Bimmer
Clan Leader
Sacado de un contexto en el que JotaEme, el bloguero de km77 que cada vez que se prodiga me hace sentir que ojalá hubiese escrito eso yo, explica lo que siente cuando conduce coches con pocos sistemas que interfieran en el manejo
. El texto original es el que aparece aquí:
http://blogs.km77.com/pruebas-al-ma...ujo-del-ruido-y-de-algunos-ferraris/#comments
y lo que yo enlazo, una respuesta que da a varios lectores que comentan su artículo :rolleyes:. Por supuesto, también comparto la idea respecto de aquellos que necesitan comprar un coche llamativo (o convertirlo en más llamativo a base de artefactos), y de lo opuesto que es a la idea de automovilismo que para mí es "la buena, la fetén":
"(...) sigo pensando que Ferrari nos ha ofrecido dos épocas distintas en sus coches. El 458 Speciale es un coche muy bueno, sensacional, pero no me lo compraría nunca. A mí me parece un coche con demasiado reclamo, llamativo, un imán de miradas. A mí, particularmente, eso no me gusta nada. Yo no quiero atraer sobre mi persona ninguna mirada, yo sólo quiero disfrutar conduciendo un coche, no quiero que el coche me ponga un halo o me proporcione protagonismo, no lo busco, no lo quiero, por eso no me compraría un coche tan publicitario de sí mismo y de su propietario. Parece claro que el estruendo que generan, contribuye al anuncio del producto.
Las personas que necesiten ser apreciadas por sus posesiones, valorarán mucho que éstas hagan campaña por sus propietarios, a eso me refería con el futbolista típico. Es como el rapero que escapa del ghetto y necesita caer en el exceso para ser reconocido.
Clint, no creo que vaya a cambiar el 911 al que alude. Es el último turbo de cambio manual. Relaté una prueba en circuito del 911 (991) Turbo S de 560 CV y me pareció excepcionalmente bueno y pese a ello se produce el contrasentido de que yo no lo querría. Los soportes dinámicos liberan a la carrocería de los movimientos de torsión del motor en aceleración, y la conducción ya no necesita esa pequeña corrección. Las ruedas traseras direccionales hacen apoyos vigorosos con poca sensación de apoyo, con mayor capacidad directriz. El cambio de doble embrague hace incesante el avance y el turbo no deja de soplar, siendo mucho más eficaz y menos delicado. Siendo una máquina mucho más perfecta, desdibuja a su conductor, haciéndole demasiado fácil unas prestaciones que habría que saber gestionar.
Creo que se está produciendo un movimiento inverso en aquellos que disfrutamos de la técnica de la conducción. Cuando las computadoras y los sistemas hidráulicos hacen nuestro trabajo, quizás lo hagan mucho mejor que nosotros, pero nos roban el protagonismo. Yo quiero sentarme en un coche y leerlo, interpretarlo, quitar volante, ahuecar, poner más gas, jugar, cambiar rápido y clavar las vueltas en un punta-tacón en reducción. Arturo de Andrés dice que a mí lo que me gusta es llevar un bodrio malísimo para tener mucha sensación de conducción, quizás esté en lo cierto, pero aún no he caído en los clásicos. Me gusta la modernidad, pero no me gusta ser eliminado. Cuando me subo al caballo (símil, no tengo idea de montar a caballo), quiero decidir cuando hincar la espuela, llevarlo corto de riendas y dominar. No quiero ser la comparsa de los mecanismos hidráulicos de apoyo.
Por eso defiendo que la esencia de la diversión está en coches mucho menos potentes, mucho más baratos. No tiene demasiado sentido tener tanta prestación en la calle, no es necesaria y en según que manos puede suponer una amenaza. Creo que uno puede divertirse más con un FIAT Abarth, con un Mini Cooper S, con un Fiesta RS.. coches que son más estrujables, menos potentes, y no por ello menos divertidos.
Como en tantos otros órdenes de la vida, creo que, cada vez más en automovilismo, menos, es más."

http://blogs.km77.com/pruebas-al-ma...ujo-del-ruido-y-de-algunos-ferraris/#comments
y lo que yo enlazo, una respuesta que da a varios lectores que comentan su artículo :rolleyes:. Por supuesto, también comparto la idea respecto de aquellos que necesitan comprar un coche llamativo (o convertirlo en más llamativo a base de artefactos), y de lo opuesto que es a la idea de automovilismo que para mí es "la buena, la fetén":
"(...) sigo pensando que Ferrari nos ha ofrecido dos épocas distintas en sus coches. El 458 Speciale es un coche muy bueno, sensacional, pero no me lo compraría nunca. A mí me parece un coche con demasiado reclamo, llamativo, un imán de miradas. A mí, particularmente, eso no me gusta nada. Yo no quiero atraer sobre mi persona ninguna mirada, yo sólo quiero disfrutar conduciendo un coche, no quiero que el coche me ponga un halo o me proporcione protagonismo, no lo busco, no lo quiero, por eso no me compraría un coche tan publicitario de sí mismo y de su propietario. Parece claro que el estruendo que generan, contribuye al anuncio del producto.
Las personas que necesiten ser apreciadas por sus posesiones, valorarán mucho que éstas hagan campaña por sus propietarios, a eso me refería con el futbolista típico. Es como el rapero que escapa del ghetto y necesita caer en el exceso para ser reconocido.
Clint, no creo que vaya a cambiar el 911 al que alude. Es el último turbo de cambio manual. Relaté una prueba en circuito del 911 (991) Turbo S de 560 CV y me pareció excepcionalmente bueno y pese a ello se produce el contrasentido de que yo no lo querría. Los soportes dinámicos liberan a la carrocería de los movimientos de torsión del motor en aceleración, y la conducción ya no necesita esa pequeña corrección. Las ruedas traseras direccionales hacen apoyos vigorosos con poca sensación de apoyo, con mayor capacidad directriz. El cambio de doble embrague hace incesante el avance y el turbo no deja de soplar, siendo mucho más eficaz y menos delicado. Siendo una máquina mucho más perfecta, desdibuja a su conductor, haciéndole demasiado fácil unas prestaciones que habría que saber gestionar.
Creo que se está produciendo un movimiento inverso en aquellos que disfrutamos de la técnica de la conducción. Cuando las computadoras y los sistemas hidráulicos hacen nuestro trabajo, quizás lo hagan mucho mejor que nosotros, pero nos roban el protagonismo. Yo quiero sentarme en un coche y leerlo, interpretarlo, quitar volante, ahuecar, poner más gas, jugar, cambiar rápido y clavar las vueltas en un punta-tacón en reducción. Arturo de Andrés dice que a mí lo que me gusta es llevar un bodrio malísimo para tener mucha sensación de conducción, quizás esté en lo cierto, pero aún no he caído en los clásicos. Me gusta la modernidad, pero no me gusta ser eliminado. Cuando me subo al caballo (símil, no tengo idea de montar a caballo), quiero decidir cuando hincar la espuela, llevarlo corto de riendas y dominar. No quiero ser la comparsa de los mecanismos hidráulicos de apoyo.
Por eso defiendo que la esencia de la diversión está en coches mucho menos potentes, mucho más baratos. No tiene demasiado sentido tener tanta prestación en la calle, no es necesaria y en según que manos puede suponer una amenaza. Creo que uno puede divertirse más con un FIAT Abarth, con un Mini Cooper S, con un Fiesta RS.. coches que son más estrujables, menos potentes, y no por ello menos divertidos.
Como en tantos otros órdenes de la vida, creo que, cada vez más en automovilismo, menos, es más."