Nacho Montes de Oca
@nachomdeo
¿Es Trump un buen negociador? Su apuro por anunciar un acuerdo con Putin para lograr una tregua en la invasión a Ucrania lo está exponiendo a una derrota política temprana, agudizada con un fracaso anterior al incumplir su promesa de resolver el conflicto en 24 hora. Sale hilo
Ucrania ya rechazó un acuerdo al decir que no habrá paz “sin incluir a Kiev” mostrando la debilidad del planteo de Trump al excluirlo de una solución y ningunearlo públicamente al decir que tenía poco apoyo basándose en encuestas que nunca exhibió para validar lo que afirmaba
Zelensky también se negó a firmar el documento mediante el cual le cedía el manejo de recursos naturales ucranianos por valor de U$S 500.000 millones que le acercó el Secretario del Tesoro Scott Bessent en el marco de la reunión de Múnich para apoyar a Ucrania
Trump ya daba por hecho que Ucrania aceptaría esa imposición, aunque superaba en 8,3 veces los U$S 60.000 millones en pertrechos militares ya entregados por EEUU e hipotecaba recursos naturales 2,7 veces superiores al PBI de Ucrania e iban mas allá de las tierras raras.
Los agravios públicos a Zelensky, innecesarios si Trump pretendía presentarse como mediador, se combinaron con una postura sumamente cariñosa con Putin a quién no se le impuso presiones y sobre quien llovieron concesiones y hasta semi admisiones de sus conquistas territoriales
En ese marco irrumpió la diplomacia europea que, pese a ser lenta hasta el aburrimiento, parece haber percibido la debilidad de la postura de Trump. El mismo 12 de enero Francia, Alemania, Polonia, España y el Reino Unido emitieron la “Declaración de Weimar”
En un lenguaje inusualmente duro, apoyaron la “independencia, la soberanía y la integridad territorial” ucraniana y le recordaron a Trump que había olvidado mencionar el rol agresor de Putin. En el mismo texto se comprometieron a seguir asistiendo a Ucrania
La encargada de relaciones exteriores de la UE, Katja Kallas, se reunió con el ministro de defensa ucraniano Rusem Umerov y le ofreció garantías de seguridad para su país, algo que el Secretario de Defensa de Trump, Pete Hegseth, se había negado a dar en Múnich
Hegseth intentó imponerles a los socios de EEUU un acuerdo pre digerido y ante su falta de experiencia, después de todo viene de ser presentador de la cadena de TV Fox, hizo que Trump tuviera que hacerse cargo de las respuestas que llegaron como un vendaval desde Europa
Estas reacciones desarticularon la estrategia de Trump en cuestión de horas. Fracasó en su pretensión de imponerle una tregua a Ucrania arreglada con Putin pero que dejaba en manos de los europeos la aplicación y a EEUU con los beneficios económicos y la foto del pacificador
Kallas no fue la única voz que se alzó contra Trump. El británico Ed Davey calificó el plan como “la mayor traición desde Polonia en 1945”. El ministro de defensa sueco Pal Jonson reclamó darle lugar a Ucrania y ayudarla a que “negocie desde un lugar de fuerza”
Incluso la diminuta Luxemburgo se le animó a Trump al decir que no debía haber negociaciones “sin Ucrania en la mesa”. El ministro francés se burló y dijo que proponía una “paz a través de la debilidad” alterando el slogan que guía al segundo mandato de Trump hacia el exterior
El Ministro de Defensa alemán Boris Pastorius dijo que era “lamentable” cederle territorios a Rusia y que hacía “concesiones antes del inicio de las negociaciones”. Nunca se había dado una “rebelión” tan numerosa contra Trump, menos aún en su primer mandato. No era la única
Trump venía de otra derrota y va una mayor que aún está en curso, ambas por la cuestión de Gaza. Se trata de su propuesta para tomar posesión de Gaza luego de llevar adelante una limpieza étnica sobre los dos millones de residentes de la Franja. Revisemos los hechos
El presidente norteamericano propuso desplazar a los gazatíes sin explicar cómo piensa lograrlo. Lo presentó durante la visita de Washington del Primer Ministro Benjamín Netanyahu y en una rueda de prensa en la que el mandatario judío no avaló su plan
