Del Ronaldinho al abracito: así roban los relojes de lujo.
Policía y Mossos crean unidades específicas para combatir un fenómeno delincuencial en auge que arrasa zonas turísticas como Marbella, Barcelona, Ibiza, Alicante o Madrid.
La policía sabía que no eran simples rateros. Se movían con un grado de especialización y unas medidas de seguridad propias del crimen organizado. Eran ladrones de relojes de lujo. Pero los investigadores necesitaban probarlo. Por eso pidieron al juez pincharles los teléfonos.
Los agentes escucharon pacientemente sus conversaciones buscando una palabra que los delatara. Lo que no imaginaban era lo que estaba a punto de suceder. Uno de los delincuentes llamó a un compinche y comenzó a radiarle la vigilancia a la que estaba sometiendo a su objetivo, una turista que volvía de madrugada a su hotel en Marbella. El ladrón no colgó bien el móvil y los policías, que no daban crédito a lo que estaba pasando, oyeron el forcejeo y los gritos de «¡police, police!» de la mujer. Era la primera vez que escuchaban, en directo, un robo. Aquel pinchazo telefónico les permitió, dos meses después, desmantelar al completo la banda, integrada por marroquíes y argelinos. En los registros recuperaron siete relojes. Entre ellos estaba el de la víctima.
La operación policial se cerró a principios de 2022, apenas unos meses después de la creación del equipo Rolex, un grupo de policías nacionales adscritos a la comisaría de Marbella y especializados en investigar el fenómeno emergente del robo de relojes de lujo. «Esas detenciones obedecen a una nueva forma de trabajar», adelanta el inspector jefe José María Toribio, responsable operativo -segundo de a bordo-de la comisaría de Marbella y también ideólogo de esta unidad.
El cambio en el modo de investigarlos viene de la mano de la propia evolución de este tipo de delincuencia, que se ceba principalmente con zonas turísticas como Marbella, donde puede haber 200 robos de relojes al año, Barcelona -«es raro el día que no hay uno», comentan en Mossos-, Ibiza, Alicante o Madrid. Es una modalidad asociada al turismo, por lo que no es exclusivo de España. Ciudades como París, Mónaco, Cannes, Saint-Tropez, Roma o Milán también los sufren. Pero los ladrones, siempre itinerantes, tienen una ruta predilecta: Mykonos-Ibiza-Marbella. Y vuelta a empezar.
La explicación a este fenómeno hay que buscarla en el auge de un mercado negro que surgió por la falta de stock de relojes debido a la exclusividad de las marcas y la fabricación, casi siempre artesanal, de estas unidades. Firmas como Rolex, Audemars Piguet, Patek Philippe o Richard Mille -algunas de las más buscadas por los ladrones- tienen una producción limitada que sacan a la venta cada temporada. «Hay lista de espera de hasta 10 años para determinadas piezas», aclara desde Marbella Miguel Gómez, director de Gómez y Molina Joyeros y uno de los cinco embajadores en España (200 en el mundo) de la Fundación de Alta Relojería. «Está política de las marcas -añade- encierra aspectos negativos. Aboca a una compra compulsiva y emocional: imagina que quieres hacer un regalo porque te vas a casar, acudes a una joyería y te dicen que no puede ser y que ya te llamarán. Eso provoca frustración en el cliente, que no entiende que deba esperar cinco años para comprar un reloj de 400.000 euros».
«Las joyerías tienen lista de espera de hasta 10 años para determinadas piezas porque las marcas sacan muy pocas unidades al mercado»
Para atender esta demanda han surgido organizaciones criminales que cuentan, incluso, con talleres clandestinos a los que llevar la pieza en caso de avería, ya que si acuden a una casa oficial se arriesgan a perderla. Los relojes de lujo llevan aparejada una documentación y un número de serie que los hacen únicos en el mundo. «Un empresario kuwaití compró en Estados Unidos uno de 20.000 euros y, cuando lo llevó a reparar a una joyería, detectaron que había sido sustraído en el atraco a una joyería de Alicante. Él era un comprador de buena fe, pero se quedó sin la pieza y sin los 20.000 euros», cuenta Gómez Molina.
Aunque el robo de relojes empezó siendo cosa de la delincuencia común, la pujanza del mercado negro, donde su precio se multiplica hasta por cinco, convierte esta modalidad delictiva en un filón para el crimen organizado. No en vano, el botín que se puede obtener en un solo golpe oscila entre 6.000 y 400.000 euros (en esa horquilla está la mayoría de los relojes sustraídos), aunque en Ibiza llegaron a robar un Richard Mille 50-03 McLaren F1 valorado en 1,2 millones. Por eso requiere un modo distinto de combatir el fenómeno. «Antes se perdía mucha información porque, según las características del delito (hurto o robo violento) lo trabajaba una unidad policial distinto», aclara Toribio. Ahora, los ocho integrantes del equipo Rolex -con apoyo del Grupo de Atracos de Málaga- investigan todas las sustracciones de relojes, sea cual sea la modalidad, y no sólo se centran en perseguir al ladrón, sino en recorrer los siguientes eslabones de la cadena. Desde su creación, hace dos años, suma más de 100 detenidos. El joyero alaba la labor de las Fuerzas de Seguridad: «Han llegado a recuperar un reloj que nos robaron hace más de una década».
@Guancho todo el reportaje, aquí:
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