D
DINGDRUM
Guest
-Hola a todos. Después de más de un año sin escribir por aquí, por fin he sacado tiempo para volver a unirme a “la comunidad”. En todo este tiempo me han cambiado un poco las cosas, ya no tengo el BMW (recordareis los que me conocéis que me costo un triunfo venderlo) y tengo una hija preciosa que se llama Carlota. Añadido al nacimiento de la niña vino la compra de un “furgón” adecuado a estos menesteres. El elegido fue un enorme y comodísimo Fiat Croma Multijet Emotion de 150 cv con el que estoy muy contento, ya haré la presentación oficial con fotos y eso.
Dicho esto, pasemos al tema del título del post. En Septiembre tuve una de esas experiencias que recordaré toda mi vida, por gentileza de Porsche España fui el afortunado poseedor de un nuevo Boxster con PDK durante cuatro días (un fin de semana largo) en el que le pude probar a fondo haciéndole 1000 km. Cuando me dijeron en Porsche que probaría un Boxster primeramente me lleve una cierta decepción, anteriormente probé un “redondo” Carrera Targa 4S y pensé que el “peque” me sabría a poco, pero nunca me imaginé lo equivocado que estaba. El Boxster es un coche realmente excepcional para el precio que tiene, y el cambio PDK (o mejor dicho la gestión del PDK) lo mejor que he probado con muchísima diferencia, parece que adivina tus intenciones, y si quieres ir rápido te lleva realmente rápido. En general resulta mucho más fácil de conducir que el 911 y se le nota mucho más ligero que la diferencia real de peso. Es increíble lo que empuja el coche con “solo” 255 cv, es meter el pié a fondo y sale catapultado como si le fuera la vida en ello, para que me entendáis no empuja como un BMW 3.0 o cualquier otro coche de motor “gordo”, la sensación es más parecida al empuje de una moto deportiva, con rabia y con un sonido de traqueteo metálico que te pone una cara de tonto impresionante. El comportamiento es tan bueno o mejor que el motor, a los cinco minutos ya estás deslizando de atrás como si fueras un probador profesional, da muchísima confianza y si las cosas se van de madre con un buen golpe de acelerador se coloca como de un saltito, es simplemente impecable, y los frenos son fieles a la leyenda Porsche sin ninguna duda. Otra cosa que me impresiono favorablemente fueron los famosos (y criticados) pulsadores del cambio, a mi sin duda alguna me gustan más que las tan de moda levas tras el volante, los dos lados suben y bajan marchas de una forma muy natural. Por último os diré una curiosidad que dice mucho de esta marca, puedes ir por Madrid en un M5, un RS6, o un Clase S 65 AMG que solo te miran los que entienden de coches, con el Porsche rojo descapotable hasta los niños de tres años se dan la vuelta a mirarte. En fin, que si algún día me puedo comprar un Porsche creo que con un Boxster/Cayman tendré más que suficiente. Os pongo unas fotos de la sesión que hicimos.
Y unas que le hice a mi amigo Oscar que lo disfrutó más que yo....
Dicho esto, pasemos al tema del título del post. En Septiembre tuve una de esas experiencias que recordaré toda mi vida, por gentileza de Porsche España fui el afortunado poseedor de un nuevo Boxster con PDK durante cuatro días (un fin de semana largo) en el que le pude probar a fondo haciéndole 1000 km. Cuando me dijeron en Porsche que probaría un Boxster primeramente me lleve una cierta decepción, anteriormente probé un “redondo” Carrera Targa 4S y pensé que el “peque” me sabría a poco, pero nunca me imaginé lo equivocado que estaba. El Boxster es un coche realmente excepcional para el precio que tiene, y el cambio PDK (o mejor dicho la gestión del PDK) lo mejor que he probado con muchísima diferencia, parece que adivina tus intenciones, y si quieres ir rápido te lleva realmente rápido. En general resulta mucho más fácil de conducir que el 911 y se le nota mucho más ligero que la diferencia real de peso. Es increíble lo que empuja el coche con “solo” 255 cv, es meter el pié a fondo y sale catapultado como si le fuera la vida en ello, para que me entendáis no empuja como un BMW 3.0 o cualquier otro coche de motor “gordo”, la sensación es más parecida al empuje de una moto deportiva, con rabia y con un sonido de traqueteo metálico que te pone una cara de tonto impresionante. El comportamiento es tan bueno o mejor que el motor, a los cinco minutos ya estás deslizando de atrás como si fueras un probador profesional, da muchísima confianza y si las cosas se van de madre con un buen golpe de acelerador se coloca como de un saltito, es simplemente impecable, y los frenos son fieles a la leyenda Porsche sin ninguna duda. Otra cosa que me impresiono favorablemente fueron los famosos (y criticados) pulsadores del cambio, a mi sin duda alguna me gustan más que las tan de moda levas tras el volante, los dos lados suben y bajan marchas de una forma muy natural. Por último os diré una curiosidad que dice mucho de esta marca, puedes ir por Madrid en un M5, un RS6, o un Clase S 65 AMG que solo te miran los que entienden de coches, con el Porsche rojo descapotable hasta los niños de tres años se dan la vuelta a mirarte. En fin, que si algún día me puedo comprar un Porsche creo que con un Boxster/Cayman tendré más que suficiente. Os pongo unas fotos de la sesión que hicimos.








Y unas que le hice a mi amigo Oscar que lo disfrutó más que yo....



