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POR HERENCIA: PEUGEOT 405 MI16 Y PEUGEOT 508 HYBRID
Vamos a 120 km/h y la aguja del tacómetro marca 4.000 revoluciones. Este coche tiene unas marchas bastante cortas, llamativamente cortas para lo que se estila hoy día. Con la costumbre, pienso que una sexta no le vendría mal, pero... ¿Qué narices...? estoy conduciendo un Peugeot 405 Mi16, un sedán mítico, déjate de tonterías y disfruta. Lástima que todavía esté en proceso de restauración...
Javier Martín
Todavía lo recuerdo claramente. Era de color rojo y aparcaba siempre frente a la puerta del bar-restaurante que había en la esquina de la calle donde, en aquellos años, vivía con mis padres. Yo era un niño, no tendría más de 10 años, pero sabía que ese coche era especial, diferente. Aquel alerón, las taloneras, esas ruedas… recuerdo igualmente ver la plaquita negra con la inscripción Mi16 en la parte trasera. Me gustaba. Siempre pensaba que cuando fuera mayor, tendría un coche así, molón; especial.
Ya me gustaban los coches por entonces, tenía mi colección de Majorette y Matchbox, lo que me permitía saber que ese coche era un Peugeot 405 Mi16 igual al que tenía bien guardado junto al resto de cochecillos, pero obviamente, no tenía ni idea de lo que realmente estaba viendo. Sólo era un niño al que le gustaban los coches y ese lucía diferente, destacaba por encima del resto de coches que había allí aparcados. Años después, cuando empecé a comprar revistas y a estar informado, es cuando conocí lo que escondía.
Hoy, echando la vista atrás mientras me encuentro frente a un Peugeot 405 Mi16 de color gris, recuerdo aquellos momentos con cierta morriña. Cómo molaba aquel coche y qué diferente se ve ahora, alrededor de 30 años después. Y no es que haya perdido encanto, es que los recuerdos de niño tiene un aura romántica, incluso mística. También es verdad que la evolución del automóvil y los años de experiencia cambian la perspectiva que se tiene de los coches.
Sin embargo, todo esto no resta ni un ápice de emoción a lo que está por venir. Junto al Peugeot 405 Mi16 hay un Peugeot 508 Hybrid, coches que voy a poder conducir y, de alguna forma, comparar. Me siento un auténtico privilegiado, lo que provoca que aquellos recuerdos de niño se aviven todavía más. ¿Quién me iba a decir a mí que podría conducir un 405 Mi16?
COCHE DEL AÑO EN EUROPA 1988
El Peugeot 405 apareció en el mercado en 1987. La firma francesa había necesitado nada menos que cinco años para terminar con el desarrollo del proyecto “D60”, nombre por el que se conocía a este sedán. Las ventas en España comenzaron en 1988, precisamente el mismo año en el que lograba llevarse el premio al “Mejor coche del año en Europa”. No había completado ni siquiera unos meses de comercialización y ya estaba obteniendo galardones, como sólo pueden hacer los grandes, los coches que están llamados al éxito y a perdurar en el tiempo dejando un gran recuerdo.
La firma francesa siempre ha sido una especialista en este tipo de coches. La historia de la compañía, una de las empresas más antiguas del mundo con más de 200 años, está plagada de modelos con carrocería de tres cuerpos, algunos de ellos auténticos éxitos de ventas. Fueron los coches que ayudaron a asentar la imagen de fabricante de coches fiables, de buen diseño y sobre todo, muy ruteros. Coches para conducir, para disfrutar el viaje hasta el destino, sea cual sea.
Pero también coches con un diseño muy cuidado y depurado. Seguro que recordáis a los Peugeot 505, un sedán de perfil muy “ligero” y de mirada tremendamente personal. Quizá también recordéis el más reciente Peugeot 407, que dejó a todos sin habla con una línea que rompía con todo lo visto anteriormente en la marca y ofrecía una imagen muy dinámica. Pequeños ejemplos que podríamos completar con el Peugeot 504 de 1968 o, por supuesto, con nuestro protagonista. De hecho, estos dos modelos tienen en común que ambos fueron diseñados por Pininfarina.
