Fotos PRUEBA: Porsche 959 Komfort

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PRUEBA: Porsche 959 Komfort
¡Siempre por delante!


30 julio, 2022
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Porsche comercializó la generación G de su 911 entre 1978 y 1989. Y esta segunda familia del mito alemán vio nacer uno de los mejores deportivos de todos los tiempos. A este Porsche derivado en parte del 911 se le puso un nombre comercial de 959, aunque antes, durante su desarrollo ya había recibido el apodo de C29 y más tarde Grouppe B Prototype. Pero, antes de empezar con la prueba del Porsche 959 Komfort, déjame que te hable un poco acerca de su historia.

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La versión de calle del 959 vio la luz en el Salón del Automóvil de Frankfurt de 1985 como año modelo de 1986, pero bastantes problemas de última hora retrasaron la producción más de un año. Finalmente el Porsche 959 -conoce su historia- salió al mercado en 1987 tras cinco años de desarrollo, una inversión brutal y un palmares sorprendente ya que antes de venderse como coche matriculado los ingenieros de Porsche lo habían sometido a un sinfín de pruebas de competición.

Pruebas tan importantes como el París-Dakar o las 24 Horas de Le Mans. Y es que Porsche quiso primero construir un automóvil de rallye de Grupo B y más tarde tuvo que hacer un automóvil de producción homologado para el día a día y diseñado para satisfacer las regulaciones de la FIA que obligan a que se construya un número mínimo de 200 unidades legales de calle.

El Porsche más avanzado de los ’80
Pero antes de contar con detalle estos momentos clave que le permitieron alcanzar la consideración de leyenda incluso antes de salir al mercado, y mi experiencia a bordo de una de las pocas unidades que llegaron a España, diremos que el 959 llegó a los concesionarios españoles con un precio de 37.000.000 de pesetas, cerca de 220.000 euros al cambio, curiosamente una venta a pérdidas ya que se decía que era la mitad de lo que le costaba a la marca construir cada unidad. Sea como fuere, la producción del mejor deportivo de la época terminó en 1988 después de fabricar 292 coches completos. Aunque en realidad, en total se construyeron 337 unidades del 959, incluidos 37 prototipos y modelos de preproducción.

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El 959 tiene tras de sí una increíble historia que relata la exclusividad que los ingenieros de la marca quisieron otorgar a su modelo estrella, y en este caso hablamos de materiales, sistemas o ingeniería que en muchos casos se estrenaban en un modelo de producción a partir de un coche de carreras. Y es que gran parte del presupuesto de desarrollo se fue invirtiendo en materiales técnicos tan avanzados como el Poliuretano termoplástico utilizado en los elementos aerodinámicos inferiores; el Kevlar (que es diez veces más resistente que el acero a igualdad de peso), utilizado en techo, aletas y en el capó posterior; el aluminio (utilizado en el capó delantero y en las puertas); o los bajos, que fueron construidos con el ligerísimo Nomex.

El diseño alcanzó un coeficiente aerodinámico sin precedentes: 0,31. El Ferrari F40 (prueba) tenía un coeficiente de 0,34, ya considerado excepcional en este sentido. Además contaba con un sistema de tracción total muy eficaz convirtiéndose en uno de los primeros vehículos de altas prestaciones de calle en utilizar este sistema, un fondo plano que mejoraba notablemente la aerodinámica, una suspensión regulable en altura y dureza, los primeros sensores de presión de neumáticos de la historia o unas llantas de magnesio con radios huecos.

Muchas de estas soluciones innovadoras por entonces permitieron reducir el peso total del 959 hasta los 1450 kg, pero también situar al 959 en una posición privilegiada dentro del segmento de los modelos deportivos de altas prestaciones. De hecho, el 959 supuso un antes y un después en la historia de la marca alemana.

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Radiografía del Porsche 959.

Otra de las muchas curiosidades del 959 que conviene resaltar antes de entrar en harina es que no se fabricó en la fábrica de Porsche en Zuffenhausen, sino que el coche salía de una línea de montaje de Karosserie Baur en Stuttgart, un carrocero de excelente reputación que trabajó con marcas tan importantes como Audi, BMW o Lamborghini. Eso sí, el 959 se construía pieza a pieza en un trabajo supervisado con la lupa del personal de Porsche desplazado a este enclave.

