AlfredoSola
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Tras cuatro años muy satisfactorios con el i3, y caducando la financiación, hube de buscar buena nueva casa para él, y encontrela rápidamente en el foro.
Habiendo repasado el mercado en busca de un sustituto, hallé lo siguiente:
Yo lo llamo Orca, sin que ello suponga arrogarme el mérito de tan obvio alias. El caso es que la combinación me gusta y, aunque las llantas pueden quedarse en anodinas siendo benévolo, creo que la estética exterior ha ganado un pelín. No por el color, que para gustos; sino, especialmente, por los intermitentes y los ligeros acentos con que le han adornado.
Por demás, es el mismo chisme: Tirando a raro, pero relativamente discreto, no en poca medida porque cada vez se ve más. No en vano, suele ir segundo en ventas por detrás del Zoe, lo cual tiene bastante mérito considerando la diferencia de precio (y de producto, claro) entre ambos vehículos. BMW ha matriculado unos 300 i3 en el primer semestre de este año, una cifra muy modesta comparada con las ventas de cualquier urbano convencional, pero una barbaridad considerando la ridícula cuota de mercado de los eléctricos (que no para de crecer, por otra parte) y la crisis económica de la que venimos.
Pero yo quería hablar del coche, no de política, que acabo de comer; y, no queriendo repetirme, solo quiero hablar de lo que he notado que ha cambiado en esta unidad de células de 94 Ah y maqueado ("LCI", que dicen ellos).
La impresión general es que el coche va un poquitín mejor. Nada sorprendente. Es el mismo coche. Pero los badenes con los que el ayuntamiento de mi pueblo tiene a bien castigar la espalda de sus pacientes contribuyentes se sienten un poquitín menos, sin que parezca haber perdido eficacia en curvas. La dirección sigue siendo bastante directa, no apta para abuelos no entrenados previamente. La respuesta del acelerador, la ya conocida y apreciada.
Y amén de la autonomía revisada (cerca de 200 km en un día desfavorable, o sea, el peor día del invierno con mucha M-40), y que llegó antes de que le hicieran el lavado de cara, no hay mucho nuevo en lo básico.
Quizá hay más diferencias en algunos equipos opcionales. Que, como friqui irredento que aprendió del maestro Juan Ramón Jiménez que cada uno escribe la palabra friqui como le da la gana, paso a comentar brevemente. Empiezo y termino: El iDrive, ¡qué nuevo viejo invento!. Ahora, con CarPlay (247,93 de mi alma, mas el IVA). A cambio de eso y, por supuesto, de los 840,34 del navegador profesional, ahora puedo ir guasapeando por voz. No es que lo haga mucho; yo prefiero el Telegram, para repartir un poco. También está la música, que ahora con CarPlay se maneja mejor, se pasa más suavemente de radio a música del teléfono y vuelta y hay menos salto en el volumen. El interface de usuario es más fluido y más mono, y todo en general va un pelín mejor (¿lo he dicho ya?)
El control de velocidad, que sigo usando hasta para ir al baño, sigue funcionando más o menos igual y teniendo más o menos las mismas limitaciones con el sol. Quizá, como todo, ahora se desconecta un pelín menos; pero habrá que esperar a una nueva generación del sistema para que pase de ser una pequeña comodidad a una gran ayuda. Por ahora, no pretende hacer más que lo que hace, y para los que nos gusta, ya nos va bien. Aunque esperemos con cierta impaciencia la siguiente generación.
Esta vez, he picado con el equipo de sonido pijarmancardón. Solo tengo al respecto una recomendación: Picar. Si, es una pasta. Pero se me olvidó en el mismo momento en que entró la nena en el coche y dijo: "Hala, cómo suena este coche". Y no sé si es por obra y gracia de este equipo o no, pero ahora el sensor de aparcamiento que pita, pita por el altavoz que está más cerca del sensor que está más acongojado. Cosas tenedes, Cid, que farán fablar las piedras.
En resumen: Sigue siendo un buen cacharro. Un punto raro, eficaz, divertido, caro de comprar, barato de mantener y mover, muy moderno y muy fiable. Y una chispita mejor.
Habiendo repasado el mercado en busca de un sustituto, hallé lo siguiente:
- Hyundai: El Kona eléctrico, muy buena pinta. Saldrá algún día, si eso. El Ioniq no me disgusta. Decidí mantener un ojo encima: están haciendo cosas interesantes. Pero todavía no me acaban de llamar.
- Jaguar: Pedazo pepino. 2-3 veces más grande, potente y caro que el i3. Grandote para ciudad. Misma historia que el Hyundai: Casi está, pero casi. Si acaso, a fin de año le llamamos y ya si eso.
- Audi: Acaban de anunciar que han empezado a fabricar los motores. Si eso, para cuando los monten en coches y tal...
