Este caso me recuerda a otro que vi hace unos 30 años trabajando en las obras de una carretera comarcal. Habíamos parado a comer al lado de la carretera cuando oímos unos bocinazos a lo lejos, seguidamente vemos un camión Pegaso y un Seat Ronda detrás pitando como un loco intentando adelantar al primero en un tramo muy estrecho por las obras. Al ensancharse la carretera el coche adelanta al camión, pero se para en seco delante de él, por lo que al camionero le cuesta frenar para no arrollarlo. Al del coche no se le ocurre otra cosa que bajarse e irse a abroncar al del camión. Éste se baja sin decir ni una palabra y en menos de dos minutos le dio más de 20 bofetadas al del Seat Ronda, que sangrando por la nariz y sin decir ni pío, se volvió a montar en el coche y se largó. Luego nos explicó el camionero que el otro fue varios kms pitándole detrás porque no podía adelantarle por la estrechez de la carretera, además de estar prohibido por las obras.
En el caso del vídeo, sólo veo a tres gilipollas con menos luces que la feria de mi pueblo, al cernícalo del camión por bajarse armado con el martillo, y a los dos ciclistas por ir a buscar bronca después del rifirafe, tuvieran razón o no. Si no hubiera martillo, seguramente se hubieran repartido entre ellos unas cuantas galletas, se hubiera visto otro vídeo más de una bronca de tráfico y la noticia no hubiera transcendido. Los ciclistas se han jugado la vida poniéndose delante de un camión conducido por un tipo al que han cabreado previamente (con razón o sin ella), y el camionero se la ha complicado por ir a pelear con un martillo en la mano. En definitiva, si hubiera un poco de sentido común y educación, nada de ésto hubiera hubiera pasado.
Un saludo.