Nukem;11683257 dijo:
Es un difícil equilibrio entre libertad personal y civismo. Personalmente creo que hemos llevado el péndulo demasiado lejos del civismo, pero no me gustaría estar como en alemania donde les cuesta mucho improvisar y no hacer la cosas "como mandan la normas" (que no siempre son correctas o racionales).
Como ejemplo la Autobahn, un gustazo de seguridad a alta velocidad, pero con el reverso de las carreteras secundarias donde van demasiado tranqui si lo que quieres es disfrutar un poco de unas curvas, y lo digo sin poner a los demás en peligro, simplemente tú y ese tramo.
También indicar que el pasatiempo nacional es la autocrítica que a veces se hace un poco cansina y caemos en muchos tópicos. Yo no creo que estemos tan mal, aunque hay un buen margen para mejorar, y las carreteras alemanas tampoco son la panacea, de hecho hay muchos tramos de autopista vetustos: carriles de aceleración y deceleración ridículos (muy peligroso al ritmo que vas), curvas y cambios de rasante propios de nacionales más que autopistas, margenes casi inexistentes, muchísimo tráfico...
De hecho en mi experiencia los franceses tienen unas autopistas infinitamente mejores y conductores muy disciplinados, la lástima es que se han puesto bordes con la velocidad y está sembrado de radares. Hace unos años era una gozada...snif
Mi tesis es que falla el modelo, no las personas. Yo creo en la gente, y pienso firmemente que lo que falla es la estrategia, la visión de futuro, el enfoque. No sé si eso es tópico o decirlo puede llegar a ser cansino para el que lee, pero es lo que pienso, y creo que en otros sitios lo hacen mejor en muchos aspectos, por lo que el que se ponga al mando, sólo tiene que cambiar el rumbo, el objetivo y copiar actuaciones que funcionan para planificar un modelo adaptado a nuestras condiciones de contorno. Ya sé que cuando uno tiende a generalizar, aumenta el riesgo de equivocarse y caer en tópicos, pero es que si se analiza el resto de pilares estratégicos, como el de la educación, lamentablemente se aplican las mismas premisas que para la cosa del tráfico (disfrazar la verdad, no trabajar en una apuesta de futuro ambiciosa). Cuando uno pone rumbo hacia un objetivo, aunque éste pretenda ser secundario, o en cierta forma camuflado, al cabo del tiempo, acaba moviéndose en esa dirección, y de nada sirve disfrazar o enmascarar las intenciones. Si has fijado una actuación para "recaudar", al final consigues eso, y para intentar mostrar lo otro que "pretendías" de boquilla tienes que mentir y engañar. La realidad es tozuda hasta para los inútiles.
Una estrategia necesita años, no son cambios de un día para otro. Además, el camino será muy duro, con continuas piedras que te retrasen el avance, e incluso empujones que te aparten temporalmente del objetivo, pero si tienes claro a donde quieres llegar, el modelo del sistema que quieres conseguir, a pesar de los recortes o de las carencias, cualquier recurso que puedas conseguir lo emplearás en la dirección adecuada. Para ello se necesitan dos cosas, gente para planificar y definir esa estrategia de futuro y personas capaces de seguir el planning marcado y aguantar las piedras y los empujones.
Y no importa que el objetivo sea ambicioso, es más, debería serlo si se pretende mejorar sustancialmente. Quizás el suponer a todos esos que "van como locos" cuando circulan por autovía pero que luego se comportan en secundarias de doble sentido (ya que no dan tanto miedo en ese caso), circulando razonablemente bien en un futuro por carreteras donde el individuo decida y adapte el cómo desea moverse a sus necesidades y preferencias, hoy parezca utópico. Pensar que ni siquiera podamos plantearnos estas metas por culpa de estos supuestos terroristas y kamikaces, que al parecer son tan abundantes, si que me parece un tópico. A mi esto me suena a caspa, a rancio, a cuando el chamán de la tribu decidía que hay que sacrificar a una virgen para que mejorasen las cosechas ... Y lo que me preocupa de verdad, no es que llegue a ser cansino que también lo es ya, en mi opinión, sino por la carga de complaciencia y conformismo, de pocas miras y de poca ambición de futuro que hay detrás.