No obstante, el Peugeot 405 contaba con cosas que no han tenido los siguientes sedanes de la marca. En realidad ni siquiera se llegó a ofrecer algo así en modelos anteriores al 405: una versión marcadamente deportiva. No podemos olvidar al Peugeot 505 GTI o el 505 Turbo, aunque estos modelos eran sedanes muy rápidos pero no deportivos. El Peugeot 405 llegó al mercado tras el cese de producción del Peugeot 505 y estuvo a la venta nada menos que 10 años, entre 1987 y 1997. Durante todo ese tiempo, el sedán francés pudo disfrutar de versiones deportivas que han quedado para el recuerdo y el imaginario de los aficionados: el Peugeot 405 Mi16, el Peugeot 405 Mi16x4 y el Peugeot 405 T16.
Desde entonces, la marca no ha sacado un sedán con un talante tan marcado. Es cierto que tanto el Peugeot 406 como el 407 contaban con sendos motores V6 con potencias que iban de los 190 a los 200 CV, pero no eran coches deportivos, eran sedanes rápidos y refinados, pero no deportivos. También tuvieron sus respectivas versiones con carrocería coupé, ambas realmente conseguidas pero con especial protagonismo para el Peugeot 406 Coupé, diseñado por Pininfarina. Pero ni siquiera estos eran auténticos deportivos, estaban más cerca del concepto Gran Turismo. Ahora, el segmento de los sedanes en Peugeot está ocupado por el 508, un modelo con el que se pretendía dar relevo al Peugeot 407 y al Peugeot 607 y que en su versión más potente, hasta la llegada del híbrido enchufable con 360 CV, es el 508 Hybrid de 225 CV. Pero ni con estas podemos decir que el 508 tenga una versión deportiva.
El Peugeot 405 también representó a la marca en competición, ganando el Dakar en tres ocasiones y en la Subida hacia las nubes, el pico Pikes de las Montañas Rocosas norteamericanas, más conocido por su denominación en inglés: Pikes Peak. En ambas competiciones fue el mismo coche con pequeños cambios, el Peugeot 405 T16, el coche que estaba destinado a correr en el Grupo S del Mundial de Rallyes hasta que fue anulado. Igualmente, tuvo una versión Superturismo para el campeonato francés, donde compitió entre 1992 y 1996.
PEUGEOT 405 MI16: ATMOSFÉRICO, 16 VÁLVULAS Y 160 CV
Quizá por eso el Peugeot 405 Mi16 sea tan deseado y recordado, porque fue el último sedán deportivo de la marca hasta la aparición del Peugeot 508 PSE, una versión súper prestacional del actual representante de la firma francesa en el segmento de los sedanes de tamaño medio, un aparato que recupera ese talante deportivo del “viejo” Mi16 aunque de forma muy diferente, pues está animado por un grupo motor híbrido enchufable. La hibridación es el presente y, según dicen, la electricidad es el futuro. Pero cuando apareció el Peugeot 405 Mi16 sólo había dos opciones: turbo o atmosférico con 16 válvulas.
El 405, recordemos, apareció en 1987 y se postulaba como un duro rival para coches como el Renault 21 o el Ford Sierra, modelos, ambos, especialmente importantes en el sector por lo que significaron y por el elevadísimo número de unidades que se vendieron. El sedán francés no lo tenía fácil y había que hilar muy fino para que todo saliera bien. Algo que, visto el éxito del 405, Peugeot supo cumplir a la perfección. Sobre todo por el buen conjunto que puso en circulación, el cual destacaba, como buen Peugeot, por unos andares muy ruteros, asientos de mullido muy blando y una fiabilidad muy elevada. Además, el diseño de Pininfarina, sin ser deslumbrante, tenía un equilibrio general destacable, con líneas rectas y sencillas, pero bien ejecutadas.
