Delphi, el mayor suministrador de piezas y componentes para coches, se declaró este fin de semana en suspensión de pagos.
Se trata de la segunda mayor suspensión de pagos del año en Estados Unidos, tras la de la aerolínea Delta, y la mayor de toda la historia de la industria automovilística.
La crisis por la que atraviesan sus principales clientes, en especial el gigante General Motors que es su primer acreedor, puso en jaque a la compañía. La suspensión se hizo la tarde del sábado en un tribunal de Nueva York. Wall Street había anticipado esta posibilidad durante toda la semana, cuando los títulos de Delphi sufrieron importantes pérdidas.
Delphi tiene una plantilla de 185.000 personas, 52.300 de ellos en Estados Unidos. Sus males son los altos costes de producción por los seguros médicos, el alza en las materias primas y la energía, y la fuerte competencia asiática. La clave de la suspensión, explicó el consejero delegado de Delphi, Steve Miller, es "la reducción de costes tan pronto como sea posible".
La empresa registró unas pérdidas de 5.500 millones de dólares (4.534,40 millones de euros) el primer semestre del año. Sus activos ascienden a 17.100 milones de dólares (14.097,86 millones de euros) y la deuda a 22.200 millones de dólares (18.302,49 millones de euros). Ahora, bajo protección judicial, Delphi llevará a cabo una agresiva reestructuración.
Se trata de la segunda mayor suspensión de pagos del año en Estados Unidos, tras la de la aerolínea Delta, y la mayor de toda la historia de la industria automovilística.
La crisis por la que atraviesan sus principales clientes, en especial el gigante General Motors que es su primer acreedor, puso en jaque a la compañía. La suspensión se hizo la tarde del sábado en un tribunal de Nueva York. Wall Street había anticipado esta posibilidad durante toda la semana, cuando los títulos de Delphi sufrieron importantes pérdidas.
Delphi tiene una plantilla de 185.000 personas, 52.300 de ellos en Estados Unidos. Sus males son los altos costes de producción por los seguros médicos, el alza en las materias primas y la energía, y la fuerte competencia asiática. La clave de la suspensión, explicó el consejero delegado de Delphi, Steve Miller, es "la reducción de costes tan pronto como sea posible".
La empresa registró unas pérdidas de 5.500 millones de dólares (4.534,40 millones de euros) el primer semestre del año. Sus activos ascienden a 17.100 milones de dólares (14.097,86 millones de euros) y la deuda a 22.200 millones de dólares (18.302,49 millones de euros). Ahora, bajo protección judicial, Delphi llevará a cabo una agresiva reestructuración.