La C-15 es uno de los coches más feos que he visto en mi vida.
Pero era cómodo, duro, fiable, barato, práctico, ágil...
Daba igual llevarlo por carretera, por ciudad o por un pedregal. Lo mismo le daba.
Decía lo de cómodo porque una vez subí en las plazas traseras de uno (imagino que no todos tenían segunda fila de asientos) y la forma de la parte trasera, así como abombada, dejaba un espacio enorme.
Maravilloso, de verdad.
No me hubiera importado hacer un viaje largo en una C-15.