El piloto madrileño ya empieza a sonar como futurible en clase reina… y con razón. Raúl Fernández en el podio del Gran Premio de Doha de Moto2 2021 Apenas han pasado unos meses desde que se conoció su inesperado salto al Mundial de Moto2 (sobre todo porque ya había firmado para seguir en Moto3), y ya corren ríos de tinta que colocan al español Raúl Fernández en MotoGP de cara a 2022 o 2023, apuntando a que diversas fábricas están interesadas en hacerse con el madrileño, que de momento está en las filas de KTM dentro de la estructura del Red Bull KTM Ajo. Y es que, en el motociclismo, bastan un puñado de carreras para cambiar la vida de un piloto. Las que han transcurrido desde que Fernández era un piloto rapidísimo a una vuelta en Moto3 pero que no trasladaba esa velocidad a carrera hasta llegar al podio de Moto2 en su segundo intento. En su día, se criticó la maniobra de Aki Ajo, que decidió subir a Raúl Fernández a Moto2 y dejar su sitio a Pedro Acosta en Moto3. Hoy en día, a tenor de lo exhibido por ambos en Qatar, nadie duda de que se trató de una jugada maestra en la que los dos salieron ganando: Acosta es un diamante en bruto y para Fernández la Moto2 es un traje a medida. Ajo supo ver más allá de los resultados: miro en el recóndito rincón abstracto en el que se esconde el potencial y supo que el que fuera campeón mundial junior de Moto3 necesitaba escapar de esas pequeñas KTM que le quedaban como una minimoto y empezar a jugar con los grandes. Dos carreras con la potente Kalex de motor Triumph, y su nombre ya está en las quinielas del salto a MotoGP. De primeras, puede resultar un tanto precipitado, pero no lo es. Dicho así resulta paradójico, pero es que si algo ha demostrado Moto2 en la última década es que los pilotos que se adaptan rápido tras llegar de Moto3, tienen un paso a la categoría reina rápido y fructífero. Raúl Fernández se mete por dentro a Marco Bezzecchi En general, Moto2 es una categoría tan igualada que hace muy difícil sobresalir, por lo que para los rookies asomarse al top 10 en sus primeras carreras ya suele resultar todo un éxito. Subir al cajón a las primeras de cambio ya es algo reservado para unos pocos, y conseguirlo en la segunda carrera mucho más. Ahí interviene el talento innato, seguramente el bien más preciado para los equipos. De hecho, Fernández es solamente el tercer piloto que lo consigue, ocupando también el tercer puesto en el ránking de los rookies de Moto2 con más puntos tras las dos primeras carreras: suma 26 después de debutar con un quinto puesto en el GP de Qatar y ser tercero en el GP de Doha; por los 28 que logró Álex Rins tras ser cuarto en Losail y tercero en Austin; y los 38 de Maverick Viñales, también cuarto en Qatar y vencedor en Austin. Viñales solo estuvo un año en Moto2, acabando tercero antes de saltar a Suzuki. Rins, que fue subcampeón en su primer año, también dio el paso con Suzuki pero después de una segunda temporada en Moto2, en la que solo pudo ser tercero. Por ahora es difícil saber si Fernández llegará a MotoGP tras un solo año en Moto2 como Viñales o tras dos como Rins; ya que hay factores como los contratos de MotoGP, la mayoría firmados hasta 2022. Por el momento eso es lo de menos. Lo que parece claro con los ejemplos de Viñales y Rins, dos pilotos oficiales con victorias en MotoGP, es que la veloz adaptación a Moto2 de un rookie procedente de Moto3 presenta mayores garantías de futuro en MotoGP que el hecho de llegar a dominar la categoría intermedia tras invertir años en ello, ya que campeones como Toni Elías, Stefan Bradl o Tito Rabat no lograron triunfar en la clase reina. En base a todo eso, es difícil aventurar si Raúl Fernández será o no campeón de Moto2; pero si se antoja evidente que es carne de MotoGP. Aki Ajo ya lo intuía. Ahora las marcas también lo saben.
