A mí, pareciéndome bien la idea, y que es el camino a seguir, en cuanto a usar más transportes alternativos en zonas congestionadas. Con lo que no puedo estar de acuerdo es la implementación.
Estamos ya todos hartos de prohibiciones y represión. Mira qué fácil sería decir "a quien use el coche menos de xxx kilómetros al año, bonificación del 50% en el IVTM, o bonificación en los abonos de TTPP"... Hay mil cosas que se pueden hacer, en cambio nada más piensan en cómo sacudir multas a la gente...
De todas maneras sobre esto en concreto leí justamente hace pocos días que se mezclaban demasiadas cosas: y como no soy de matar al mensajero, aquí lo casco (quedaos con lo mollar, con lo que no son apreciaciones ni calificativos, que tambien los incluye con mayor o menor fortuna):
Bulos, escudos con cobayas y bolardos en llamas: la batalla por limitar los coches en Oxford
- Lo que empezó como una disputa local ordinaria sobre cómo aliviar la congestión se ha convertido en objeto de campañas que han llegado a Estados Unidos, Canadá y Australia. Oxford se ha convertido en un inesperado frente de batalla que muestra cómo viaja la desinformación sobre el cambio climático
"“Hola conejillo de indias”, dice un folleto repartido hace unos días por los buzones de Oxford con un escudo como el de la ciudad pero con una cobaya en el centro en lugar de un buey. Un texto de tres páginas asegura que por un plan “de Naciones Unidas” en Oxford será muy difícil “visitar a tu madre en la residencia” o “llevar a tus hijos a un bonito parque en el otro lado de la ciudad en un día de sol”. “Dile adiós a las comidas sobre la marcha en el pub al lado del río o a las visitas sorpresa espontáneas a un amigo enfermo para pasearle el perro”, dice el escrito que también niega la existencia del cambio climático y que está firmado por un grupo llamado Not Our Future. Los panfletos los han repartido los músicos noventeros y protagonistas de
reality shows Fred y Richard Fairbrass, entre otros. El grupo está compuesto por activistas que empezaron a protestar contra las medidas sanitarias por la pandemia, se pasaron a los mensajes antivacunas y ahora están centrados en lo que llaman “confinamiento climático”. Algunos también suelen repetir los argumentos del Kremlin “contra el dominio occidental” para justificar la invasión rusa de Ucrania. La distribución de los panfletos del escudo con la cobaya la filmó Rebel News, un canal de
streaming canadiense que nació en 2015 para hacer campaña contra el Islam y la inmigración.
El plan
Los “filtros de tráfico” de Oxford supondrán que en las horas centrales del día en calles concretas -claves para la entrada y la salida al centro- sólo unos pocos coches privados puedan circular. El plan consiste en instalar unas cámaras capaces de leer las matrículas y detectar si coches sin excepciones se están saltando las reglas para mandarles a casa una multa de 70 libras (unos 80 euros).
El objetivo es aliviar la congestión y facilitar el paso a autobuses y otras formas de transporte. En Londres, estas limitaciones se han probado en 46 zonas y más de 400 calles, han reducido el tráfico y no han aumentado la congestión de las calles adyacentes,
según un estudio, pero algunas restricciones se han eliminado por quejas de vecinos y tiendas. En Oxford, algunos comerciantes se quejan de que llegarán menos clientes de las afueras u otras localidades y de que no ha habido suficiente consulta pública o refuerzo de servicios.
En realidad, todavía no está claro cuándo se pondrá en marcha el plan: estaba previsto para enero de 2024, pero unas obras en un puente cerca de la estación de tren hacen probable que se retrase. En cualquier caso, es una prueba durante unos seis meses antes de tomar una decisión más definitiva.
Al otro lado del Atlántico
Este es el plan que Jordan Peterson, psicólogo canadiense, profesor y héroe de la extrema derecha por sus cruzadas contra el feminismo y las vacunas,
ha llamado “locura fascista” que hará que Reino Unido deje de ser “un país libre”. Hace unas semanas, Peterson
tuiteó en su cuenta de más de 3,7 millones de seguidores que el proyecto de Oxford era “un plan bien documentado” por el que “burócratas tiranos idiotas pueden decidir por decreto dónde se te permite conducir”. Lo definía como un complot de Naciones Unidas y el Foro Económico Mundial.
Unas semanas antes, Steve Milloy, un abogado y activista estadounidense, difundió el bulo de que en Oxford “los vecinos quedarán encerrados en sus barrios sin que pueda entrar o salir el tráfico” con un enlace a un artículo del diario local
Oxford Mail. Utilizó la expresión “confinamiento climático”, que ha ayudado a difundir él mismo con connotaciones negativas desde 2021. Milloy fue parte del equipo de transición de Donald Trump en 2016, ha colaborado como comentarista contra “la ciencia basura” en Fox News y es miembro del consejo directivo del Heartland Institute, un
think-tank libertario con sede en Chicago
que trabajó para la tabaquera Philip Morris para desacreditar los estudios científicos sobre el daño del tabaco y ahora cuestiona el cambio climático.
Milloy es influyente de manera discreta, según explica a elDiario.es Jennie King, académica especializada en desinformación sobre el clima y las vacunas del
Institute for Strategic Dialogue, una organización de estudios y activismo contra la polarización con sede en Londres y Berlín. “Su propia huella digital tiene un impacto bastante bajo… Unos ‘me gusta’ y poco más. Pero Milloy desempeña un papel muy importante como foco de contenido, que luego es recogido por actores que tienen una audiencia mucho mayor y la capacidad de atraer a un público más amplio. Milloy y el Heartland Institute originan parte del lenguaje que luego es utilizado por medios de comunicación y por otros actores con cuentas verificadas que pueden convertir algo en una tendencia viral”.
(Sigue:
https://www.eldiario.es/internacion...-batalla-limitar-coches-oxford_1_9899975.html)