La anulación de las escuchas telefónicas tumba todo el juicio de la operación Trucarro El resto de la prueba es también nula, lo que anticipa la absolución de los 15 acusados El fiasco de la operación Trucarro se consumó ayer en la sección compostelana de la Audiencia Provincial, que juzga, diez años después de iniciarse la investigación, la supuesta trama que manipulaba cuentakilómetros de vehículos usados para elevar su precio cuando eran vendidos de segunda mano en concesionarios y talleres de toda Galicia. El réquiem del caso lo cantó la Fiscalía, que inició su intervención admitiendo que «sin las escuchas no podemos celebrar el juicio».Intervenciones telefónicas que habían sido declaradas nulas por el tribunal en la sesión anterior por un defecto de forma en el auto que las justificó. El ministerio público asumió así que el resto de las pruebas practicadas en la instrucción, desde las entradas y registros a los seguimientos de sospechosos y las declaraciones, estaban contaminadas porque derivaban de las escuchas y, por tanto, son también nulas. Ante esa evidencia, el fiscal quiso hacer un último quiebro jurídico para que el tribunal rectificase esa decisión presentando los autos de la investigación de Lalín, en cuyo transcurso se tuvo noticia de la presunta trama de trucaje de cuentakilómetros. Su petición provocó la queja unánime de las defensas de los quince acusados, alertando de que era una petición «sorpresiva y extemporánea» porque se hacía en un momento procesal que no era el oportuno y dejaba a los acusados indefensos. «La ley es clara y no es posible reconsiderar la decisión» El presidente del tribunal, el magistrado Ángel Pantín, les dio la razón y aclaró a la Fiscalía que la sala ya había decidido sobre la validez de las escuchas. «La ley es clara y no es posible reconsiderar la decisión tomada, por lo que no hay nada más que decir», expresó el juez. Así las cosas, el juicio se celebró, pero sin que se presentasen más pruebas que dos infructuosos interrogatorios: el del principal acusado, Johann Grimm, el alemán dueño de la empresa de Milladoiro (Ames) en la que presuntamente se creó la herramienta informática que alteraba los cuentakilómetros; y el de uno de los responsables de los concesionarios acusados, José Ramón Nené Barral, exalcalde del PP en Ribadumia. Sus testimonios no valieron para nada. Grimm no quiso responder ninguna pregunta y Barral solo contestó a su abogada para decir que no sabía nada del contrato del coche que se vendió en su concesionario de Vilagarcía y al que presuntamente se le manipuló el cuentakilómetros. Con ninguna prueba en contra, la sonrisa se esculpió en los rostros de los acusados, sabedores de que la sentencia les absolverá de todos los cargos. «No parece difícil saber cuál será la posición de la sala» X. M. No hay que ser un experto jurista para saber cuál será el desenlace del juicio de la operación Trucarro. El propio presidente del tribunal, Ángel Pantín, adelantó que, visto que no se había practicado ninguna prueba en contra de los acusados y que todas las que obran en el sumario son ahora nulas, «sin ánimo de prejuzgar, no parece difícil saber cuál será la posición de esta sala», señaló el experimentado magistrado. Es decir, que la sentencia que se dictará será absolutoria para los quince acusados que finalmente se sentaron en el banquillo, de los 42 que llegó a haber. De los otros 27, uno fue absuelto en el trámite de cuestiones previas y el resto llegaron a acuerdos con el ministerio público, por los que reconocieron su culpabilidad a cambio de penas menores e indemnizaciones a los perjudicados. «Ya estamos en el juicio y va a haber un juicio y este tribunal emitirá una sentencia», El fiscal, Jorge Fernández de Aránguiz, sostenía que sin escuchas no podía haber juicio, pretendiendo sin explicitarlo que el tribunal sobreseyera la causa. Algo que el juez Pantín le dejó bien claro que no iba a suceder. «Ya estamos en el juicio y va a haber un juicio y este tribunal emitirá una sentencia», le aclaró. «Diez años para nada». Este juicio atípico pone fin a un caso que ya está por méritos propios entre los más decepcionantes de la historia judicial de Galicia. Nada queda de las expectativas generadas cuando hace una década se inició la investigación que puso en jaque a decenas de famosos concesionarios gallegos. El epílogo perfecto lo sentenció uno de los presentes en la sala: «Diez años para nada».
Lo dicho,delincuentes gobernando para delincuentes,acaso esperabais otra cosa.P.D. lo peor de todo es que al hdlgp este no lo voto nadie.