Ruta N-VI: "Turismo slow" basado en la famosa Ruta 66 americana que une A Coruña y Madrid
La idea principal de la agencia gallega Chewaca es ofrecer "un viaje sobre ruedas diferente" a la vez que se potencian localidades "olvidadas", todo ello junto a un diploma acreditativo de la experiencia y un servicio de compras a domicilio
14/8/2021
Ruta N-VI. Se trata de una propuesta del denominado
«turismo slow»(con medios de transporte sostenibles y favoreciendo el conocimiento de la cultura y patrimonio local) que discurre por la
carretera de la Nacional VI que une Madrid y A Coruña (alrededor de 600 kilómetros).
El
inicio se sitúa en el kilómetro 0 ubicado en la Puerta del Sol madrileña y el
fin del camino, «una especie de Santa Mónica a la gallega con el Atlántico de fondo», tal y como indican los creadores de la ruta, será la
Torre de Hércules en A Coruña. Los impulsores de esta original aventura que tiene previsto
lanzarse oficialmente antes de la Semana Santa de 2022, pertenecen a la agencia gallega Chewaca, encabezados por el
director del proyecto (#RutaNVI en redes sociales) Xosé Ramón Nóvoa y la responsable de marketing, Silvia Vázquez (junto a Juan Capeáns y Arancha Vilas).
La idea de llevar a cabo la iniciativa surgió a raíz de que
ambos hicieron la parte final de la Ruta 66 americana entre Nevada y California hasta el muelle de Santa Mónica, lo que califican como una «experiencia increíble». Hicieron el trayecto en
coche descapotable para que la experiencia fuera aún más auténtica y la clave para iniciar su propia ruta fueron
gasolineras e infraestructuras abandonadas que iban encontrando en su camino. «Nos dimos cuenta que por la carretera había muchos
activos abandonados o en mal estado pero que eran atractivos para fotografiar y a la gente le gustaban porque son parte del
mito de la ruta», opinan.
En este sentido, argumentan que
«en España ves una gasolinera abandonada y te parece feísmo, pero en América parece cool«, afirma Nóvoa, sobre lo que añade que «está muy bien la manera que tienen los americanos en general de poner en valor sus recursos y de
sacar oro de donde no hay nada». Esto último es lo que quieren trasladar a España y concretamente a la
N-VI entre Madrid y A Coruña porque es una ruta que ambos han realizado en multitud de ocasiones por carretera, detectando que lugares como
Olmedo (Valladolid), Tordesillas (Valladolid) o el Castillo de la Mota (Medina del Campo), entre otros, «están menos explotados de lo que deberían».
«Al pasar por Olmedo te viene a la mente el cuadro de
El Caballero de la mano en el pecho de El Greco. Pasas muchas veces por la zona pero nunca paras porque el objetivo es llegar al destino en poco tiempo», apunta Vázquez, y esto es precisamente la situación que quieren revertir para así ayudar a
revitalizar diferentes zonas de las tres comunidades implicadas en la Ruta N-VI: Madrid, Castilla y León y Galicia (además de ocho diputaciones y más de medio centenar de ayuntamientos).
«Viajar lento y disfrutar de la experiencia»
Según Nóvoa y Vázquez, la propuesta consiste en
«viajar lento y disfrutar de ello sin que importe el tiempo que lleve el camino» y recuerda
n «todo lo que nos perdemos en la propia carretera por convertir nombres en simples señales que pasan una tras otra». «Proponemos que se viva la experiencia, que a lo mejor te lleve un día o dos pero que la vivencia sea diferente», afirman. En este contexto, para comprobar si el proyecto tenía base o no,
constataron que en 2019 se realizaron un millón de viajes de carácter turístico entre Madrid y Galicia.
«Ya está ocurriendo, está viniendo la gente por la autovía y hay que desviarlos a la carretera para que conviertan no solo la estación final, sino el propio camino en parte de esta ruta experiencial y de diversión», explican. Para los interesados en hacer la ruta, se habilitará un
«pasaporte digital» para que vayan chequeando los lugares que visitan, una herramienta que se enlaza con «el gusto por ir jugando», como indican los impulsores del proyecto, y todo se enmarca en la
«gamificación». Este término lo aclaran exponiendo que
«presentan el viaje como un descubrimiento y acercamiento a la naturaleza y al patrimonio».
«Mucha gente de varias generaciones ha hecho por primera vez este viaje entre Madrid y Galicia con sus padres por carretera y ahora lo suyo es que
puedan enseñárselo a sus hijos o vivirlo de otra manera», subrayan.
«Viaje con ruedas» y paquetes turísticos
«La idea es hacer el viaje con ruedas, nos da igual si vas en bicicleta, coche, moto, autocaravana, camión, autobús…aunque creemos que los principales tipos de interesados en la ruta serán
moteros, coches con grupos de amigos, familia, escapadas de pareja o autocaravanas», aclaran Nóvoa y Vázquez, que manifiestan a su vez que
ahora «es el momento perfecto para esto». «Es un viaje de aventura asumible que puedes hacer a tu aire en el que marcas tú el precio (los días que te llevará, el alojamiento, lo que visitar…)», dicen.
