El problema de fondo
Los expertos ya han calificado a estas vulnerabiildades como las más graves de la historia de la informática. La cuestión de fondo es cómo ha sido posible que estos fallos se hayan descubierto en estos momentos y afecte, por extensión, a la mayoría de los chips informáticos de la última década. Los problemas de Meltdown y Spectre aprovechan una característica moderna para mejorar la optimización y rendimiento de los microprocesadores llamada «ejecución especulativa». Este sistema mejora la velocidad operando en múltiples instrucciones a la vez, posiblemente en un orden diferente al que ingresaron directamente al chip.
De cara a aumentar el rendimiento, la CPU o Unidad central de Procesamiento «predice» qué ruta y qué instrucciones son las más probables que se tomen, por lo que es el propio sistema el que continúa especulando la información, incluso antes de que se complete la instrucción. Si la predicción fue incorrecta, la instrucción se descarga de manera casi invisible para el software. Sin embargo, y es aquí el problema, las técnicas Meltdown y Spectre han demostrado que se puede acceder a esa memoria, incluida la del «kernel» o núcleo del sistema -el componente que ejecuta las tareas más críticas del propio sistema operativo-, desde un proceso de usuario menos privilegiado como puede ser la introducción de código malicioso o «malware» que se ejecuta dentro de un dispositivo. Así que todos los datos personales que se almacenen ahí podrían ser robados, incluido contraseñas.