MÁLAGA
La rusa de los taxis usados
Esta joven bielorrusa, Natalia Arlova, ha comprado ya medio millar de vehículos a los taxistas para exportarlos a su país en el negocio de la segunda mano. Paga mejor que los concesionarios y hasta la Guardia Civil le vende sus coches patrulla.
Entre los taxistas la conocen por 'La rusa'. Tiene veintitantos años y desde hace tres compra en Málaga y en la Costa del Sol taxis usados para venderlos en Bielorrusia, su país de origen. Natalia Arlova se vino a Málaga con 18 años y se colocó en una empresa de maquinaria industrial de Casabermeja, donde trabajaba su hermano.
La espigada muchacha aprendió perfectamente español y al conocer a su actual marido, Alex Khistouski, decidieron probar suerte en el mundo de la exportación. Empezaron de forma muy modesta y ahora envían cada mes dos tráilers a Bielorrusia cargados de coches usados. Van directamente a tiendas de compra venta de vehículos o bien a compradores particulares.
Taxis que han recorrido las calles de Málaga, Fuengirola, Torremolinos, Benalmádena o Marbella se pasean hoy por ciudades de esta república eslava. Estos vehículos han pasado del sol a la gélida temperatura de ese país, que, hasta 1991, formó parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). «El vehículo en Málaga y en la Costa se conserva mejor, en cuanto a chapa se refiere, que en otros países más fríos como Alemania y Bélgica», señala Natalia.
Desde que empezaron en este negocio hasta hoy han exportado ya medio millar de vehículos; no sólo taxis, sino también coches patrulla de la Guardia Civil y de la Policía. La empresa que dirige este emprendedor matrimonio se llama Impo Expo By 5210, una sociedad limitada que cuenta con todos los permisos de las autoridades españolas para la exportación de vehículos usados. «Está todo en regla. Pasamos los controles de Aduana en el puerto», advierte. El vehículo se da de baja definitivamente en Tráfico y sólo se quedan con la tarjeta técnica. «Los demás documentos se los entregamos al vendedor», afirma.
Adquirieron un terreno en el polígono industrial Guadalhorce, muy próximo a la sede de la Asociación Unificada Malagueña de Autónomos del Taxi (AUMAT), con cuyo colectivo empezó a trabajar en los momentos iniciales de su actividad. Los coches que compran tienen entre cinco y seis años de vida, si son taxis de la capital, o entre tres y cuatro años, si son de la Costa. Son coches que tienen entre 500.000 y 600.000 kilómetros.
Natalia Arlova paga algo más que el concesionario, con lo que el vendedor (taxista) sale ganando y ella se asegura un alto número de unidades para su exportación. Además, «el taxista no se deshace del coche viejo hasta recibir el nuevo; es decir, no pierde ni una sola hora. Si lo entrega en el concesionario, hay dos o tres días ahí, hasta que matriculan el vehículo», subraya.
Coches de media gama
La economía de Bielorrusia ha mantenido en los últimos tres años tasas de crecimiento por encima del 6%, aunque persisten altos niveles de inflación. Una gran parte de la población vive por debajo del nivel de la pobreza, por eso es floreciente el mercado de la segunda mano. Natalia Arlova tiene en cuenta esa circunstancia y huye de vehículos de alta gama. Se centra en automóviles de tipo medio: Opel Zafira, Peugeot 406, Skoda Fabia y Seat Toledo, más asequibles a sus paisanos. «No nos aprovechamos de la gente ni de aquí ni de allí», confiesa. Sólo en una ocasión compró un Mercedes con un millón de kilómetros hechos, «pero nos lo quedamos nosotros».
A pesar de su juventud, tiene los suficientes conocimientos y criterios para saber que no le dan gato por liebre. «Los taxistas no me llegan a engañar, aunque entiendo que ellos también tienen que ganar. No soy una experta, pero sí sé diferenciar lo que está bien y lo que no. Además, nos movemos con un listado de precios, marca y año del coche».
