Este articulo que cito, que ni se ha escrito ayer (quizas hasta ya le he colgado,
@Gus sabra

) ni viene a descubrir ninguna novedad, y que resume brillantemente con una claridad y un paralelismo aplastante,
permite (mientras duran las risas, bromas y frases tipicas de "esto no puede pasar" con cada paso) poder ver la hoja de ruta que se intenta aplicar (o, al menos, dejar constancia para el dia de mañana el cambio de la palabra "casualidad" por causalidad

).
https://www.fpcs.es/podria-espana-acabar-como-venezuela/
Prueba de ello es que uno de los "crowded trades" es el spread donde España y sus empresas son el muñeco de las *stias (Dalio lleva la fama pero todos cardan la lana). Y no habria que llevarse las manos a la cabeza, sino evaluar los motivos, y estos son muchos y muy variados; amén de, sistematicamente sostenidos en el tiempo.
Y una vez hecho eso, dibujar el escenario y analizar sus consecuencias.
Caveat emptor
De alguna manera es un problema al que volvemos...porque lo tratamos en el volumen I (el uno!!!!!) de estos hilos: lo novedoso es que en España no tenemos petróleo al que culpar del cesarismo/mesianismo de mesa camilla . Pero lo de Venezuela... recupero lo que tratábamos por entonces, muchos compañeros ni estaban por el foro:
La primera ley de la petropolítica de Friedman dice que a mayor precio del barril, menos libertades públicas y desarrollo económico (hay diferencia?). Yo creo que el tiempo le da la razón. Ya hace catorce (14!!!!