Acababa de nacer el Porsche que catapultaría a la marca alemana en la consecución de sus logros a partir de ese momento, entre otras cosas sentando las bases para evolucionar el Porsche 911 -conoce su historia- a un modelo mucho más avanzado y eficaz en esa lucha constante por mejorar el comportamiento de un deportivo con el motor colgado por detrás del eje trasero y todo lo que ello implicaba.

Y si por algo se caracterizaba el 959 era por su extraordinaria combinación de modelo súperdeportivo y veloz, su eficacia y su relativa facilidad de conducirlo a velocidades inconfesables. A los ingenieros de Porsche les había costado un mundo pero al final habían logrado su objetivo: diseñar, desarrollar y construir el mejor deportivo de la época y un coche que se adelantaba no menos de diez años en el tiempo dejando a sus rivales con dos palmos de narices.

Prueba del Porsche 959 Komfort
Siempre hemos dicho que conducir un Porsche es un privilegio, que conducir un 911 es un sueño, pero conducir un 959, aunque fuese en 2005 y ya hubieran visto la luz modelos tan imponentes como el McLaren F1 o el Ferrari F40 entre otros muchos, fue para el que firma este artículo un momento sublime en su trayectoria profesional.




Y eso que el empresario amigo que me dejó conducir su coche me dijo una frase corta que se me quedó grabada para siempre y que me coaccionó bastante los primeros instantes de la prueba: el que rompe, paga. Claro que una mueca de sonrisa en su rostro algunos segundos después me tranquilizó bastante. Pero la bromita ya casi me había puesto hasta mal cuerpo.

En cualquier caso, con broma o sin ella, los primeros compases a bordo de esta joya fueron un poco tensos por la responsabilidad… y porque no pensaba/podía ir a paso de tortuga, con esta joya no. Sin embargo en algún momento dado durante los primeros kilómetros sentí que el Porsche 959 Komfort de la prueba me transmitía más confianza de la esperada y como que me vino a decir: tú conduce que haré todo lo posible para que disfrutes como nunca. Y así fue.

Los datos sobre el papel eran contundentes, de los que te ponen en guardia y te activan el modo seguridad, es decir, pásalo bien, saca partido del coche, pero deja siempre suficiente margen ante un posible error: motor de seis cilindros opuestos, que fue el primer bóxer en incorporar un sistema de refrigeración mixta que utilizaba agua y aire debido al increíble calor que generaba; con culatas de cuatro válvulas por cilindro, doble turbo secuencial con intercooler y un total de 450 CV con los que se alcanzaba los 315 km/h, convirtiéndolo en el deportivo de calle más rápido del mundo hasta que llegó el Ferrari F40 un año después.

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El deportivo alemán tenía siete ordenadores internos para controlar la tracción total, los turbos, la altura de la carrocería, el control de la suspensión… y el cambio manual era de seis marchas, aunque no como tal marcadas en el pomo de la palanca de cambios. Era otra de las curiosidades e innovaciones del 959.

Y aunque Porsche aseguraba que la “G” señalada en el cambio donde debería ir la 1ª, que además era la inicial de “Gelände” que significa “Terreno” en alemán, era una especie de primera con reductora por si el 959 se metía en una zona de adherencia comprometida debido a sus comienzos dakarianos, había quien sostenía que se trataba de un pequeño truco para superar las homologaciones de ruido en algunos países.

Fuera uno u otro, o ambos, los cometidos de la misteriosa “G”, lo cierto es que nosotros no apreciamos una marcha ultra corta sino una primera casi normal (con ella superabas ligeramente los 60 km/h) que daba paso a una segunda, marcada como 1ª en el pomo, que lanzaba al 959, en su versión “Komfort”, a lograr una aceleración de 0 a 100 km/h en 3,9 segundos (4,1 el actual 911 Carrera GTS Coupé de 480 CV y 3,9 el actual 911 GT3 de 510 CV y cambio manual), datos que dejan cristalino el poder prestacional del modelo probado, y más si cabe si nos trasladamos en el tiempo a 1987.





