En mi opinión el consumo es el menor de los problemas de este modelo.
El W215 ya no es un coche sin fecha de caducidad o "para toda la vida". La abrumadora cantidad de nuevas tecnologías embarcadas, algunas de ellas no suficientemente testadas, fueron un duro revés para MB y sobre todo para los sufridos clientes. La metedura de pata fue tal que en el facefit de media vida el coche perdió numerosas funcionalidades para tratar de fiabilizarlo. Cuando yo alternaba con ellos, en la época en la que todavía eran "seminuevos", lo novedoso era encontrar uno que no tuviese duendes electrónicos o mensajes de errores en el cuadro. Desde sensores de lluvia activándose a pleno sol, a arranques keyless que no funcionaban; cada día era una aventura.
Pero el verdadero cuello de botella para mantener un W215 en marcha en la actualidad es la suspensión hidráulica ABC, todavía más latosa y mucho más cara de reparar que la Airmatic estándar de los W220. Cuando empiezan fugas de fluido, se inicia una sangría (tanto literal como económica) en la que los euros se van esfumando de dosmiles en dosmiles, y sólo termina cuando el dueño tira la toalla, aburrido. Más allá de la cuestión de meter a estas alturas paladas de dinero en un coche de valor testimonial, lo grave es la incertidumbre del "cuánto va a durar hasta que vuelva a romperse" y la poca confianza que genera su uso en este sentido.