Para conseguir acaparar el interés de más viajeros y facilitarles la labor, desde Chewaca van a poner a disposición de los interesados
en la app y la web del proyecto una lista de establecimientos y puntos de interés turístico para diseñar la ruta al gusto, aparte de que será posible hacerse con paquetes turísticos que incluirán promociones determinadas. Esto se debe a que la idea de los creadores de la ruta es
«financiar todo el proyecto a través de paquetes de viaje, merchandising o distintos patrocinadores».
El camino contará con
coche oficial, que será «lo más sostenible posible» y los impulsores afirman que con la idea «tratan de darle
una perspectiva renovadora al turismo de carretera».
Ruta en la N-II portuguesa, diploma y compras a domicilio
Hace dos años, los creadores de la
Ruta N-VI descubrieron que los portugueses habían potenciado un camino similar al que proponer en la N-II entre las localidades de Chaves y Faro, un trayecto por el interior de Portugal de
739 kilómetros. La propuesta partió del alcalde de un pueblo luso por el que pasa el camino y a día de hoy está considerada una
ruta oficial de turismo de Portugal cuya guía ya tiene cinco ediciones.
Como fortalezas de la propuesta que tienen entre manos y que une Madrid y Galicia, Nóvoa y Vázquez destacan la
riqueza de patrimonio (castillos, pueblos, balnearios, gastronomía…) y paisajes diferentes, «desde la gran ciudad, pasando por llanuras y zonas casi desérticas hasta llegar al verde de las montañas gallegas». «El viaje es divertido porque no es nada monótono, ofrece una variedad increíble de planteamiento de aventura para gente con ganas de pasarlo bien y
polivalencia de presupuesto, ya que puedes parar a comer en un restaurante con Estrella Michelín o varios buenos de carretera», explican.
Aquellos aventureros que consigan completar esta apasionante ruta obtendrán un
diploma acreditativo, sobre el que Nóvoa y Vázquez se están plateando añadir fotos geolocalizadas que saquen los viajeros durante la experiencia. Además, los ruteros contarán con una ayuda adicional en lo referente a sus compras, sobre todo aquellos que hagan el camino en moto, ya que se ofrecerá la posibilidad de que
lo adquirido se envíen a un domicilio que se indique posteriormente a completar la experiencia. De esta manera se evitan inconvenientes como no poder comprar por falta de espacio en el maletero o que determinados alimentos se estropeen por estar a temperaturas no adecuadas para su conservación.
Por ejemplo, uno de los tipos e viaje que plantean los creadores de la ruta es el de
«un fin de semana largo de tres días en coche eléctrico, que una vez se llegue a la ciudad herculina se entrega para realizar la vuelta en AVE», comentan, contando con que se cumplan los planes del Gobierno de que este tren rápido llegue a la comunidad a final de año.
Colaboración institucional, rally y conciertos para el futuro
Como destacados de la ruta de la N-VI, tanto Vázquez como Nóvoa reconocen que
«es complicado elegir», pero como paradas «obligadas» en el camino nombran Tordesillas, Olmedo, el Castillo de la Mota, Astorga o la muralla de Lugo, entre muchos otros. Además, indican que el viaje también puede realizarse
bajo «una perspectiva gastronómica» con rutas de cocidos por las tres comunidades implicadas. Entre los establecimientos presentes en el camino, los creadores de la ruta de la N-VI destacan
uno centenario, como el Restaurante Galicia de Baamonde (Lugo) «muy famoso y en plena carretera», aparte de distintas bodegas que definen casi como
«auténticos museos».
La agencia Chewaca, a la que pertenecen, trabaja desde hace tiempo en los
espacios de coworking propiedad de la Diputación de A Coruña, cuya función principal es de retail marketing y tiene su sede en el pazo de Arenaza en Oleiros (A Coruña). La iniciativa de la Ruta N-VI cuenta con el
apoyo de este organismo y también está implicado el ayuntamiento de A Coruña. «Es un proyecto enorme, vamos a generar negocio de forma privada. Pero existe una parte de desarrollo local donde necesitamos que se impliquen las administraciones públicas para dinamizar diferentes locales que están abandonadas», concretan, destacando en especial
las de Castilla y León.
Los responsables del proyecto empezaron
hace apenas tres meses a desarrollar la idea y han comenzado por A Coruña porque hacen hincapié en que «son de la ciudad y es adonde van a traer el flujo de visitantes». A su vez, recuerdan que N-VI es un proyecto seleccionado por
Turislab, la primera aceleradora turística de la Xunta de Galicia. «Creemos en el proyecto y es alucinante la
conexión emocional con mucha gente que se anima a darnos nociones sobre lugares que visitar o sitios donde comer», detallan, sobre lo que añaden que cuando abrieron las redes sociales del proyecto les llegaron
decenas de mensajes de gente que hizo la ruta hace años, como por ejemplo imágenes de los antiguos mojones kilométricos.
De cara al futuro, el equipo de N-VI se plantea multitud de buenas opciones, entre las que destacan una r
uta de coches históricos con Seat 600 «para hacer 600 kilómetros» o conciertos a lo largo de la propia ruta para recaudar fondos. «La motivación es alinear el trayecto en torno a estos eventos hasta llegar al Océano Atlántico y contribuir a que las localidades implicadas sean mejoradas directa o indirectamente», argumentan. Otras de las metas que se persiguen son
la «sostenibilidad y desarrollo local» y se plantean también otras opciones de actividades como retos, concursos o rutas en bicicleta.