E. Gonzalo
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Buenas.
Yo entiendo que el espacio es costoso y que los arquitectos tienen que procurar aprovecharlo al máximo. A mí me gustaría que todos los estacionamientos tuvieran plazas de cuatro metros de ancho no solo para poder entrar sin maniobras sino para abrir las puertas completamente sin dar ni recibir golpes del coche de al lado. Pero no puede ser, ya está.
También sé que hay coches que te aparcan solos, después de que tú te hayas bajado. Alineas el coche en la plaza y ya le das adelante o atrás y no pasas el apuro de abrir la puerta en un sitio estrecho. Pues afortunado el que lo tenga, que no es mi caso.
Pero lo que no soy capaz de entender es qué mente torturada es capaz de diseñar una entrada/salida de un parking capaz de hacer pasar un mal rato al valiente que se aventura a entrar.
Me sé de un supermercado cuyo aparcamiento está siempre casi vacío. Si tiene, así a ojo, unas noventa o cien plazas, raro es ver que haya más de cinco coches dentro.
¡Fantástico! Aparcas comodamente, nunca te pegarán un coche al lado y maniobras muy bien para entrar y salir de las plazas que son bastante anchas.
¿El problema? Que tanto la bajada por la rampa como al final la propia puerta del subterraneo, en ángulo recto y bastante estrecha hacen que la entrada sea delicada, cosa que se ve al ir observando restos de roces de otros coches. Suelo entrar en él sin problemas porque me lo conozco pero si algún día no estoy fino, me toca hacer maniobra por haberme cerrado más o menos de la cuenta. La salida, parecida también. Con otro ángulo recto en el arranque de la rampa de subida. Con un automático ni te enteras. Con un manual... más de un embrague habrá sufrido ahí.
Al final hasta a veces nos quedamos con ganas de aparcar en las plazas de minusválido junto al acceso al ascensor, no por desconsideración hacia nadie sino porque hasta ahora nunca hemos visto un solo minusválido utilizando ese garaje. Cierto que hay plazas fuera, en superficie que son una muy buena alternativa y la más lógica para casi todo el mundo salvo para algún chiflado (yo) que no le importe meterse en garajes ratoneros.
En algún otro garaje he entrado y me ha sorprendido verlo también casi vacío. ¡Mal rollo! Lo confirmas al abandonarlo. Salidas de estas que te ponen la maquinita del ticket en ángulo y luego tienes que salir en cuesta, en curva y con todas las alarmas del PDC en rojo mientras vas casi esperando el ruido del raspón.
Normal que el que entre ya no repita nunca más y aparque en la calle, en doble fila o encima de la acera. Pero se ve que el señor arquitecto que diseñó ese parking no había conducido en su puñetera vida.
El caso que describo es el de un establecimiento que tiene su parking subterraneo en un centro comercial y por tanto puedes aparcar a unos cientos de metros, o ni tanto, y vas comodamente así que, como decía, no tiene sentido utilizar ese parking porque tiene muy buena alternativa.
Lo malo es, y de esos existen muchos, en zonas congestionadas donde no la hay y no te queda otra que entrar al parking. Que sabes que vas a entrar mal, a aparcar con dificultad, a salir peor y que, si me apuras y eres un poco alto, te vas a pegar un leñazo en la cabeza con el techo en algún tramo, respirando gases de escape a 40º C mientras vienes de dejar el coche o vas a por él. Y además caros de narices.
Por eso digo lo de "disuasorios" porque de verdad que a esos aparcamientos la mejor opción es no utilizarlos.
Yo entiendo que el espacio es costoso y que los arquitectos tienen que procurar aprovecharlo al máximo. A mí me gustaría que todos los estacionamientos tuvieran plazas de cuatro metros de ancho no solo para poder entrar sin maniobras sino para abrir las puertas completamente sin dar ni recibir golpes del coche de al lado. Pero no puede ser, ya está.
También sé que hay coches que te aparcan solos, después de que tú te hayas bajado. Alineas el coche en la plaza y ya le das adelante o atrás y no pasas el apuro de abrir la puerta en un sitio estrecho. Pues afortunado el que lo tenga, que no es mi caso.
Pero lo que no soy capaz de entender es qué mente torturada es capaz de diseñar una entrada/salida de un parking capaz de hacer pasar un mal rato al valiente que se aventura a entrar.
Me sé de un supermercado cuyo aparcamiento está siempre casi vacío. Si tiene, así a ojo, unas noventa o cien plazas, raro es ver que haya más de cinco coches dentro.
¡Fantástico! Aparcas comodamente, nunca te pegarán un coche al lado y maniobras muy bien para entrar y salir de las plazas que son bastante anchas.
¿El problema? Que tanto la bajada por la rampa como al final la propia puerta del subterraneo, en ángulo recto y bastante estrecha hacen que la entrada sea delicada, cosa que se ve al ir observando restos de roces de otros coches. Suelo entrar en él sin problemas porque me lo conozco pero si algún día no estoy fino, me toca hacer maniobra por haberme cerrado más o menos de la cuenta. La salida, parecida también. Con otro ángulo recto en el arranque de la rampa de subida. Con un automático ni te enteras. Con un manual... más de un embrague habrá sufrido ahí.
Al final hasta a veces nos quedamos con ganas de aparcar en las plazas de minusválido junto al acceso al ascensor, no por desconsideración hacia nadie sino porque hasta ahora nunca hemos visto un solo minusválido utilizando ese garaje. Cierto que hay plazas fuera, en superficie que son una muy buena alternativa y la más lógica para casi todo el mundo salvo para algún chiflado (yo) que no le importe meterse en garajes ratoneros.
En algún otro garaje he entrado y me ha sorprendido verlo también casi vacío. ¡Mal rollo! Lo confirmas al abandonarlo. Salidas de estas que te ponen la maquinita del ticket en ángulo y luego tienes que salir en cuesta, en curva y con todas las alarmas del PDC en rojo mientras vas casi esperando el ruido del raspón.
Normal que el que entre ya no repita nunca más y aparque en la calle, en doble fila o encima de la acera. Pero se ve que el señor arquitecto que diseñó ese parking no había conducido en su puñetera vida.
El caso que describo es el de un establecimiento que tiene su parking subterraneo en un centro comercial y por tanto puedes aparcar a unos cientos de metros, o ni tanto, y vas comodamente así que, como decía, no tiene sentido utilizar ese parking porque tiene muy buena alternativa.
Lo malo es, y de esos existen muchos, en zonas congestionadas donde no la hay y no te queda otra que entrar al parking. Que sabes que vas a entrar mal, a aparcar con dificultad, a salir peor y que, si me apuras y eres un poco alto, te vas a pegar un leñazo en la cabeza con el techo en algún tramo, respirando gases de escape a 40º C mientras vienes de dejar el coche o vas a por él. Y además caros de narices.
Por eso digo lo de "disuasorios" porque de verdad que a esos aparcamientos la mejor opción es no utilizarlos.