Pero además, el 959 aceleraba de 0 a 200 km/h en 14,3 segundos y de 0 a 300 km/h en 45,3 segundos. Mientras que la recuperación a la hora de realizar un adelantamiento de 80 a 120 km/h paraba el cronómetro en 2,3 segundos, un suspiro.

Claro que para lograr estos datos ayudaba mucho el peso, pero sobre todo la tracción total. Y es que el 959 fue uno de los primeros vehículos de alto rendimiento en utilizar este sistema de serie, proporcionando la base para el primer modelo Carrera 4 de tracción total. De hecho, los directivos de Porsche vieron tantas posibilidades para el sistema que optaron por hacer que este tipo de tracción total fuera de serie en todas las versiones del 911 Turbo, comenzando con la variante 993.

Una bestia en tierra y en circuito
La verdad es que Porsche participó y ganó el Rally París-Dakar de 1984 (tres años antes de poner en la calle el 959) con el 911 Carrera 3.2 y una tracción total especialmente desarrollada para la ocasión. Porque ya entonces los ingenieros tenían claro que podría ser la mejor solución en modelos de gran potencia. Además, la del 959 no era una tracción total cualquiera, era el sistema Porsche-Steuer Kupplung (PSK), capaz de cambiar la distribución de par entre el eje trasero y delantero de forma automática tanto en seco como en condiciones de baja adherencia.

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Este sistema PSK le ponía la guinda al 959 de cara a combinar la eficacia de un coche de carreras cuyo objetivo era ganarlo todo y en cualquier terreno, con la exclusividad de un eficaz coche de calle. En condiciones normales el reparto entre ejes era del 50 por ciento. Pero acelerando a tope, el sistema PSK activaba un embrague multidisco controlado electrónicamente que enviaba hasta el 80% de la potencia disponible a las ruedas traseras, por lo que no perdía en ningún caso su personalidad de gran deportivo de tracción trasera y la bendita obligación de hacer manos sobre el volante para contrarrestar los más que habituales sobrevirajes, sobre todo en pisos de baja adherencia.

Pero si en esa época este reparto de potencia entre ejes de forma automática con testigos de esa distribución a la vista del piloto en el cuadro ya era una tecnología extremadamente avanzada, el poder seleccionar con una maneta entre cuatro programas de tracción: seco, mojado, nieve o hielo, eso ya era el súmmum. Y parte de esa sensación de tenerlo todo controlado en todo momento era responsabilidad de este sistema.

Porque de vuelta a nuestra toma de contacto, comprobamos que en seco el 959 negocia las curvas con una naturalidad y eficacia sorprendentes, casi como si fuésemos de paseo y no “al ataque”, aunque una ojeada rápida al velocímetro nos ponía enseguida sobre aviso: íbamos muy, pero que muy deprisa.

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Otra ayuda clave para lograr el increíble aplomo del 959 era la suspensión hidráulica regulable en altura y dureza. Porque el súper deportivo alemán contaba con dos amortiguadores por rueda unidos por un circuito hidráulico gracias al que se podían seleccionar tres niveles de dureza y una altura libre al suelo de 12, 15 o 18 centímetros. En cualquier caso, a partir de los 160 km/h, la suspensión dejaba una distancia al suelo mínima de 12 centímetros para mejorar el aplomo y la aerodinámica.

Este sistema junto con otros avances casi de película permitieron a Porsche ganar con el 959 el Rally París-Dakar en el año 1986. Porsche inscribió tres coches en la carrera, en la que el 959 consiguió el doblete, que incluía como ganador a René Metge y a Jackie Ickx (ya campeón en 1984 con el Porsche 911 SC 4×4) en segunda posición. Para mayor sorpresa de todos, el Porsche 959 estableció el récord de velocidad de la prueba en 234 km/h ¡en el desierto!

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Tres unidades del Porsche 959 del equipo Rothmans en el Paris-Dakar de 1986.
Los coches preparados para la ocasión contaban con una altura libre al suelo de 30 centímetros. Pero la hazaña del 959 llegó aún más lejos porque ese mismo año y en su variante de circuito Porsche inscribió al 959 bajo el nombre de 961 en la categoría IMSA GTX, es decir para coches de Grupo B con tracción total. El coche, con una potencia aumentada hasta los casi 700 CV, termino primero de su clase (era el único inscrito en IMSA GTX) y séptimo de la general, un logro que quedó grabado en los libros de historia del automovilismo deportivo.