- Mercedes: Holaaaaa, ¿hay alguien ahí?¿HOLAAAAA?
- Volkswagen: El Golf eléctrico. Es un Golf. Qué mono. Siguiente.
- Renault: El Zoe. Muy urbano. Digno. Equilibrado. Pero... Para mi gusto, le falta algo.
- Nissan: Como Renault, solo que encuentro su Leaf más interesante que el Zoe. Sin embargo, algo anodino y ha dejado pasar la oportunidad de dar un salto aprovechando su renovación. No obstante, otro modelo para mantener en el radar, especialmente si finalmente sacan el nivel nosecuántos de conducción autónoma dentro de dos o tres años, como anunciaron.
- Tesla: 10 metros cuadrados de coche. Guay para Texas. ¿A ver el precio? Er... Siguiente.
- BMW: ¿Otro i3?

Yo lo llamo Orca, sin que ello suponga arrogarme el mérito de tan obvio alias. El caso es que la combinación me gusta y, aunque las llantas pueden quedarse en anodinas siendo benévolo, creo que la estética exterior ha ganado un pelín. No por el color, que para gustos; sino, especialmente, por los intermitentes y los ligeros acentos con que le han adornado.
Por demás, es el mismo chisme: Tirando a raro, pero relativamente discreto, no en poca medida porque cada vez se ve más. No en vano, suele ir segundo en ventas por detrás del Zoe, lo cual tiene bastante mérito considerando la diferencia de precio (y de producto, claro) entre ambos vehículos. BMW ha matriculado unos 300 i3 en el primer semestre de este año, una cifra muy modesta comparada con las ventas de cualquier urbano convencional, pero una barbaridad considerando la ridícula cuota de mercado de los eléctricos (que no para de crecer, por otra parte) y la crisis económica de la que venimos.
Pero yo quería hablar del coche, no de política, que acabo de comer; y, no queriendo repetirme, solo quiero hablar de lo que he notado que ha cambiado en esta unidad de células de 94 Ah y maqueado ("LCI", que dicen ellos).
La impresión general es que el coche va un poquitín mejor. Nada sorprendente. Es el mismo coche. Pero los badenes con los que el ayuntamiento de mi pueblo tiene a bien castigar la espalda de sus pacientes contribuyentes se sienten un poquitín menos, sin que parezca haber perdido eficacia en curvas. La dirección sigue siendo bastante directa, no apta para abuelos no entrenados previamente. La respuesta del acelerador, la ya conocida y apreciada.
Y amén de la autonomía revisada (cerca de 200 km en un día desfavorable, o sea, el peor día del invierno con mucha M-40), y que llegó antes de que le hicieran el lavado de cara, no hay mucho nuevo en lo básico.
Quizá hay más diferencias en algunos equipos opcionales. Que, como friqui irredento que aprendió del maestro Juan Ramón Jiménez que cada uno escribe la palabra friqui como le da la gana, paso a comentar brevemente. Empiezo y termino: El iDrive, ¡qué nuevo viejo invento!. Ahora, con CarPlay (247,93 de mi alma, mas el IVA). A cambio de eso y, por supuesto, de los 840,34 del navegador profesional, ahora puedo ir guasapeando por voz. No es que lo haga mucho; yo prefiero el Telegram, para repartir un poco. También está la música, que ahora con CarPlay se maneja mejor, se pasa más suavemente de radio a música del teléfono y vuelta y hay menos salto en el volumen. El interface de usuario es más fluido y más mono, y todo en general va un pelín mejor (¿lo he dicho ya?)
El control de velocidad, que sigo usando hasta para ir al baño, sigue funcionando más o menos igual y teniendo más o menos las mismas limitaciones con el sol. Quizá, como todo, ahora se desconecta un pelín menos; pero habrá que esperar a una nueva generación del sistema para que pase de ser una pequeña comodidad a una gran ayuda. Por ahora, no pretende hacer más que lo que hace, y para los que nos gusta, ya nos va bien. Aunque esperemos con cierta impaciencia la siguiente generación.
Esta vez, he picado con el equipo de sonido pijarmancardón. Solo tengo al respecto una recomendación: Picar. Si, es una pasta. Pero se me olvidó en el mismo momento en que entró la nena en el coche y dijo: "Hala, cómo suena este coche". Y no sé si es por obra y gracia de este equipo o no, pero ahora el sensor de aparcamiento que pita, pita por el altavoz que está más cerca del sensor que está más acongojado. Cosas tenedes, Cid, que farán fablar las piedras.
En resumen: Sigue siendo un buen cacharro. Un punto raro, eficaz, divertido, caro de comprar, barato de mantener y mover, muy moderno y muy fiable. Y una chispita mejor.
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