Aun a riesgo de resultar pesado, me gustaría hacer una reflexión sobre el tema de la compra-venta:
Mucha gente cuando decide comprar un vehículo de ocasión (sobre todo si es de gama alta), acude a los servicios oficiales porque creen que es la mejor manera de conseguir un vehículo realmente en buen estado además de ese plus de confianza que inspira el sentirse respaldado por la marca... Ese plus de confianza que no sentirán si adquieren su coche en cualquier otro sitio... ¡Pues mira por donde! Generalmente, los concesionarios oficiales, aprovechando ese "as en la manga" que supone lucir el emblema oficial en la pared, son los que nos suelen dar gato por liebre más limpia y fácilmente...
Todos los concesionarios de todas las marcas que conozco, y conozco unos cuantos, practican a la perfección el arte de "peinar" los cuenta Km de los vehículos que venden de ocasión... Para más INRI, soy colega de la persona que más faenas de este tipo hace en Catalunya: Pues bien, este señor debe más de la mitad de su volumen de negocio no a los multimarcas (que, evidentemente, también lo hacen) si no a los servicios oficiales, debido a la gran cantidad de vehículos de ocasión que mueven.
Pensemos un poco: ¿Quién lo tiene más fácil para hacerlo sin que se note mucho contando, además, con la confianza depositada por el comprador?... Es sencillo: "Peinan" el cuenta Km, sacan del armario un libro de revisiones en blanco (que por cierto, también los comercializan de "estrankis" bajo mano), lo sellan para que coincida con lo que ahora marca el cuenta Km y... ¡voila!... ¿ Quien no se va a fiar de un coche vendido en concesionario oficial y con su libro de revisiones en orden?... Total, que a parte de pagar el coche a mayor precio del que se cotiza en el mercado, nos vamos contentos y engañados...
Pero, al igual que las monedas, este asunto tiene otra cara... ¿Por qué en España es práctica casi obligada el "peinar" los cuadros cuando, p. Ej., en Alemania nadie lo hace? Evidentemente no es por miedo a ir a la cárcel si te pillan, porque aquí también se te puede caer el pelo...
En mi modesta opinión el tema radica en que aunque nuestro orgullo nos impida reconocerlo, en este país, generalmente nos creemos muy listos (hasta el más tonto construye aviones) y, a menudo, tendemos a buscar duros a 4 pesetas... Por poner un ejemplo, hoy día son muchos los compradores que buscan un coche de alta gama seminuevo (unos 2 años de antigüedad), para poder disfrutar de un modelo que, de otra forma, les sería imposible adquirir. ¿Qué ocurre entonces? Que como generalmente ya se empeñan hasta las cejas para comprar su coche de ocasión, exigen pagarlo a la mitad del precio de nuevo pero, además, que esté como nuevo...
¡Vamos, que buscamos imposibles!
Lo que acabamos adquiriendo por lo general es un vehículo con esos 2 años de antigüedad, que parece nuevo, pero que de media suele llevar unos 200.000 Km. Claro, nosotros solemos pensar que un vehículo con 2 años, si es gasolina y a una media de 15.000 Km al año, tendrá los 30 o 40.000 Km que marca (si es diesel a una media de 25 o 30.000 Km al año llevará unos 50 o 60.000 Km)... Pero no caemos en que generalmente, si alguien estrena un coche para hacer ese kilometraje, lo conserva una media de 5 o 6 años mientras que el mercado está lleno de vehículos con 2 años y ese kilometraje que queremos ver en el marcador... Lo que compramos realmente son vehículos que han pertenecido a viajantes o de flota (renting),los cuales ya han sido perfectamente amortizados por sus anteriores propietarios...
La misma historia ocurre con los llamados "Km 0", vehículos de gerencia, o de pruebas... Nos ahorramos realmente una miseria (en coche de alta gama sobre todo) en relación a su precio de nuevo, y a cambio nos venden un coche que a menudo, a pesar de tener menos de 1 año, lleva entre 50 y 100.000 Km reales.
En Alemania, siguiendo con el ejemplo de antes, la gente es consciente de que un vehículo usado es precisamente eso, por ello compran tranquilamente coches con elevado kilometraje, pagándolos a su justo precio.
Creo que, a pesar de que generalmente pensamos que conocemos bastante el mundillo del automóvil, nos falta mucho que aprender, empezando por tomar conciencia de nuestras posibilidades reales a la hora de plantearnos la compra de un vehículo: Quizás de esta manera, siendo más honestos con nosotros mismos, no provocaremos la necesidad de que nos engañen a la hora de comprar... En el fondo, somos nosotros mismos los que queremos ser engañados...
Compañero, aunque es pobre el consuelo, ya ves que ni mucho menos eres el único al que han engañado.
¡Un abrazo!