Una joya al alcance de muy pocos
Volviendo a nuestra prueba, si en curva el 959 nos parecía de una eficacia brutal, la aceleración hasta llegar al siguiente codo era tan inmediata que no dejaba que nos relajásemos ni un segundo. En este sentido conviene destacar la entrega de potencia que los ingenieros de Porsche habían intentado suavizar con el funcionamiento del doble turbo secuencial KKK. El primer turbo, algo más pequeño trabajaba hasta las 4.500 rpm y a partir de ese régimen entraba en funcionamiento también el otro.

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En parte el 959 sí eliminó el incómodo turbo lag o retraso en la respuesta, sin embargo todavía mostraba cierta entrega brusca que se apreciaba a partir de las 3.000 rpm, desde luego muy superior a lo que Porsche fue consiguiendo en sus 911 Turbo con el tiempo hasta casi hacer desaparecer ese bache de empuje.

Y sorprendente la facilidad del coche para circular por ciudad rodeados de comodidad y sin que embrague, dirección o visibilidad perimetral nos obliguen a conducir tensos o preocupados. Como siempre que se conduce una “rara avis”, más preocupados por que algún curioso que se acerque demasiado nos roce el coche sin querer.

Después de unas cuantas frenadas fuertes para comprobar la impresionante eficacia de los cuatro discos ventilados con ABS (los metros empleados en la frenada de 200 km/h a 0 del 959 son 160), el propietario de la unidad probada, que no se ha separado ni de mi ni de su joya ni para ir al baño, se está mareando y me pide por favor que vayamos a una autopista sin tanta curva.

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Por supuesto cuando llegue a ese escenario no voy a alcanzar la velocidad máxima de 315 km/h, pero puedo probar su aceleración y su aplomo a velocidad de crucero. Entonces lo primero que me sorprende es la baja sonoridad aerodinámica a alta velocidad, mérito del increíble trabajo de los ingenieros con el diseño de la carrocería y el fondo plano, más eficaz todavía al bajar la altura de la carrocería de forma automática como ya hemos comentado anteriormente. Este truco, que luego terminaron adoptando muchos otros deportivos, proporciona una imperturbable dinámica rectilínea que se agradece más de lo esperado.

El 959 parece un 911 con culo, pero es solo eso, parecido. En el interior tres cuartos de lo mismo. A simple vista nadie podía decir que no es un Porsche, y las similitudes con un 911 son claras. Pero una vez al volante tienes que resetear tus recuerdos a bordo de numerosos 911 y habituarte a los nuevos mandos y disposición. Más relojes, más información, nuevos reglajes… y muchos sistemas que parecían más propios de un prototipo que de un modelo matriculado. Como el que avisaba de un pinchazo o de una llanta agrietada. Hay que pensar que el 959 llevaba delante neumáticos 235/45 R17 y detrás 255/40 R17 montados en llantas de magnesio con radios huecos.

Camino de la autopista me cruzo con un 911 en sentido contrario y al poco le tengo pegado detrás con los ojos fuera de las órbitas. Tras unos minutos analizando la parte trasera del 959 y sus evoluciones ya a un ritmo divertido pero poco mareante, me adelanta con calma observando sin prisa las líneas y enseñándonos el dedo pulgar de la mano derecha.

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Los más entendidos saben lo que es y lo que en la historia significa el 959. Nosotros pudimos conducirlo y la despedida fue más dura de lo esperado. Mi amigo, respirando profundamente, me dice que cuando quiera nos damos otra vuelta, pero sé que lo dice con la boca pequeña y sé de antemano que eso no va a volver a ocurrir. Pero no le guardo rencor porque yo habría tomado la misma decisión. Las joyas no conviene prestarlas bajo ningún concepto.