La rusa de los taxis usados
Esta joven bielorrusa, Natalia Arlova, ha comprado ya medio millar de vehículos a los taxistas para exportarlos a su país en el negocio de la segunda mano. Paga mejor que los concesionarios y hasta la Guardia Civil le vende sus coches patrulla.
Entre los taxistas la conocen por 'La rusa'. Tiene veintitantos años y desde hace tres compra en Málaga y en la Costa del Sol taxis usados para venderlos en Bielorrusia, su país de origen. Natalia Arlova se vino a Málaga con 18 años y se colocó en una empresa de maquinaria industrial de Casabermeja, donde trabajaba su hermano.
La espigada muchacha aprendió perfectamente español y al conocer a su actual marido, Alex Khistouski, decidieron probar suerte en el mundo de la exportación. Empezaron de forma muy modesta y ahora envían cada mes dos tráilers a Bielorrusia cargados de coches usados. Van directamente a tiendas de compra venta de vehículos o bien a compradores particulares.
Taxis que han recorrido las calles de Málaga, Fuengirola, Torremolinos, Benalmádena o Marbella se pasean hoy por ciudades de esta república eslava. Estos vehículos han pasado del sol a la gélida temperatura de ese país, que, hasta 1991, formó parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). «El vehículo en Málaga y en la Costa se conserva mejor, en cuanto a chapa se refiere, que en otros países más fríos como Alemania y Bélgica», señala Natalia.
Desde que empezaron en este negocio hasta hoy han exportado ya medio millar de vehículos; no sólo taxis, sino también coches patrulla de la Guardia Civil y de la Policía. La empresa que dirige este emprendedor matrimonio se llama Impo Expo By 5210, una sociedad limitada que cuenta con todos los permisos de las autoridades españolas para la exportación de vehículos usados. «Está todo en regla. Pasamos los controles de Aduana en el puerto», advierte. El vehículo se da de baja definitivamente en Tráfico y sólo se quedan con la tarjeta técnica. «Los demás documentos se los entregamos al vendedor», afirma.
Adquirieron un terreno en el polígono industrial Guadalhorce, muy próximo a la sede de la Asociación Unificada Malagueña de Autónomos del Taxi (AUMAT), con cuyo colectivo empezó a trabajar en los momentos iniciales de su actividad. Los coches que compran tienen entre cinco y seis años de vida, si son taxis de la capital, o entre tres y cuatro años, si son de la Costa. Son coches que tienen entre 500.000 y 600.000 kilómetros.
Natalia Arlova paga algo más que el concesionario, con lo que el vendedor (taxista) sale ganando y ella se asegura un alto número de unidades para su exportación. Además, «el taxista no se deshace del coche viejo hasta recibir el nuevo; es decir, no pierde ni una sola hora. Si lo entrega en el concesionario, hay dos o tres días ahí, hasta que matriculan el vehículo», subraya.
Coches de media gama
La economía de Bielorrusia ha mantenido en los últimos tres años tasas de crecimiento por encima del 6%, aunque persisten altos niveles de inflación. Una gran parte de la población vive por debajo del nivel de la pobreza, por eso es floreciente el mercado de la segunda mano. Natalia Arlova tiene en cuenta esa circunstancia y huye de vehículos de alta gama. Se centra en automóviles de tipo medio: Opel Zafira, Peugeot 406, Skoda Fabia y Seat Toledo, más asequibles a sus paisanos. «No nos aprovechamos de la gente ni de aquí ni de allí», confiesa. Sólo en una ocasión compró un Mercedes con un millón de kilómetros hechos, «pero nos lo quedamos nosotros».
A pesar de su juventud, tiene los suficientes conocimientos y criterios para saber que no le dan gato por liebre. «Los taxistas no me llegan a engañar, aunque entiendo que ellos también tienen que ganar. No soy una experta, pero sí sé diferenciar lo que está bien y lo que no. Además, nos movemos con un listado de precios, marca y año del coche».