) años dejé estos dos ladrilletes en el foro al respecto, uno de ellos publicado en Foreign Policy y otro en el WP:
En detalle, desde el punto de vista "contrario" -
y desde Venezuela- sobre la primera ley de la petropolítica de Friedman:
Opinión y análisis - Política y Petróleo
Política y Petróleo
Alberto López Núñez.
Miércoles, 2 de agosto de 2006
Es cosa elemental entre los conocedores del negocio petrolero que la volatilidad de precios de ese producto se debe a razones geopolíticas y de especulación, y no a razones de oferta y demanda como debería ser en cualquier mercado.
]Los elevados precios del petróleo es uno de los fundamentos que sostienen las relaciones internacionales. Tomas Friedman acaba de publicar en la edición de Junio de Foreign Policy, “ la primera ley de la petropolítica”: el precio del petróleo y las libertades políticas se mueven en dirección opuesta en los países petroleros.
Según esta ley a mayor precio del petróleo mayor posibilidad de autoritarismo. La razón de esto es que la petroriqueza hace insensibles a los líderes de los países a las criticas nacionales e internacionales y por tanto incrementan sensiblemente su autoritarismo. Los Estados que según Friedman se observa la verificación de esa ley son: Angola, Arabia Saudita, Azerbaiyan, Chad, Egipto, Guinea Ecuatorial, Irán, Kazajistan, Nigeria, Rusia, Sudan, Uzbekistan y Venezuela.
Friedman igualmente soporta su teoría respecto a la estrecha relación entre geopolítica y los precios del petróleo en los efectos de la “ enfermedad holandesa” y de un estudio de Michael Ross de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA) que examina las reglas de juego en 113 países que obstruyen la democracia representativa ante una riqueza inesperada derivada de los elevados precios del petróleo, sus derivados o de otros minerales.
Según Ross los petrodólares les permiten a estos Estados utilizar recursos para paliar las presiones sociales y favorecer en apariencia el desarrollo económico. Finalmente estos recursos facilitan la expansión de los recursos represivos para mantener un régimen cuasi democrático o incluso autocrático. Vemos pues la confirmación académica de la permanencia de Chávez en el poder: son los ingentes recursos petroleros lo que les ha permitido permanecer en la cúspide de un régimen autocrático, pero con la paradoja de que en Venezuela no se han utilizado los recursos de los petrodólares para paliar las presiones sociales ( la pobreza se ha incrementado en un 50% en los últimos 6 años, y el país sigue como Shakira: ciego, sordo y mudo); ni para favorecer la apariencia de desarrollo económico ( excepto en Cuba, Bolivia, Argentina, Uruguay y Paraguay). Los recursos se han utilizado en simple represión constituyendo milicias armadas al estilo cubano, bajo el disfraz de reserva militar y misiones, que no son sino mecanismos populistas para mantener subyugado al pueblo al paternalismo autocrático del “ socialismo del siglo XXI”.
Lamentablemente todavía no se ha formado en Venezuela, un liderazgo consciente de esta realidad que permita formar una “masa crítica” que comprenda que estamos en una “dictadura de nuevo estilo”, aquella que mantiene el poder absoluto bajo las formas democráticas.
y...
Dios nos libre de los expertos en petróleo
31/5/2006
Alvaro Vargas Llosa
WASHINGTON— (...)
Dos personas muy lúcidas, Thomas Friedman y Steve Forbes, acaban de proponer varias medidas. Para evitar que los déspotas sigan llenándose los bolsillos con petrodólares, Forbes propone en su revista reducir el exceso de liquidez monetaria--es decir inflación--que, según él, es una causa significativa de los actuales precios.
Friedman, por su parte, plantea en la revista Foreign Policy la Primera Ley de la Petropolítica: sostiene que los altos precios del petróleo subvierten las libertades básicas al aumentar el poder de los dictadores. Ya había recomendado antes, en un artículo publicado en el New York Times, que el gobierno desaliente el uso de la gasolina aumentando los impuestos, ordenando que todos los automóviles sean híbridos en materia de combustible y subvencionando la transformación de la actual flota automotor de los gigantes de Detroit.
No es la inflación lo que está engordando los precios del petróleo. Es un simple caso de oferta y demanda. La demanda mundial ha crecido en 7 millones de barriles diarios desde 2000; casi un tercio de esa nueva demanda se ha originado en China. Al mismo tiempo, la producción petrolera de Irak está muy por debajo de su nivel anterior a la guerra. Si a ello se agrega la desaceleración del aumento de la producción rusa y la reducción de la producción de Venezuela debido a la incompetencia de ambos Estados, así como el efecto de los recientes huracanes en los EE.UU., se entenderá por qué los comerciantes de crudo anticipan un desfase entre la demanda y la oferta. Eso no significa que no haya algo de inflación. Pero ¿quién puede asegurar que una gran cantidad del nuevo dinero que entra al sistema se está destinando a la compra de petróleo? Probablemente se está destinando a muchas otras cosas. Reducir la liquidez para controlar los precios del petróleo y las ganancias de los déspotas equivale a drenar el Caribe para deshacerse de todos los tiburones del mundo.
Friedman tiene razón: las ganancias extraordinarias obtenidas por las dictaduras petroleras refuerzan su poder a expensas de la libertad de sus pueblos. Pero muchas otras cosas tienen el mismo efecto y hay tantos ejemplos de libertades conquistadas en épocas en que el precio del petróleo era alto como ejemplos de lo contrario. En América Latina, la mayor oleada democratizadora desde la Segunda Guerra Mundial se dio a comienzos de los años 80'', coincidiendo con el alto precio del crudo que siguió a la crisis petrolera de 1979 (varios países latinoamericanos dependen significativamente de sus exportaciones de crudo). Hugo Chávez inició su consolidación—ignorando al Congreso y utilizando una asamblea constituyente para cambiar las reglas de juego—cuando el precio del crudo estaba bajo. Las libertades políticas han aumentado en México durante el reciente auge petrolero.
Quienes propugnan antídotos ingeniosos mediante intervenciones estatales contra los altos precios del petróleo deberían tener en mente que desde hace varios años los nuevos descubrimientos de crudo superan el crecimiento del consumo mundial pero el exceso de interferencia gubernamental ha impedido un aumento de la oferta. Las restricciones a la construcción de nuevas refinerías y oleoductos en los Estados Unidos han mantenido los precios elevados e incrementado la dependencia del país con respecto a la energía extranjera. La mitad de los motoristas europeos ya utilizan diesel pero la falta de capacidad de refinación para convertir al crudo pesado en diesel ha provocado que en general el mundo dependa mucho más del crudo liviano, haciendo subir su precio. Y, por supuesto, la oferta sería mayor si casi el 80 por ciento de las reservas petroleras no pertenecieran a incompetentes empresas estatales en muchos lugares, como Rusia o Sudán. No olvidemos, por último, que los enormes aranceles a las importaciones de caña de azúcar brasileña han limitado el desarrollo del etanol en los Estados Unidos (el uso del etanol como fuente de energía ha tenido mucho éxito en Brasil). ¿Por qué empeorar las cosas con más intromisión burocrática?
Los consumidores y los emprendedores son más fiables que los expertos y los Estados a la hora de resolver las crisis petroleras. Ellos saben que los tiranos no pueden darse el lujo de manipular demasiado los precios porque perderían sus ingresos al alentar la diversificación y la energía alternativa. Tras la crisis petrolera de los 70'', los consumidores utilizaron menos gasolina y las empresas comenzaron a extraer petróleo en el Mar del Norte y en Canadá. A los precios actuales, podemos estar seguros de que ya hay capitales frescos generando nuevas inversiones en petróleo y de que el correspondiente incremento de la oferta acabará moderando los precios (sin contar que muchos capitales tenderán también a dirigirse hacia fuentes alternativas de energía). En cualquier caso, la economía mundial ha venido creciendo a una tasa muy saludable incluso con el petróleo por encima de los $60 el barril.
Como el petróleo es finito, algún día será reemplazado. Dejemos que ello acontezca a su debido momento, sin forzar medidas que conllevan enormes efectos secundarios y no resuelven problema alguno. Toda era energética tiene su lado bueno y su lado malo. En el siglo 19, las lámparas de kerosene remplazaron a las de aceite de ballena. Gracias a ello, probablemente, ¡las ballenas se salvaron de la extinción!
(c) 2006, The Washington Post Writers Group
Alvaro Vargas Llosa es Académico Asociado Senior y Director del Centro Para la Prosperidad Global en The Independent Institute. Su libro
Liberty for Latin America ha sido publicado por Farrar, Straus & Giroux y, en castellano, por Planeta (
Rumbo a la libertad)