El mercado de la música en línea ha sido definido por Apple, su reproductor iPod y su tienda iTunes; ellos marcaron el camino que después siguieron empresas como Microsoft y Sony, por mencionar dos de sus grandes competidores que también venden música por la red y aparatos para escucharla.
Cuando Apple estaba negociando los derechos para vender en Internet el catálogo de las cuatro grandes (Universal, Sony BGM, EMI y Warner), surgió el problema de garantizar que las canciones que la gente comprara sólo se escucharan en aparatos y computadoras que tuvieran los derechos legales para hacerlo, es decir, querían evitar que alguien comprara una canción y luego se la pasara alegremente a sus amigos para que ellos la pudieran escuchar y, a la vez, seguirla pasando sin que hubiera un mecanismo que impidiera estas copias ilegales. Entre todas las compañías llegaron al acuerdo de crear una tecnología-adefesio llamada Gestión de Derechos Digitales (Digital Rights Management, DMR por sus siglas en inglés), un conjunto de tecnologías orientadas a ejercer restricciones sobre los usuarios de un sistema, o a forzar los derechos digitales permitidos por los poseedores de derechos de autor e independientemente de la voluntad del usuario del sistema.
En el caso de Apple, las canciones que usted compra en su tienda a traves de itunes, sólo pueden transferirse a un iPod y no a otros dispositivos, aunque sean de tu propiedad.
Estas restricciones han ocasionado que muchos usuarios protesten y decidan no casarse con una compañía que les impone reglas absurdas para el uso de canciones que ya han pagado; recordemos que estas limitaciones no existen al comprar un tradicional CD de música: usted puede escucharlo en su casa, en la oficina, en un reproductor portátil o en un aparato doméstico sin que tenga problemas para hacerlo, las dificultades son exclusivas para los que prefieren el formato digital.