La propuesta para Gaza fue mutando en las horas siguientes y funcionarios como el Secretario de Estado Marco Rubio salieron a matizar sus dichos de Trump en un intento por contener las reacciones contrarias que fue cosechando con el correr de las horas y que corroían su imagen
Trump primero aseguró que Egipto y Jordania iban a recibir a los dos millones de gazatíes. Egipto no solo rechazó la idea, sino que realizó movimientos sutiles con las fuerzas militares que desplegó en el Sinaí para prevenir un aluvión de refugiados desde el este
El rey jordano Husein Abdalá II también objetó la propuesta en público y reiteró su rechazo al visitar la Casa Blanca el 12 de febrero. Se mostró visiblemente incómodo en la conferencia de prensa que dieron juntos, en la que Trump invocó un supuesto acuerdo por el tema
El monarca jordano encontró una salida elegante ante la presión de Trump y admitió que iba a trasladar gazatíes a su reino, pero que se trataba de 2.000 niños con heridas graves. Abdalá II recibió a su regreso muestras públicas de apoyo por haber “defendido a Jordania”
El príncipe heredero de Arabia Saudita Mohamed bin Salmán fue uno de los primeros en cruzar a Trump por Gaza. No es una oposición menor porque de los saudíes depende retomar los Pactos de Abraham, suspendidos por el ataque de Hamas e Irán del 7 de octubre de 2023
La derrota política vino al corroborar que incluso luego de amenazar a Egipto y Jordania, los países árabes cerraron filas y sostuvieron su rechazo. De a poco, se va horadando la capacidad de presión de Trump ante los sucesivos y continuados desafíos que cosecha
Trump ha quedado solo hablando de su proyecto Mar o Gaza y pocos lo toman ya en serio. Incluso Netanyahu dejó que el asunto se diluya. Pero el primer ministro israelí tiene otro motivo, más allá de que propone desplazar también a Israel de Gaza
En su estilo verborreico, Trump hizo otro movimiento que afectó profundamente la delicada tarea de liberar a los rehenes retenidos por Hamas en Gaza. Quizás en busca de protagonismo o por su necesidad de matizar su derrape anterior, le dio un ultimátum inconveniente a Hamas
El 10 de febrero dijo que, si los terroristas no liberaban a todos los rehenes el sábado 15, iba a “desatar el infierno sobre ellos”. Fue un acto torpe que puede arruinar meses de trabajo de la administración anterior, de Israel y de los mediadores egipcios y cataríes
Trump superpuso dos motivos para romper el delicado entramado que permite el goteo de liberaciones de rehenes: por un lado, subió la apuesta a una liberación total y por el otro le sumó una amenaza existencial a los palestinos en Gaza que interfiere aún más con el proceso
Después de todo, aunque impracticable, el plan de limpieza étnica solo estaría siendo frenado por la existencia de escudos humanos y eso obliga a retardar una solución a la cuestión de los raptados por el terrorismo. El daño que genera la diplomacia hotelera es inmenso
Pero también expone a Trump a otra derrota el próximo sábado porque salvo que ese día sean librados los 73 rehenes restantes, su amenaza quedará desautorizada. Ese es el problema de la exuberancia del estilo Trump, es a todo o nada y poco es fracaso
Puede alegarse que la presión funciona si Hamas libera una cantidad mayor de rehenes, pero en los hechos el acuerdo de tregua fue alterado. Y eso es el efecto contrario al que buscaba Trump con sus amenazas. No hablamos ni a favor ni en contra, medimos su eficacia
Se trata de calcular consecuencias: ahora algunos gazatíes sumarán la lucha por permanecer en su tierra y eso favorece además al reclutamiento por parte de Hamas y otros grupos terroristas, facilitado por una devastación y la certeza de la existencia de una alternativa sunita
Esto es una cuestión importante porque Trump afirma que no va a enviar tropas de EEUU a Gaza mientras caldea aún más el ambiente. Hamas aumentó su tropa con al menos 15.000 nuevos adherentes. La Franja está inundada de armas. Trump y su estilo, no ayudan a aliviar la presión
Esa eficiencia del “método Trump” puede medirse en otros asuntos en los que se aplicó esa máxima presión distintiva. Vamos al caso de Dinamarca y la pretensión de comprar la isla de Groenlandia. ¿En que quedó en asunto? Congelado y camino al Museo de Asuntos Políticos Pintorescos