Estados Unidos intercambia a un piloto ruso por uno de sus exmarines.
Mientras Rusia bombardeaba Ucrania y Estados Unidos lideraba la coalición internacional para aislarla, también seguía negociando en secreto el intercambio de «prisioneros» y otros temas de interés.
Esa negociación «discreta», en palabras del Departamento de Estado, dio fruto este miércoles a un intercambio de película que resultó en la vuelta a Texas del ex Maríne Trevor Reed y la del traficante de drogas Konstantin Yaroshenko a los brazos de su esposa en Moscú.
Reed también tenía una amor, Lina Tsybulnik, a la que estaba visitando en Moscú en 2016 cuando una noche de borrachera le llevó a la cárcel. Las autoridades rusas aseguran que durante el trayecto a la comisaría trató de sacudirse el brazo de los agentes con tanta violencia que el coche patrulla casi sufre un accidente.
Por ese incidente, que sus padres niegan con el argumento de que el gobierno norteamericano puede demostrar que el coche no se detuvo ni perdió su dirección, le cayeron nueve años de prisión.
No es el único «rehén» en manos rusas. Otro ex marine, Paul Whelan, que trabajaba como jefe de seguridad de la empresa de recambios automovilísticos BogWarner, está cumpliendo 16 años de prisión acusado de espionaje.
Y la jugadora de baloncesto Brittney Griner, que ha ganado dos veces las olimpiadas, fue detenida el pasado 17 de febrero en el aeropuerto de Moscú tras encontrársele en su equipaje un cartucho para vaporizador de aceite de marihuana por el que podría enfrentar 10 años de prisión.
Tiene, además, el agravante de ser una lesbiana afroamericana abiertamente defensora de las causas homosexuales.
«No descansaremos hasta que Paul Whelan y los otros puedan volver a los brazos de su familia y sus seres queridos», prometió el presidente Joe Biden en un comunicado.