Respecto a los vehículos ligeros se ha observado casos en los cuales el nivel de aceite aumenta en lugar de disminuir, dándose casos en que se supera ampliamente la señal de máximo de la varilla. Aunque puedan parecer buen noticias, no lo son: en estas circunstancias no solo obtendremos el mismo problema de dilución, sino que será además especialmente grave, dado que en estos casos la concentración de combustible es muy alta y ello puede provocar desgastes rápidos y averías. En ocasiones se puede detectar una bajada de presión y/o de potencia si se da este caso.
De hecho, algunos fabricantes han marcado una nueva señal por encima del máximo como indicación de alarma. Si se observa un aumento del nivel excesivo, se debe reducir a la mitad el kilometraje de cambio de lubricante, una indicación que aparece en el libro de mantenimiento del vehículo y se debe observar para mantener la garantía.
Además, al consumirse el lubricante (1 litro cada 10.000 kms) y ser sustituido por el carburante, se da una disminución de la concentración de los aditivos, por lo que pierden parte de su acción protectora del motor.
En el caso concreto de los coches diésel también se produce entrada de gasóleo en el cárter por efecto de las postinyecciones que se realizan al regenerar el filtro de partículas para que los gases del carburante lleguen hasta él y ayuden a su regeneración mediante calor. Como no todo el gasóleo pasa a gas, parte del combustible entra en el cárter, lo que produce la temida dilución del aceite.