Aparcando con la “tarjeta azul”
El
tema del aparcamiento para las personas con discapacidad quizás sea el más delicado y polémico de este artículo. Personalmente no quiero ofender a nadie y reitero mis disculpas si es que en algún momento alguien ha podido sentirse molesto por mis palabras, pero no veo la razón de que la tarjeta azul permita el aparcamiento gratuito e ilimitado ni su relación con la integración viaria de la persona con discapacidad.
La tarjeta de aparcamiento para discapacitados, o simplemente la tarjeta azul, se creó en 1998 a raíz de una recomendación que hizo la Unión Europea a los estados miembros para permitir a las personas discapacitadas (o al conductor que le acompañe) aparcar sin ser multada en las zonas restringidas de todos los países.
Pero claro, esta recomendación especifica claramente que dicha tarjeta azul era
personal e intransferible y que debía ser utilizada sólo y exclusivamente por el conductor con discapacidad o por el conductor acompañante si es que la persona con discapacidad no está habilitada para la conducción, ya sea por su grado de discapacidad o simplemente por no tener carné de conducir.
Relativamente cerca tengo un centro deportivo de una conocida cadena gimnasios de la que Marta Ferrusola era presidenta de su fundación (más pistas no puedo dar) al que acude varias veces por semana una joven en un descapotable japonés que aparca siempre en una plaza reservada para discapacitados. Llega, aparca, saca del bolso la tarjeta azul y la pone en el parabrisas. Vamos a ver nena, tienes un familiar con una discapacidad y te compras un descapotable de dos plazas, 1’23 metros de altura y 130 litros de capacidad de maletero; pues que cada uno piense lo que quiera…
Y esto dejando de lado a quienes vienen a diario a Barcelona por motivos laborales y usan la
tarjeta azul para no tener ni que buscar ni pagar aparcamiento, ya que cualquier zona de carga y descarga les vale para aparcar el coche. ¿Me equivoco? No señores, no me equivoco en absoluto.
Como sería de esperar,
hay ayuntamientos que han puesto freno a esta picaresca y en cierta manera limitan un poco la gratuidad del aparcamiento a los propietarios de la tarjeta azul. Por ejemplo he podido ver en la página de una conocida asociación de consumidores que en Barcelona sólo es gratuito el aparcamiento para los titulares de tarjetas de aparcamientos de discapacitados emitidas por la Generalidad de Cataluña, que en Alicante tienen que sacar tique en el parquímetro aunque luego se les permite aparcar el doble de tiempo o que en Las Palmas de Gran Canaria sólo pueden aparcar de forma gratuita aquellos vehículos registrados en una relación especial del ayuntamiento.
¿El lógico que los ayuntamientos hayan limitado la gratuidad del aparcamiento? Pues sí, claro que es lógico y la razón hay que buscarla en la picaresca, por no decir caradura, de muchos ciudadanos. Y este es un
detalle “tonto” que repercute negativamente en aquellas personas con discapacidad que sí podían disfrutar de una serie de ventajas que poco a poco les están recortado.
La próxima vez que uno de vosotros quiera jugar a ser más listo que nadie, que recuerde ese eslogan que decía “
ponte en mi lugar, no en mi sitio”…
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