Para toda resolución de un problema, se necesita un diagnóstico en el que se delimite el problema. Y para delimitar el problema hay que definir con rigor las palabras que se usan:
Yo veo una continua confusión con Estado, nación, gobierno y democracia, entre otros. Escucho cosas como:
- "España es una democracia/ No es una democracia". Vamos a ver, España es un país, una nación: sitio donde la gente nace y tiene un pasado común, cultura común, cosas que los hacen permanecer unidos, intereses pasados, presentes y futuros muy ligados por tradición. Y la democracia es una forma de gobierno, como está la dictadura, la partidocracia, la aristocracia, sofocracia, tecnocracia...
- "Estado español" usado como sinónimo de "nación española". Falso. El Estado es el conjunto de instituciones que organizan el funcionamiento del país, incluidos los tres poderes (ejecutivo...). La policía, jueces, médicos... necesitan organización, jerarquía. Un Estado puede ser opresor porque sirva los intereses de un cruel dictador, y la nación no es opresora sino oprimida. Por eso es crucial que la nación controle el Estado y no viceversa.
- Por último, coincido con lo que dices, "gobierno español=Estado español". Falso.
¿Qué es el presidente del Gobierno? La persona que lo preside, el responsable último de que la maquinaria funcione. Los 350 diputados del Parlamento no se van a reunir con los más de 400 miembros del Parlamento británico para llegar a acuerdos de país, eso lo tiene que hacer una cabeza. Y si se necesita una legislación para que ambos países puedan cooperar, el presidente le pide al Parlamento que haga una ley que pueda encajar, pero no la hace el Ejecutivo, como ocurre en España.
¿Qué no es el presidente del Gobierno? No es su dueño. El jefe de un profesor funcionado de carrera, policía, médico... no es el presidente del Gobierno sino el propio pueblo. El funcionario debe cumplir con la legislación que no emana del Ejecutivo sino del legislativo, el Parlamento, donde teóricamente debe estar representada la nación por medio de personas que representen a su circunscripción, no que representen los intereses del propio partido. A mí me gusta la traducción literal del inglés: funcionario se dice "civil servant", el sirviente del civil, el que se dedica a los demás.
Por desgracia hay mucha gente en España que habla sin pensar en lo que dice, simplemente repitiendo lo que dicen los demás. Por eso, lo que más les fastidia es que les preguntes qué entienden por las palabras que usan. ¿Para qué vamos a empezar una operación si no sabemos distinguir un bisturí de una aguja, un músculo de un órgano?
Mira, yo últimamente cuando me viene cualquiera a hablarme de los nacionalismos separatistas, me voy al estadio anterior y pregunto, ¿qué es nacionalismo? ¿Qué entiende la otra persona por nacionalismo? Las naciones o existen o no existen. Punto. Lo que quieren los nacionalistas más radicales son instituciones separadas, un Estado más pequeño. Y se usa la palabra nación como engaño para que no podamos salir de ese pensamiento y pasemos a razonar con su marco conceptual. ¿Crees que tu región es otra nación? Dime argumentos históricos, culturales... dime qué piensa la gente que está enterrada en esa región durante siglos, para que estemos de acuerdo en eso. Y aunque pudieran tener algo de razón, que no, los Estados se han confirmado acorde a Naciones históricas, y España lo es, nos guste o no.
Los políticos separatista-estatalistas, en su gula de mayor poder, quieren instituciones más grandes, y usan a su propio pueblo para enfrentarlo, al igual que hace el PSOE con su - porque lo pagamos todos- financiación a feministas (100 millones de euros anuales) o el cine, entre otros, que el PP luego no quita/quitará, como ahora no quitan ley mordaza, como Rajoy no quitó memoria histórica... todo es lo de siempre: político de la partidocracia, divide al pueblo y vencerás. Pero divídelo en menudeces como el lenguaje: ciudadanos y ciudadanas. Lo importante, oligarquía aforada, instituciones ineficientes, mediocridad política sin control, ni tocarlo.
El cambio comienza en uno mismo. Cuando alguien os venga a decir gilipolleces inconexas que parten de presupuestos falsos no debemos continuar con ese teatro de marionetas como si esa representación de la realidad fuese la realidad. Hay que desenmascarar que ese árbol no tiene raíces, y así cae sólo, sin hacer fuerza.