Dios, el Demonio o quien quiera que sea el responsable de convertirnos en seres de luz o de sombra, nos ha querido regalar a un "Gran hijo de p*ta" convertido en una peonza, que por más que rueda, jamás se encuentra.
Hablo de mi hijo, que llegado cierto momento tanto a mí como a mi mujer, no nos provoca otra cosa que espanto.
No sabemos cómo comportarnos con él; nos supera tanto dialécticamente como en cualquier sentido que pueda representar toda convivencia.
Álvaro se considera con 27 años un ser llamado a salvar el mundo.
Gracias a Dios que no dispongo de medios de grabación, pues me niego a disponer de un móvil, pero cualquiera podría entender que nos estamos enfrentando a una dicotomía imposible de resolver para cualquier padre o madre.
¡Dios de mi vida y de mi corazón, qué temor y qué pena!
Lamento tu situación y tendrás que tomar una decisión por dura que sea, la vida es muy corta para vivir amargado y que te hundan en la miseria día a día.
Voy a contar alguna intimidad personal brevemente y de que forma he actuado y lo que pienso hacer en el segundo caso si todo sigue igual.
Primer caso, hija de 18 años de una relación anterior convenientemente adoctrinada y educada en el odio al padre y toda la familia paterna, hecho éste que no impide sus exigencias económicas a pesar de no haberme llamado en 15 años más que 2 veces para pedirme dinero y de malas formas(vive en Lejona) a 1100 kms de distancia. Sería muy largo de contar todas las miserias de esta relación paterno filial pero hice lo que pude y fracasé, al menos lo intenté. Cuando cumplió 18 años le conté mi versión de todo lo pasado con su madre y ella, fue inútil siguió igual. Así que.....ha dejado de ser mi hija, si suena duro pero no me interesa ser un padre "cajero" en el que la "moza" no tiene interés alguno. Desde febrero no la llamo, ya no ha discusiones ni problemas, he ganado en salud y no tengo ningún cargo de conciencia, no se puede ayudar a quien no se deja ayudar ni tener relaciones afectivas con quien no quiere tenerlas contigo.
Su abogada me pidió más dinero por entrar en la Universidad y le dije que me comiera la po….., que recibiría una modificación de medidas para disminuir la pensión de alimentos y que pediría la extinción de la misma y que aún sabiendo que tengo que esperar a que termine la carrera(p.u.t.as leyes españolas), mi hija iba a perder mucho más que lo que cree que va a ganar.
Segundo caso, hija de 11 años, mi "instinto" la caló con 6 años, empecé a ver cosas que no me gustaron un pelo, es hiperactiva y a la madre la tiene completamente amargada y con crisis de ansiedad por su comportamiento ya que es desobediente, conflictiva, contestona y deja mucho que desear. De vez en cuando saco el "remo" a pasear y se tranquiliza con unos buenos azotes(no hagan caso señores policías, estoy drogado y de broma), de momento las azotainas la disciplinan una vez agotados todos los recursos del diálogo y la política del palo-zanahoria. Nos queda el tratamiento psicológico, la madre y ella se niegan a ello.
Pienso que la situación va a empeorar y creo no equivocarme ¿Solución? Ya he hablado con mi mujer le he dicho que si la "niña"sigue igual cuando sea más mayor venderé la casa y me iré a vivir a otro lugar.
Lo que quiero decirte es que al contrario de lo que puedan pensar la mayoría, los hijos cuando salen malos no merecen la pena, no debes permitir que te arruinen la vida y la relación con tu mujer. El gran problema son las madres, quienes siempre tapan a los hijos y siempre tienen esperanza en un cambio a mejor. Mi mujer no me deja internar a la niña en un colegio interno ni llevarla a un especialista, con eso tengo que lidiar a diario. Por mi experiencia de la vida tengo muy claro que hay cosas que no van a cambiar y sinceramente paso de aguantar lo inaguantable, en el peor(o mejor) de los casos, cojo mis maletitas y a empezar una nueva vida. Muchos ánimos.