Continúa...
Vamos a 120 km/h y la aguja del tacómetro marca 4.000 revoluciones. Este coche tiene unas marchas bastante cortas, llamativamente cortas para lo que se estila hoy día. Con la costumbre, pienso que una sexta no le vendría mal, pero... ¿Qué narices...? estoy conduciendo un Peugeot 405 Mi16, un sedán mítico, déjate de tonterías y disfruta. Lástima que todavía esté en proceso de restauración...
Javier Martín
Todavía lo recuerdo claramente. Era de color rojo y aparcaba siempre frente a la puerta del bar-restaurante que había en la esquina de la calle donde, en aquellos años, vivía con mis padres. Yo era un niño, no tendría más de 10 años, pero sabía que ese coche era especial, diferente. Aquel alerón, las taloneras, esas ruedas… recuerdo igualmente ver la plaquita negra con la inscripción Mi16 en la parte trasera. Me gustaba. Siempre pensaba que cuando fuera mayor, tendría un coche así, molón; especial.
Ya me gustaban los coches por entonces, tenía mi colección de Majorette y Matchbox, lo que me permitía saber que ese coche era un Peugeot 405 Mi16 igual al que tenía bien guardado junto al resto de cochecillos, pero obviamente, no tenía ni idea de lo que realmente estaba viendo. Sólo era un niño al que le gustaban los coches y ese lucía diferente, destacaba por encima del resto de coches que había allí aparcados. Años después, cuando empecé a comprar revistas y a estar informado, es cuando conocí lo que escondía.



Hoy, echando la vista atrás mientras me encuentro frente a un Peugeot 405 Mi16 de color gris, recuerdo aquellos momentos con cierta morriña. Cómo molaba aquel coche y qué diferente se ve ahora, alrededor de 30 años después. Y no es que haya perdido encanto, es que los recuerdos de niño tiene un aura romántica, incluso mística. También es verdad que la evolución del automóvil y los años de experiencia cambian la perspectiva que se tiene de los coches.
Sin embargo, todo esto no resta ni un ápice de emoción a lo que está por venir. Junto al Peugeot 405 Mi16 hay un Peugeot 508 Hybrid, coches que voy a poder conducir y, de alguna forma, comparar. Me siento un auténtico privilegiado, lo que provoca que aquellos recuerdos de niño se aviven todavía más. ¿Quién me iba a decir a mí que podría conducir un 405 Mi16?



COCHE DEL AÑO EN EUROPA 1988
El Peugeot 405 apareció en el mercado en 1987. La firma francesa había necesitado nada menos que cinco años para terminar con el desarrollo del proyecto “D60”, nombre por el que se conocía a este sedán. Las ventas en España comenzaron en 1988, precisamente el mismo año en el que lograba llevarse el premio al “Mejor coche del año en Europa”. No había completado ni siquiera unos meses de comercialización y ya estaba obteniendo galardones, como sólo pueden hacer los grandes, los coches que están llamados al éxito y a perdurar en el tiempo dejando un gran recuerdo.
La firma francesa siempre ha sido una especialista en este tipo de coches. La historia de la compañía, una de las empresas más antiguas del mundo con más de 200 años, está plagada de modelos con carrocería de tres cuerpos, algunos de ellos auténticos éxitos de ventas. Fueron los coches que ayudaron a asentar la imagen de fabricante de coches fiables, de buen diseño y sobre todo, muy ruteros. Coches para conducir, para disfrutar el viaje hasta el destino, sea cual sea.



Pero también coches con un diseño muy cuidado y depurado. Seguro que recordáis a los Peugeot 505, un sedán de perfil muy “ligero” y de mirada tremendamente personal. Quizá también recordéis el más reciente Peugeot 407, que dejó a todos sin habla con una línea que rompía con todo lo visto anteriormente en la marca y ofrecía una imagen muy dinámica. Pequeños ejemplos que podríamos completar con el Peugeot 504 de 1968 o, por supuesto, con nuestro protagonista. De hecho, estos dos modelos tienen en común que ambos fueron diseñados por Pininfarina.
