Finalmente, tras toquetear frenéticamente algunas veces se produce un resultado: encuentro la pantalla que me permite elegir el punto óptimo, “Sport”, en el nuevo sistema de control de tracción de tres posiciones del Golf GTI. ¿Sería más fácil un botón? Lo haría, pero no condenemos al Golf Mk8 por ser demasiado digital para su propio bien, por el momento. El motor turboalimentado de 2.0 litros ha estado inactivo durante la mayor parte de un cuarto de hora, por lo que no hay duda de que las temperaturas de sus fluidos están listas para la acción. El problema es esa estela azul que le persigue y que se llama Honda Civic Type R. Es el familiar motor EA888, ligeramente modificado para el GTI 8. La potencia máxima no ha cambiado con respecto al Mk7.5 Performance de 245 CV, aunque el nuevo mapeo significa una respuesta más limpia y nítida para el pedal del acelerador tanto al bajar como al subir, para permitirle ajustar mejor la actitud del Golf en medio de la curva. No hay absolutamente nada decepcionante en la forma en que el Golf GTI se desliza por la carretera, un automóvil alerta pero estable debajo de ti, vivo con una mezcla de respuestas rápidas pero controlables que aumenta la confianza. No tenemos tiempo que perder, el GTI y yo nos dirigimos hacia el Oeste por las mejores carreteras secundarias, esperando solo el asfalto desierto en la tierra de nadie. Unos modestos 245 CV pueden no parecer mucho, pero los setos otoñales manchados de óxido pasan como un rayo por las ventanillas laterales y cuando el pie se hunde en tercera, el GTI se siente rápido. De 0 a 100 km/h toma 6,4 segundos, frente a 5,8 segundos para el Civic Type R de 320 CV. El polifacético motor de Volkswagen emite una banda sonora moderada, superpuesta con un pequeño silbido turbo. Lo que no se puede discutir es su efectividad, la entrega rica en par que brinda una conducción ágil desde 3.000 rpm y un empujón adecuado más allá de 4.000 rpm. En última instancia, es un motor con más probabilidades de generar respeto que amor, sobre todo porque hay poco que ganar acercándose al limitador de revoluciones: la tasa de aceleración suave durante las últimas 1.500 rpm deja bastante claro que hubiera sido mejor tomar otra marcha. El GTI cambia de dirección con verdadero entusiasmo y fluidez, la parte trasera no es pesada ni erosiona la confianza. Purga los frenos en la curva, toma la potencia temprano y luego, sintiendo la forma en que el diferencial realmente funciona, instantáneamente desearías haber acelerado antes y con más convicción. El diferencial, que antes solo se montaba en el GTI Performance, ahora es estándar y tiene una mayor tasa de bloqueo. La tracción es poderosa en el Honda Civic Type R En seco, el movimiento del volante por acción del par es casi inexistente, la tracción es poderosa y la capacidad de la amortiguación resbaladiza para hacer que los baches en la mitad de las curvas sean más bienvenidos. Luego sale y pasa a la siguiente recta, con el motor acumulando suficiente velocidad para pasar una furgoneta perdida sin esfuerzo, y tu dedo inevitablemente alcanza el menú del modo de conducción buscando un poco, bueno, un poco más. Porque hasta ahora el GTI impresiona más que cautiva. ¿Tenemos un enemigo del Type R bajo su piel? Todo lo cual apunta a que el Mk8 es un verdadero GTI, y no simplemente un Golf rápido. La clave para eso es el modo de conducción “Individual”, que le permite combinar las respuestas del motor deportivo con una dirección de peso variable y luego ajustar infinitamente su amortiguación y neutralidad del chasis, de una escala variable a supersuave y segura a una pensada para la pista. Ahora, esto es más parecido, y justo a tiempo, para un Honda, desconcertantemente resplandeciente en un tono de azul muy Ford que acaba de aparecer en el retrovisor… Desde 2016, cuando probamos por primera vez esta generación de Type R, el Civic ha ganado todas y cada una de las pruebas comparativas en las que lo hemos tenido. Menos compacto y más un coche deportivo que resulta ser tracción delantera, tiene un cohesión y profundidad en su atractivo para conducir que es instantáneamente fascinante y profundamente satisfactorio a lo largo del tiempo y los kilómetros. Deslizándote al volante, el Honda se siente como en casa; el asiento es más bajo, más firme y más abrazado que el del GTI, mejor para conectarte al automóvil, y la configuración y el peso del volante, el embrague y la caja son iguales. Nos movemos y, en el modo de conducción “Sport” predeterminado, una docena de kilómetros es todo lo que necesito para recordar el deslumbrante brillo del Honda. Como un gran Porsche o Ferrari, no hay ninguna característica destacada. El motor es fuerte, burbujeante, vertiginoso y vital después del Golf, pero no abrumador. Si la caja de cambios hubiera existido en la Edad Media, se habría celebrado con canciones y tapices. Pero a su vez, también se corresponde con la genialidad del chasis, que combina una dirección precisa, tensa aunque ligeramente entumecida con un agarre increíble, una amortiguación y un control de la carrocería maravillosos y un eje trasero que se siente útil, en lugar de rebelde, móvil. Volviendo atrás, el Golf no queda por detrás del Honda, pero tampoco puede superarlo en sensaciones. Esforzándose más ahora, el Volkswagen entra en las curvas con una deliciosa neutralidad, el temido subviraje nunca se materializa, y puede soportar aperturas tan tempranas del acelerador que te hace preguntarte por qué alguien se molesta con la tracción en las cuatro ruedas. Pero el Civic tira más fuerte, se siente aún mejor en los frenos, gira más rápido y sin esfuerzo y lleva la velocidad en las curvas como un pura sangre. Es más, la sonrisa que pone en tu rostro es más amplia, la naturaleza frenética pero controlada del Type R y su potencia pura le hacen ser más embriagador. Necesitamos tomar una decisión. El Mk8 es uno de los mejores Golf GTI, un automóvil que equilibra los rasgos a menudo contradictorios de rendimiento y comodidad refinada tan hábilmente como el destacado Mk5, y aporta de manera efectiva gran parte de la magia de algunos GTI recientes y exclusivos –específicamente el TCR y Clubsport S– al GTI convencional. Si deseas un VW Golf GTI, lo que es muy comprensible, no hay duda de que te llenará de satisfacción. Por su parte, el Honda Civic Typre R sigue siendo un logro automotriz, aunque más radical y menos práctico para el día a día que el alemán. El Golf es un gran GTI: rápido, refinado y divertido. Pero el Civic es un Type R; concentrado, frenéticamente rápido, majestuosamente maleable e impregnado de la mejor ingeniería de rendimiento de Honda.
Me quedo el coche de batman. Mira que a mi los super hot hatch nunca me han erizado el pelo, en detrimento de los focus RS o Golf R yo siempre hubiera cogido un ST o un GTI, buscando el compromiso usabilidad/deportividad. La realidad es que por la pasta que cuestan nuevos esos modelos, si solo buscas deportividad; no compraría ni un RS ni un R, por tanto si estuviera mirando modelos de ese corte sería por la dualidad de carácter. Es decir, para mi la versión "menos rápida" sería la elección óptima. Pero eso no quita que este Type R me fascina, al final el Civic me ha terminado gustando. Y mucho.
Joer es que el Civic parece un transformer..es tan,tan ....no se...artificial??. Por mucho que ande y muy efectivo que sea..y se que es la referencia pero.....NO
Yo pensaba igual, pero j*der, fue verlo en directo, amarillo, y me atrajo su toque macarra. No lo compraría, pero lo vi con mejores ojos que en foto.
