*NANO*
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"Los motores ya no definen los coches". Ford no fabricará más motores porque se ha dado cuenta de que ese 'detalle' le da igual a los que compran los coches

Hubo un tiempo en que la elección de un coche venía determinada en gran medida por el motor. No era una simple cuestión de especificaciones técnicas o normas anticontaminación, sino un acto casi existencial. El corazón mecánico del coche definía la identidad misma del coche. Esto ya no es el caso.
Hoy vivimos en un mundo en el que las innovaciones tecnológicas son cada vez más numerosas y llegan cada vez más , y los coches no son una excepción. De hecho, se han convertido en un producto más de electrónica de consumo o un electrodoméstico más para la nueva generación de compradores a los que, si hemos de creer al vicepresidente de Ford, no les importa lo que hay bajo el capó de sus coches.
¿Gasolina o híbrido? ¿120 CV o 200 CV? Da igual, mientras tenga pantalla táctil...
Ese ejecutivo no es otro que el vicepresidente de Ford, John Lawler, por lo que su opinión tiene cierta gravedad. “No creo que los consumidores piensen realmente en los motores como lo hacían hace 30 años”, declaró el pasado mes de mayo el vicepresidente de Ford, John Lawler, durante la conferencia sobre decisiones estratégicas de Bernstein, según Automotive News.
A quienes les gustan los coches, seguramente no estén de acuerdo con Lawler, pero la realidad es que a la inmensa mayoría de los compradores actuales les da bastante igual. “Los motores de combustión definían lo que era un vehículo -la potencia, la cilindrada, el par y todo lo relacionado con el vehículo-, creo que gran parte de eso ha desaparecido”, explicó Lawler.BMW fue una de las primeras marcas en darse cuenta de ello y actuar en consecuencia. El BMW Serie 1 fue durante dos generaciones un tracción trasera, por aquello del placer de conducción y el dinamismo asociado a los BMW. Resulta que la mayoría de los compradores no sabían si su coche era tracción trasera o delantera. Y les daba absolutamente igual. Así, el modelo más pequeño de BMW lleva dos otras generaciones siendo tracción delantera, pues es más barata de producir (comparte plataforma con los MINI).
Se pueden culpar a los coches híbridos, a los coches eléctricos y hasta a los coches chinos si uno quiere, pero la realidad es que, salvo en pequeños segmentos del mercado, a la inmensa mayoría de los clientes les importa poco si su coche tiene un motor de gasolina o diésel, turbo o no, o si es un híbrido, siempre y cuando su precio esté a su alcance y tenga las prestaciones y la autonomía que desean.
El atractivo de los coches es muy diferente hoy en día del de hace 30 años. Los compradores prestan más atención que en el pasado al diseño, a la interfaz de a bordo y sus capacidades de conectividad, y a la asistencia a la conducción y la seguridad. Así, para el cliente actual es más importante el equipamiento tecnológico, cuya pantalla táctil es el símbolo, que el motor y su transmisión. Los tiempos cambian.
Si el motor ya no define a un coche, se puede usar el de un proveedor, probablemente chino
A los fabricantes de automóviles esta tendencia no solamente les da igual, sino que algunos lo ven con buenos ojos. Si el motor es irrelevante para el cliente, ya no tiene que ser un propulsor de desarrollo propio, se puede comprar a un proveedor externo.
Ya sea a otro fabricante, como hizo Mercedes-Benz con el 1.3 litros Renault para el Mercedes Clase A y el antiguo Mercedes CLA, a un proveedor externo, o poniendo en común sus recursos para producir motores para un sinfín de marcas, como la división Horse de Renault y Geely, que abastece a Renault, Dacia,Nissan, Mitsubishi, Geely Auto, Volvo Cars, Lynk & Co y Proton.
Este enfoque no solamente reduce los costes de desarrollo, sino que reduce también el tiempo de desarrollo de un nuevo modelo y los costes de fabricación, lo que permitiría aumentar los márgenes de beneficio o vender coches a precios más competitivos.
Y es algo que en Ford quieren implantar. Lawler predice que habrá más subcontratación a la hora de fabricar motores en Ford. Dijo que la empresa se apoyará en los proveedores para las futuras cadenas cinemáticas, dejando que los ingenieros se centren en los coches eléctricos y el software. Y no debería ser el único. Los observadores del sector prevén movimientos similares en otros fabricantes.
Y aquí, de nuevo, China tiene un papel importante que jugar. Sus fabricantes se están abriendo paso en Asia, Sudamérica y Europa a marchas forzadas, con los clientes encantados por sus bajos precios.
Según Lawler, los costes de producción en China son un 30% más bajos que los de cualquier otro país del mundo. Sencillamente no se puede competir con esos costes. Para el vicepresidente de Ford, los chinos tienen un exceso de capacidad productiva de entre 10 y 11 millones de unidades y, asegura, les encantaría que los extranjeros vinieran a llenar ese vacío. Dicho de otro modo, ve a China como la futura proveedora de motores en un futuro no muy lejano.
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