Pues en casa hubo uno y no se guarda muy buen recuerdo, mas malo que la carne de perro.
Gastaba lo mismo que un Ferrari en circuito, devoraba crucetas de la transmision casi a una por cambio de aceite, acabados penosos con rotura de salpicadero por el sol incluido, insonorizacion 0 que a mas de 90km/h parecia que aquello despegaba, direccion para biceps entrenados como ya han dicho, interior angosto y pequeño... una joyita, vamos.
El Nissan Patrol de la epoca le pegaba un repaso en todo tremendo.