Ficha técnica Porsche 959 Komfort
Motor Cilindrada 2.850 cc
Cilindros Bóxer trasero, 6 cilindros
Potencia máxima 450 CV / 6.500 rpm
Par máximo 500 Nm / 5.100 rpm
Alimentación Tipo Doble turbo
Inyección electrónica
Intercooler
Transmisión Caja de Cambios Manual, 6 velocidades
Tracción Total
Suspensión Delantera Independiente
Muelles helicoidales
Amortiguadores regulables
Trasera Independiente
Muelles helicoidales
Amortiguadores regulables
Frenos Delanteros Discos ventilados
Traseros Discos ventilados
Dimensiones Longitud 4.260 mm
Anchura 1.840 mm
Altura 1.199 mm
Distancia entre ejes 2.268 mm
Maletero Volumen 90 litros
Peso Peso 1.450 kg
Prestaciones Velocidad máxima 315 km/h
Aceleración 0-100 Km/h 3,9″
Consumo Combinado 11,1 l/100 km
Velocidad baja n.d.
Velocidad media n.d.
Velocidad alta n.d.
Velocidad muy alta n.d.
Producción Unidades 337
Precio Precio oficial 37.000.000 pesetas (1987)
 
Última edición:

-ENRI-

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El mejor coche necesita un conductor que también lo sea...

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The 959 - Sport vs Komfort | RS

5 may 2022



Cuando Porsche debutó con el 959 en 1986, era fácilmente el automóvil tecnológicamente más avanzado del mundo.
Su altura de manejo y suspensión amortiguadora se ajustaban electrónicamente mediante perillas montadas en la consola central. Presentaba el primer sistema de control de la presión de los neumáticos en un automóvil de producción y un sistema de tracción en las cuatro ruedas controlado electrónicamente que ajustaba la salida de par al eje trasero según el modo en que estaba configurado. Su motor se basaba en el del Le El 956, ganador del premio Mans, presentaba un revolucionario sistema de turbocompresor secuencial con válvulas controladas por el microprocesador de la computadora del motor que regularía la transición del funcionamiento de uno a ambos turbocompresores.
A pesar de que su intención original, mientras se desarrollaba en 1983, era competir en el rally del Grupo B, el automóvil de producción se convirtió en el automóvil legal de carretera más rápido del mundo, solo rivalizado por el Ferrari F40.
Naturalmente, llamó la atención del mundo del automóvil, incluidos los cofundadores de Microsoft, Bill Gates y Paul Allen. Ambos ordenaron 959, junto con su compañero aficionado a Porsche, Jerry Seinfeld, a pesar de que Porsche no tenía planes de federalizar el 959 para importarlo a los EE. UU. Los autos fueron incautados ya que el modelo no había sido probado contra choques ni certificado para aprobar las leyes de emisiones. Para no ser disuadidos, presionaron por una exención a las leyes de importación de la época y después de trece años y la ayuda de personas como Bruce Canepa, la enmienda "Mostrar y exhibir" fue aprobada en el Congreso. Otorgó elegibilidad para la importación de automóviles sin pasar las pruebas de choque, emisiones u otras pruebas si "tiene tal importancia histórica o tecnológica que es de interés público mostrarlo o exhibirlo en los Estados Unidos, aunque sería difícil o imposible hacer que el vehículo cumpla con las normas federales de seguridad de vehículos motorizados".
Este 959 Komfort es el que compró Paul Allen, y uno de los autos que iniciaron el impulso para la enmienda a las Normas Federales de Seguridad de Vehículos Motorizados de los Estados Unidos.



When Porsche debuted the 959 in 1986, it was quite easily the most technologically advanced car in the world.
Its ride height and dampening suspension were electronically adjustable by knobs mounted in the center console. It featured the first tire pressure monitoring system in a production car, and an electronically controlled four-wheel-drive system that would adjust torque output to the rear axle depending on the mode it was set in. Its engine was based on that of the Le Mans-winning 956 but featured a revolutionary sequential turbocharging system with valves controlled by the engine computer's microprocessor that would regulate the transition from single to both turbochargers operation.
Despite its original intent while being developed in 1983 was to compete in the Group B rally, the production car became the world's fastest road-legal car, rivaled only by the Ferrari F40.
Naturally, it caught the attention of the automotive world, including Microsoft cofounders Bill Gates and Paul Allen. They both ordered 959s- along with fellow Porsche aficionado Jerry Seinfeld- despite Porsche having no plan to federalize the 959 for importation into the USA. The cars were impounded as the model had not been crash-tested or certified to pass emission laws. Not to be dissuaded- they pushed for an exemption to the era's importation laws and after thirteen years and the assistance of individuals such as Bruce Canepa, the "Show, and Display" amendment was passed in Congress. It granted eligibility for the importation of cars without passing crash testing, emissions, or other tests if it "is of such historical or technological significance that it is in the public interest to show or display it in the United States even though it would be difficult or impossible to bring the vehicle into compliance with the federal motor vehicle safety standards."
This 959 Komfort is the one purchased by Paul Allen, and one of the cars which initiated the push for the amendment to the United States Federal Motor Vehicle Safety Standards.
 

