Totalmente de acuerdo. He subido en 131 y 132. Eran coches destacables en su época pero a años luz de un CX, que estaba en otro nivel (en todo).
He conducido el CX (25 TRD) y es toda una experiencia. Necesitaba cierto tiempo de adaptación.
Sorprendían 3 aspectos:
- La dirección: muy sensible. El volante se movía con un dedo a cualquier velocidad, lo cual requiere estar muuuy atento y coger el volante con las dos manos. Y sobre todo, el volante se endereza inmediatamente. O sea, nada de soltar el volante tras una curva. O te llevas un buen susto.
- La frenada: muy brusca. El tacto del pedal era quirúrgico. Rozas el pedal y se clava. Otro susto.

- Confort: a pesar de la sensación de flotabilidad sobre el asfalto, las suspensiones se lo tragan todo, pero el agarre es excelente. Podías llevar ritmos fuertes en carreteras de curvas. Sorprendente.
No he vuelto a sentir eso en ningún otro coche.