Acabo de firmar en manos del cartero el inicio de procedimiento de pérdida de permiso de conducir de mi hijo. Se lo advertí (sin puntos no hay carnet), pero como vivimos en un país en que todo procedimiento administrativo se diluye en el tiempo, pensó que pasado más de un año, "la autoridad" se había olvidado de sus andanzas (4+4+4=12).
El caso es que su madre tratando de alentar sus ilusiones, bajo promesa de cambiar de actitud, me propuso recompensarle teniendo en cuenta que en su hermana nos hemos gastado un pastizal en colegios privados, y en él apenas nada debido a su desidia.
¿Resultado? Un BMW E39 525iA de finales del año 2.001 que cuenta con apenas 115.000 kilómetros con el que está encantado. Y lo corrobora el hecho comprobado, de que no ha vuelto a beber ni fumar, regresando al gimnasio donde el cabr*n por pura genética ha recuperado casi un 50% de masa muscular en menos de un mes después de descansar, comer y entrenar como es debido.
Más de uno criticará mi falta de pulso, pero entre la presión de mi mujer y que amo por encima de todo a mi hijo, comprobado que después de salir varias veces de parranda ha regresado a casa sobrio, me he dejado convencer.
Ahora temo que esto le resulte un mazazo suponiéndole un retroceso, aunque por lo que he hablado con él, lo esperaba y lo tiene asumido.
Dios quiera que las únicas consecuencias que suframos, sea mover de vez en cuando el coche hasta el momento en que recupere los puntos.