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De crío flipaba con estecoche hoy en día aún más.
 

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https://www.bmwfaq.org/threads/pors...feld-restauracion-de-porsche-classis.1032232/

Extraordinaria parada en pits: el 959 S de Nick Heidfeld visita Porsche Classic
04.07.2022

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Porsche Classic realizó una restauración de fábrica de un modelo muy inusual: un 959 S del que solo fueron fabricados 29 ejemplares. Además, este pertenece al expiloto de Fórmula 1 Nick Heidfeld.

Ya sea por su elevada potencia, aceleración, velocidad máxima o precio original, los entusiastas de los autos de las décadas de 1980 y 1990 recordarán sin duda al Porsche 959 como uno de los modelos más importantes de esa época. Un superdeportivo con una velocidad máxima de 315 km/h, del que Porsche solo fabricó 292 ejemplares. El expiloto de carreras Nick Heidfeld posee la versión Sport, aún más exclusiva, de la que solo fueron construidas 29 unidades. Es más potente, tiene 515 CV y alcanza una velocidad máxima de 339 km/h. Y esta pieza de coleccionista tiene otra cifra que bate récords: su bajo kilometraje. El 959 S de Heidfeld tenía solo 4183 kilómetros cuando lo llevó a Porsche Classic en el verano boreal de 2017.

A pesar de estar apenas rodado, este 959 ya necesitaba una amplia revisión técnica: "Si un auto tan innovador desde el punto de vista tecnológico no se conduce con regularidad, los daños por estar parado son inevitables", dijo Uwe Makrutzki, Director de Restauración de Fábrica de Porsche Classic. "Hay que revisar completamente el sistema de propulsión y el chasís. La experiencia ha demostrado que cualquier intento de ahorrar trabajo acaba dando problemas al final".

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Al igual que todos los propietarios de un Porsche clásico, los que tienen un 959 se pueden beneficiar de la experiencia y el utillaje únicos de este departamento, totalmente integrado en la empresa. Cuando la producción del superdeportivo llegó a su fin, Porsche Classic se hizo con las herramientas de mantenimiento y diagnóstico de todas las áreas de la fábrica. A ello se añade una gran experiencia con este modelo tan exclusivo: "Casi todos los 959 han estado con nosotros al menos una vez en su vida", dijo Makrutzki. "Así que tenemos mucha práctica. Sin embargo, debido a la gran complejidad de la tecnología, una revisión de un 959 es siempre una misión muy especial y maravillosa". En el caso del 959 S de Heidfeld, el diagnóstico reveló, entre otras cosas, que el sistema de gestión del motor había sido modificado. Tras consultarlo con el propietario, el personal de Porsche Classic restauró la unidad Motronic a su estado original.

Una leyenda de alta tecnología
En diciembre de 2021, el 959 S del expiloto de Fórmula 1 estuvo listo para volver a salir a la carretera. "He tenido el privilegio de conducir muchos autos de altas prestaciones, pero esta leyenda de la alta tecnología es algo especial para mí”, dijo Heidfeld. “A finales de los años 80, era un adolescente aficionado a los coches y para mí este Porsche siempre fue extraordinario. En aquella época, el 959 era el auto de producción más rápido del mundo y, con diferencia, el más avanzado. Por eso, incluso hoy, no se conduce como un vehículo de hace 30 años, sino como un auto mucho más moderno".




