"Las democracias no se rompen en un estallido. Se desgastan en pequeñas operaciones que nadie detiene a tiempo. Y esta es una de ellas."
Lo copio entero, merece la pena:
La red que cruza todas las líneas rojas
1. El origen de un escándalo: Hay historias que crecen en los márgenes, sin luces y sin ruido. El caso Leire Díez nació así, como un movimiento lateral mientras el país miraba hacia otro lado. Hasta que la superficie cedió. La investigación comenzó en el Juzgado de Instrucción nº 9 de Madrid, pero sus raíces estaban en un ecosistema político donde el partido y el Estado se habían vuelto intercambiables. Leire Díez, con empleos de libre designación en Correos y Enusa, se movía por pasillos institucionales con la familiaridad de quien sabía dónde podía pisar. A su paso, dejaba una trama que hoy puede reconstruirse con más de tres horas de grabaciones, múltiples reuniones verificadas y una lista de objetivos que no pertenece a la política normal.
2. Grabaciones que revelan quién daba las órdenes: La clave del caso está en los audios. En ellos, Leire Díez repite 12 veces el nombre del presidente del Gobierno. Habla de “órdenes de limpiar” y de un Pedro Sánchez “muy preocupado”. No se presenta como periodista ni como ciudadana. Se presenta como “la mano derecha de Santos Cerdán”. Esa frase lo cambia todo. Los audios fueron grabados por el fiscal Ignacio Estampa, víctima años antes de una operación política contra él. En ellos se describe con detalle un plan para influir, presionar, negociar y neutralizar a fiscales, jueces y mandos policiales. La instrucción penal por cohecho y tráfico de influencias no es retórica: se basa en hechos precisos.
3. Los cinco días que activaron la maquinaria: El punto de giro es conocido, aquellos cinco días de reflexión de Pedro Sánchez. Mientras el país debatía su futuro político, en la sombra se activó una operación de información paralela. No para “pensar”, sino para identificar amenazas. Los primeros objetivos fueron los dos jueces que investigaban al círculo familiar del presidente. El juez Juan Carlos Peinado, que había admitido diligencias contra Begoña Gómez. La magistrada Beatriz Veitmá, responsable del procesamiento del hermano de Pedro Sánchez. Se investigaron sus allegados, sus propiedades, sus sentencias, sus afinidades políticas. Como no apareció nada, se fabricaron bulos. Uno de ellos, el famoso “DNI duplicado” de Peinado, terminó publicado en medios. Ese episodio es clave, cuando no encontraron un escándalo, lo inventaron.
4. La operación contra la UCO y la Fiscalía: La red no se limitaba a magistrados. Los objetivos incluían a los dos cuerpos que más pueden incomodar a un Gobierno: - La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. - La Fiscalía Anticorrupción. - Una conversación con un guardia civil imputado en el caso Koldo revela ofertas de una gravedad inédita. Salvar su carrera, cerrar su imputación y ser nombrado número dos de la Guardia Civil a cambio de entregar información interna contra la UCO. - Con los fiscales, la mecánica fue similar. Se ofrecieron ventajas profesionales al fiscal José Grinda y un aterrizaje suave en su caso a Ignacio Estampa si colaboraban. El método no deja espacio a interpretaciones, era una estructura de presión diseñada para interferir en órganos de control del Estado.
5. El vídeo sexual y la frontera que nunca se debe cruzar: Hay un elemento que explica por sí solo la naturaleza de la trama. Leire Díez acudió personalmente a la redacción de un periódico con un vídeo sexual del fiscal Grinda. La escena es difícil de exagerar. No es rumor. No es un recorte. No es un archivo. Es una grabación privada llevada como moneda de cambio. Con ese gesto, la operación dio un salto cualitativo, pasó de ser una maniobra política a ser una operación parapolicial, basada en chantaje, intimidación y control reputacional. Ninguna democracia madura puede permitirse algo así.
6. Una red de nombres que ya no admite casualidades: Lo verdaderamente revelador es el mapa de relaciones: - Reuniones acreditadas con Santos Cerdán en Ferraz. - Contactos con Óscar López durante crisis internas del PSOE. - Presencia de empresarios ligados al caso Villarejo. - Enlaces con mandos policiales que la trataban como enlace legítimo. - Empleos consecutivos en empresas públicas estratégicas. Leire Díez no actuaba en solitario. Actuaba desde dentro de un sistema que la validaba, la financiaba y la utilizaba. Y aquí aparece un dato que ninguna respuesta oficial ha explicado. El PSOE no ha presentado ni una sola acción legal contra Díez. Ni por usurpación. Ni por falsedad. Ni por daños reputacionales. Ese silencio pesa más que todos los comunicados.
7. La erosión institucional en cifras: El caso Leire Díez encaja en un entorno donde la desconfianza institucional va en aumento. - La confianza ciudadana en la independencia judicial ha caído del 54% al 34% en cinco años. - La percepción de que los partidos usan el Estado para fines propios supera el 70%, según el CIS previo al cambio metodológico. - Durante 2022–2024 se han abierto más de 30 investigaciones por corrupción o tráfico de influencias en entidades ligadas al PSOE (SEPI, Correos, Diputaciones, Ayuntamientos, ministerios...). - La Fiscalía y las asociaciones judiciales registran un aumento del 40% en filtraciones, presiones y ataques mediáticos contra jueces de casos sensibles. No es solo un caso. Es un síntoma.
8. El verdadero significado del caso Leire Díez: Este caso no retrata a una operadora imprevisible. Retrata un modelo de poder basado en cuatro pilares: - Supervivencia política por encima de la legalidad. - Interferencias en órganos de control del Estado. - Fabricación de bulos como herramienta operativa. - Uso del aparato público como red de protección. Cuando una democracia permite que una operadora de segundo nivel tenga acceso a jueces, fiscales, mandos policiales y empresas públicas sin que nadie pregunte quién la autoriza, no es una anécdota, es una estructura. El peligro no está en lo que ella hizo. El peligro está en lo que su historia revela sobre quienes se beneficiaban de sus actos. Las democracias no se rompen en un estallido. Se desgastan en pequeñas operaciones que nadie detiene a tiempo. Y esta es una de ellas.