No obstante, el Peugeot 405 contaba con cosas que no han tenido los siguientes sedanes de la marca. En realidad ni siquiera se llegó a ofrecer algo así en modelos anteriores al 405: una versión marcadamente deportiva. No podemos olvidar al Peugeot 505 GTI o el 505 Turbo, aunque estos modelos eran sedanes muy rápidos pero no deportivos. El Peugeot 405 llegó al mercado tras el cese de producción del Peugeot 505 y estuvo a la venta nada menos que 10 años, entre 1987 y 1997. Durante todo ese tiempo, el sedán francés pudo disfrutar de versiones deportivas que han quedado para el recuerdo y el imaginario de los aficionados: el Peugeot 405 Mi16, el Peugeot 405 Mi16x4 y el Peugeot 405 T16.



Desde entonces, la marca no ha sacado un sedán con un talante tan marcado. Es cierto que tanto el Peugeot 406 como el 407 contaban con sendos motores V6 con potencias que iban de los 190 a los 200 CV, pero no eran coches deportivos, eran sedanes rápidos y refinados, pero no deportivos. También tuvieron sus respectivas versiones con carrocería coupé, ambas realmente conseguidas pero con especial protagonismo para el Peugeot 406 Coupé, diseñado por Pininfarina. Pero ni siquiera estos eran auténticos deportivos, estaban más cerca del concepto Gran Turismo. Ahora, el segmento de los sedanes en Peugeot está ocupado por el 508, un modelo con el que se pretendía dar relevo al Peugeot 407 y al Peugeot 607 y que en su versión más potente, hasta la llegada del híbrido enchufable con 360 CV, es el 508 Hybrid de 225 CV. Pero ni con estas podemos decir que el 508 tenga una versión deportiva.
El Peugeot 405 también representó a la marca en competición, ganando el Dakar en tres ocasiones y en la Subida hacia las nubes, el pico Pikes de las Montañas Rocosas norteamericanas, más conocido por su denominación en inglés: Pikes Peak. En ambas competiciones fue el mismo coche con pequeños cambios, el Peugeot 405 T16, el coche que estaba destinado a correr en el Grupo S del Mundial de Rallyes hasta que fue anulado. Igualmente, tuvo una versión Superturismo para el campeonato francés, donde compitió entre 1992 y 1996.





PEUGEOT 405 MI16: ATMOSFÉRICO, 16 VÁLVULAS Y 160 CV
Quizá por eso el Peugeot 405 Mi16 sea tan deseado y recordado, porque fue el último sedán deportivo de la marca hasta la aparición del Peugeot 508 PSE, una versión súper prestacional del actual representante de la firma francesa en el segmento de los sedanes de tamaño medio, un aparato que recupera ese talante deportivo del “viejo” Mi16 aunque de forma muy diferente, pues está animado por un grupo motor híbrido enchufable. La hibridación es el presente y, según dicen, la electricidad es el futuro. Pero cuando apareció el Peugeot 405 Mi16 sólo había dos opciones: turbo o atmosférico con 16 válvulas.
El 405, recordemos, apareció en 1987 y se postulaba como un duro rival para coches como el Renault 21 o el Ford Sierra, modelos, ambos, especialmente importantes en el sector por lo que significaron y por el elevadísimo número de unidades que se vendieron. El sedán francés no lo tenía fácil y había que hilar muy fino para que todo saliera bien. Algo que, visto el éxito del 405, Peugeot supo cumplir a la perfección. Sobre todo por el buen conjunto que puso en circulación, el cual destacaba, como buen Peugeot, por unos andares muy ruteros, asientos de mullido muy blando y una fiabilidad muy elevada. Además, el diseño de Pininfarina, sin ser deslumbrante, tenía un equilibrio general destacable, con líneas rectas y sencillas, pero bien ejecutadas.



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