Para que la reparación sea un éxito a largo plazo, Makrutzki aconseja realizar salidas regulares: "Recorrer unos 100 kilómetros por distintos tipos de vías al menos una vez al mes protege de los daños debidos a la inmovilidad. También lo han corroborado los comentarios de nuestros clientes". El 959 S ahora restaurado fue fabricado en 1987 con las siguientes especificaciones:

Porsche 959 S

Longitud/anchura/altura (mm) 4260/1840/1240
Batalla (mm) 2272
Peso en orden de marcha (kg DIN) 1350
Motor Seis cilindros bóxer
Transmisión Tracción total
Caja de cambios Manual de 6 velocidades
Cilindrada (c. c.) 2848
Potencia máxima (CV - kW / rpm) 515 - 379 / 6900
Par máximo (Nm / rpm) 561 / 6500
Aceleración 0 – 100 km/h (s) 3,7
Velocidad máxima (km/h) 339
Precio base en 1987 (marcos alemanes / USD aprox.) 420 000 / 230 000


Sobre el Porsche 959
Para muchos conocedores del mundo del automóvil, el 959 es uno de los deportivos más fascinantes del siglo pasado. En 1983, Porsche presentó en el Salón de Fráncfort el prototipo ‘Gruppe B’, diseñado para homologarlo en aquella espectacular categoría de rallys. En el París-Dakar de 1986, los tres 959 terminaron la carrera en el primer, segundo y sexto lugares. La versión de pista, el 961, terminó en séptima posición en la edición 1986 de Le Mans, con victoria en la clase IMSA/GTX.

El modelo de producción debutó en el Salón de Fráncfort de 1985. Entre sus innovaciones se encontraban los amortiguadores regulables y sensibles a la velocidad, la suspensión autonivelante, la tracción total variable controlada electrónicamente con selección del programa, el antibloqueo de frenos, un sistema de control de la presión de los neumáticos y una carrocería aerodinámicamente optimizada (Cx 0,31). Esta carrocería tenía elementos procedentes del automovilismo deportivo y de la aeronáutica: algunos paneles externos estaban hechos con material compuesto por resina epoxi reforzada con Kevlar y fibra de vidrio; el faldón delantero era de espuma integral de poliuretano; las puertas y el capó fueron fabricados con una aleación especial de aluminio.

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El 959 fue el primer auto de producción con un motor bóxer dotado de dos turbocompresores que funcionaban en secuencia, lo que reducía el retraso de respuesta. Las bielas de titanio aligeraban las masas oscilantes. Los cilindros estaban refrigerados por aire, como era habitual en Porsche en aquella época, pero las culatas de cuatro válvulas por cilindro tenían refrigeración por agua. Para una mejor disipación del calor, las válvulas de escape tenían un relleno de sodio. Solo fueron fabricados en serie 292 ejemplares del Porsche 959, entre 1987 y 1988.

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La versión Sport es aún más exclusiva: solo fueron vendidas 29 unidades. Esta variante tenía turbocompresores más grandes que funcionaban con una mayor presión de sobrealimentación. Contaba con 515 CV de potencia frente a los 450 CV del modelo base. El 959 S no tenía suspensión autonivelante. El climatizador automático, el cierre centralizado, las ventanillas de funcionamiento electrónico, el espejo lateral derecho y los asientos traseros también fueron suprimidos para ahorrar peso.

Sobre Nick Heidfeld
Con 183 Grandes Premios de Fórmula 1, Nick Heidfeld es uno de los pilotos alemanes más conocidos. Durante 12 años, este nativo de Mönchengladbach estuvo en equipos de Fórmula 1 de primera línea; entre ellos BMW, Lotus-Renault, Sauber y Williams. ‘Quick Nick’, como le apodaban, subió al podio en 13 ocasiones. Terminó quinto en el campeonato de 2007. Su mayor triunfo llegó en 2014, cuando ganó su categoría y terminó cuarto absoluto en las 24 Horas de Le Mans. Ese mismo año, también fue piloto invitado en la Porsche Mobil 1 Supercup. Entre 2014 y 2018, Heidfeld compitió en la Fórmula E.

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El piloto de 45 años está casado, es padre de tres hijos y vive en Suiza. Con sus primeros ingresos en la Fórmula 1, Heidfeld compró un Porsche 911 GT2 (996). Actualmente, el garaje de este aficionado a los clásicos incluye un Ford Mustang Fastback de 1965, un viejo Volkswagen Beetle descapotable y un Porsche Carrera GT. Y, por supuesto, el Porsche 959 S revisado por Porsche Classic
 
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