jaguar no era precisamente boyante durante aquellos años a caballo entre los sesenta y los setenta. Debido a ello el diseño tanto de chasis como de carrocería correspondiente al que acabaría recibiendo el nombre de XJS empezó con retraso.

1975, NACE EL JAGUAR XJS
Desesperada por la tardanza en desarrollar el XJS y preocupada por lo anticuado del E-Type la dirección de Jaguar lanzó -como ya hemos indicado antes- la Serie III a fin de ganar tiempo a la desesperada.



Un error, un craso error que el propio director de la marca reconoció comentando cómo aquel bloque V12 nunca debería haber acabado bajo el capó del E-Type pues a, fin de cuentas, era demasiado grande para un coche diseñado en torno al L6 procedente de la familia XJ.

Sin embargo, al fin en otoño de 1975 las cosas parecían ponerse en su lugar con la deseada llegada del Jaguar XJS. Dirigido contra Lamborghini, Ferrari y Porsche -de hecho uno de sus primeros materiales publicitarios aludía a un supuesto temor despertado en Turín, Módena y Stuttgart respectivamente- de éste se esperaba no sólo superar el recuerdo del E-Type sino también aupar a la casa británica hasta una nueva era de modernidad técnica y contable.

LLEGA EL MOMENTO DEL REMPLAZO
Puesto sobre el asfalto el Jaguar XJS decepcionó a propios y extraños. En primer lugar, los fanáticos de la marca no vieron en este GT algo capaz de mejorar lo establecido por su predecesor. Y es que hay antepasados tan icónicos capaces de sepultar con la sombra de la comparación a sus vástagos; justo el caso aquí experimentado.



Asimismo el diseño del XJS no convenció en absoluto; menos aún si sus líneas eran comparadas con las mucho más modernas a cargo de Pininfarina y Bertone, de aquellas echadas a un galope futurista absolutamente contrario al clasicismo con toque antiguo inherente al nuevo GT de Jaguar.

De todos modos la estética no dejar de ser una cierta banalidad cuando se están buscando prestaciones y comportamiento dinámico. Dos aspectos en los cuales el Jaguar XJS tampoco conseguía superar a sus competidores a pesar de rendir 285 CV ya en su primera versión.

Y es que, a pesar de tener potencia, ésta se envolvía en un chasis más pensado en base a la comodidad que a la conducción deportiva. Hecho éste capaz de alejarlo de los rabiosos modelos italianos a los cuales quería plantar cara para acercarlo así al 450 SLC de Mercedes.



Por cierto, un modelo que como el Jaguar también tuvo en los Estados Unidos su mercado natural. Sólo un dato: durante sus primeros años en torno al 80 % de todos los XJS acabaron al otro lado del Atlántico.

ESPERANZAS ROTAS POR UN CONTEXTO ADVERSO
Revisando algunas pruebas de la época vemos cómo las alabanzas a las prestaciones dadas por el Jaguar XJS son constantes. Además es un coche dotado con una excelente frenada y una reseñable estabilidad. Todo ello rematado con un confort de marcha a la altura de su interior pleno en exquisitos detalles propios de la tradición británica.

En suma, un concepto, un automóvil, excelente en todos los sentidos aunque aquejado de tres problemas -sin contar la consabida cantinela en base a la falta de fiabilidad tan presente en ciertos círculos poco proclives al motor británico-.



El primero era del de ser un excelente GT pero sin el toque deportivo necesario -hablamos de un coche grande e incluso demasiado pesado con 1.750 kilos- para oponerse con éxito a los Ferrari y Lamborghini. Algo realmente no muy importante pues, a fin de cuentas, el tiro errado no había sido desperdiciado ya que casualmente orientaba al XJS hasta los ámbitos dominados por Mercedes en Estados Unidos.

DEMASIADO CONSUMO EN PLENA CRISIS DEL PETRÓLEO
Después de esto está el de la larga sombra del E-Type. Algo de lo cual se habla bastante ahora aunque, de aquellas, sólo parecía importar a los apasionados del motor pues, a fin de cuentas y por mucho que nos duela reconocerlo, muchos -quizás la mayoría- de los compradores relativos a la alta gama no saben realmente ni lo que están comprando. Es más, en el caso de los modelos más prestacionales no saben siquiera cómo conducirlos.

Dicho esto el tercer y último problema era mucho más serio. Y es que, con un consumo superior a los 21 litros (!¡), el V12 del Jaguar XJS era un despropósito radical en plena Crisis del Petróleo; un despropósito capaz de llevar por la calle de la amargura a concesionarios, contables, ingenieros y, claro está, directivos de una empresa recién rescatada por el estado y por ello necesitada de un saneamiento financiero inmediato.

LLEGA LA RESPUESTA AL EXCESO DE CONSUMO
Como puede usted imaginarse, lector avezado capaz de ir más allá del titular pues para que se haga una idea aquí en Word ya vamos por casi la cuarta página, en Jaguar no estaban para respuestas mecánicas rápidas a pesar de que realmente les iba la vida en ello.



No obstante, aun con medios limitados y a contracorriente los técnicos de la marca pudieron tener listo para 1981 un rediseño del bloque V12 capaz de ahorrar todo lo posible en combustible. Es más, tanto quisieron incidir en dicho aspecto que lo llamaron High Efficiency.

Asimismo esto no implicó una reducción en las prestaciones, las cuales de hecho aumentaron hasta los casi 300 CV en el caso de las unidades europeas, unos 30 CV menos en las estadounidenses debido a las normativas más restrictivas en relación a los catalizadores.

Con todo ello se podía pensar que en Jaguar habían hecho los deberes. Pero no, les quedaba mucho más por delante. Mucho más que, haciendo caso al lema “menos es más” -esencial en no pocos casos relativos al diseño industrial-, habría de dar un paso atrás justo en la forma contraria a lo interpretado por el E-Type Serie III. Es decir, pasando de un V12 a un L6.

JAGUAR XJS, DEL V12 AL L6
En 1983 Jaguar tomó una decisión valiente y acertada. Y es que, si el XJS no estaba compitiendo contra lo mejor de la producción italiana en materia deportiva… ¿A cuento de que venía seguir apostando por un complejo V12 con tendencia a consumir más de la cuenta? A fin de cuentas, para ser un automóvil cómodo y lujoso a la altura de los Mercedes-Benz 450 SLC le valía con una mecánica más modesta.



De esta manera, la aparición del seis en línea AJ6 “straight-six” con 3.6 litros e inyección electrónica fue todo un acierto al menos para quien suscribe este artículo. De hecho éste sólo se usó en un primer momento para los XJS enfocados al mercado europeo, permitiendo así un cierto repunte de la presencia de Jaguar en los mismos.

Y vaya, aunque la potencia disminuyó cayendo hasta los 228 CV ésta parecía suficiente para disfrutar sin alardes -éste nunca fue un modelo pensado en las curvas- de una conducción agradable a los mandos de un lujoso GT capaz de engullir con estilo horas y horas de autopista.

En fin, si bien al E-Type merece la pena recordarlo en el esplendor de sus Series I y II con motores L6, al XJS no le viene nada mal el reivindicarlo también con 6 en vez de 12 cilindros bajó el capó. A veces menos es más; eso lo sabía Mies Van der Rohe y ahora lo sabemos nosotros.
 

Sechs

CEO DOS CFA
Moderador
Miembro del Club
En estos coches en los que estaba "El Príncipe de la Oscuridad" (a.k.a. Lucas) me da la sensación que quitar media docena de cilindros es quitar media docena de problemas.
 
Arriba