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Sentado en el aeropuerto de Cagliari estoy, y como falta una hora para embarcar, aprovecho para daros mi opinión de la isla italiana más sincera. No vengáis.
Si apreciáis vuestra vida y queréis seguir vivos, no vengáis. En serio.
Como para desplazarse hace falta coche, porque la opción de transporte público es bastante reducida, y queríamos visitar media isla, alquilamos un Fiat Panda relativamente nuevo, marcando tan solo 300km en el odometro. Vale que no es un deportivo al uso, pero se ha comportado. Y además el 95% del parque móvil sardo son el mismo coche: Fiat Panda de todas la generaciones, colores y sabores.
Hemos visitado la mitad sur de la isla. 600 kilómetros de infarto. Las líneas continuas no existen. Jamás he visto en otros sitios adelantamientos como los que he presenciado. En carreteras de 90km/h de límite, ir a 120 y adelantarte en continua como si fueras parado, en carreteras de un solo carril por sentido y sin arcén. Y si viene alguien de cara, ya se apartará. Un desprecio total por las vidas propias y ajenas. Cada 5 quilómetros de media, un ramo de flores en el arcén. Y pocos me parecen.
Y no una ni dos veces. Hemos contado más de 100 adelantamientos entre los que nos han hecho a nosotros y los que hemos presenciado a otros coches.
¿Es bonita la isla?
Carreteras en mal estado y una sensación general de vejez y dejadez, como si se hubiera quedado anclada a finales de los 70.
Cagliari es directamente un horror arquitectónico. Hay barrios chungos en Barcelona más apetecibles.
La gente intenta ser hospitalaria, amable y servicial. Pero el peligro constante en carretera no compensa para nada visitarla.
Cerdeña nunca más.

Si apreciáis vuestra vida y queréis seguir vivos, no vengáis. En serio.
Como para desplazarse hace falta coche, porque la opción de transporte público es bastante reducida, y queríamos visitar media isla, alquilamos un Fiat Panda relativamente nuevo, marcando tan solo 300km en el odometro. Vale que no es un deportivo al uso, pero se ha comportado. Y además el 95% del parque móvil sardo son el mismo coche: Fiat Panda de todas la generaciones, colores y sabores.
Hemos visitado la mitad sur de la isla. 600 kilómetros de infarto. Las líneas continuas no existen. Jamás he visto en otros sitios adelantamientos como los que he presenciado. En carreteras de 90km/h de límite, ir a 120 y adelantarte en continua como si fueras parado, en carreteras de un solo carril por sentido y sin arcén. Y si viene alguien de cara, ya se apartará. Un desprecio total por las vidas propias y ajenas. Cada 5 quilómetros de media, un ramo de flores en el arcén. Y pocos me parecen.
Y no una ni dos veces. Hemos contado más de 100 adelantamientos entre los que nos han hecho a nosotros y los que hemos presenciado a otros coches.
¿Es bonita la isla?
Carreteras en mal estado y una sensación general de vejez y dejadez, como si se hubiera quedado anclada a finales de los 70.
Cagliari es directamente un horror arquitectónico. Hay barrios chungos en Barcelona más apetecibles.
La gente intenta ser hospitalaria, amable y servicial. Pero el peligro constante en carretera no compensa para nada visitarla.
Cerdeña nunca más.
