leij
Forista Legendario
- Modelo
- Nissan Xtrail
- Registrado
- 9 Abr 2004
- Mensajes
- 13.833
- Reacciones
- 17.368
Y no me refiero a prestaciones sexuales de ningún tipo, excepto que el dueño de la casa esté hasta las narices de que le den por donde más duele. Es una noticia de La Voz de Galicia y al hilo de ella preguntaros ¿de quién créeis que es la culpa? ¿de los conductores, de la DGT o de la Consellería de Política Territorial, Obras Públicas y Transporte?:
«Caen catro gotas e xa temos un accidente»
Cinco coches se han estrellado en lo que va de año contra un bajo de A Pontenova
Con un punto de resignación, Carlos Gavino, vecino de A Pontenova (A Mariña) hace un pronóstico: «En canto caen catro gotas, quen non coñece a estrada pisa un pouco o freo e xa temos un accidente». El punto negro se encuentra en una curva de la N-642, en una de las entrada al casco urbano de A Pontenova. En lo que va de año cinco vehículos han cruzado la línea continua para estrellarse contra el bajo de un edificio en construcción, parte del cual es usado desde hace años por una familia como garaje.Por repetido, el hecho es sobradamente conocido. Cuando el conductor que avanza en dirección Lugo-Ribadeo se dispone a entrar en A Pontenova se encuentra con una pequeña curva. Quien desconoce el trayecto puede sucumbir al instinto de pisar el freno. El riesgo está servido. Si se levanta el pie a tiempo no habrá problema, pero un pequeño exceso cuando la carretera está mojada hará que se masque la tragedia. Porque, si bien en ese tramo el límite está establecido en 50 kilómetros por hora, al referirse a las posibles causas de los siniestros el exceso de velocidad no parece determinante, sino el mal estado del firme, un peralte deficiente y la aplicación de una ley física: la de la inercia.
«O paisano do último accidente díxome que non entendía nada. Que ía despacio. Que o ABS lle funcionaba moi ben... pero alá foi», dice Carlos Gavino, que lo resume gráficamente: «Cando estou traballando na tenda -un estudio de fotografía situado a pocos metros del garaje- e sinto o frenazo, xa saio para ver se se empotrou outro coche. Este ano van cinco».
Por ahora, salvo alguna herida de menor consideración, los daños han sido materiales. Así lo apunta Gavino. Pero el riesgo está latente: «No último accidente -ocurrido la pasada semana- estaba meu pai no garaxe amañando unha vespa do ano 50. Nun momento levantouse e foi á casa a buscar algo e cando voltou xa atopou un coche metido dentro que levou a moto por diante».
Por ahora, el mal ha sido menor. Al menos ningún coche ha colisionado contra otro que subiese en dirección a Lugo. El drama por ahora ha pasado rozando. Cuenta Gavino que en el penúltimo accidente, cuando un equipo de la Guardia Civil de Tráfico estaba haciendo el atestado, se aproximó a la curva un camión articulado que, al frenar, hizo tijera con el remolque: «Rozou unha furgoneta que estaba aparcada na beirarrúa de enfrente. Non acabaran con un e case empezan con outro atestado», concluye Gavino.
«Caen catro gotas e xa temos un accidente»
Cinco coches se han estrellado en lo que va de año contra un bajo de A Pontenova
Con un punto de resignación, Carlos Gavino, vecino de A Pontenova (A Mariña) hace un pronóstico: «En canto caen catro gotas, quen non coñece a estrada pisa un pouco o freo e xa temos un accidente». El punto negro se encuentra en una curva de la N-642, en una de las entrada al casco urbano de A Pontenova. En lo que va de año cinco vehículos han cruzado la línea continua para estrellarse contra el bajo de un edificio en construcción, parte del cual es usado desde hace años por una familia como garaje.Por repetido, el hecho es sobradamente conocido. Cuando el conductor que avanza en dirección Lugo-Ribadeo se dispone a entrar en A Pontenova se encuentra con una pequeña curva. Quien desconoce el trayecto puede sucumbir al instinto de pisar el freno. El riesgo está servido. Si se levanta el pie a tiempo no habrá problema, pero un pequeño exceso cuando la carretera está mojada hará que se masque la tragedia. Porque, si bien en ese tramo el límite está establecido en 50 kilómetros por hora, al referirse a las posibles causas de los siniestros el exceso de velocidad no parece determinante, sino el mal estado del firme, un peralte deficiente y la aplicación de una ley física: la de la inercia.
«O paisano do último accidente díxome que non entendía nada. Que ía despacio. Que o ABS lle funcionaba moi ben... pero alá foi», dice Carlos Gavino, que lo resume gráficamente: «Cando estou traballando na tenda -un estudio de fotografía situado a pocos metros del garaje- e sinto o frenazo, xa saio para ver se se empotrou outro coche. Este ano van cinco».
Por ahora, salvo alguna herida de menor consideración, los daños han sido materiales. Así lo apunta Gavino. Pero el riesgo está latente: «No último accidente -ocurrido la pasada semana- estaba meu pai no garaxe amañando unha vespa do ano 50. Nun momento levantouse e foi á casa a buscar algo e cando voltou xa atopou un coche metido dentro que levou a moto por diante».
Por ahora, el mal ha sido menor. Al menos ningún coche ha colisionado contra otro que subiese en dirección a Lugo. El drama por ahora ha pasado rozando. Cuenta Gavino que en el penúltimo accidente, cuando un equipo de la Guardia Civil de Tráfico estaba haciendo el atestado, se aproximó a la curva un camión articulado que, al frenar, hizo tijera con el remolque: «Rozou unha furgoneta que estaba aparcada na beirarrúa de enfrente. Non acabaran con un e case empezan con outro atestado», concluye Gavino.