Publicado en The New England Journal of Medicine, los inmunólogos Monica Gandhi y George W. Rutherford, de la Universidad de California, en San Francisco (Estados Unidos), que aunque se trata de una hipótesis, ofrece datos virológicos, epidemiológicos y ecológicos, muy interesantes: el enmascaramiento facial universal puede reducir la gravedad de la infección en personas afectadas y aumentar, por otra parte, las posibilidades de que los nuevos casos sean asintomáticos. Si se confirma esta hipótesis, el uso universal de la mascarilla podría convertirse en una forma de "variolación" que generaría inmunidad y, por lo tanto, "ralentizaría la propagación del virus mientras esperamos una vacuna", señalan los autores. Reducir la carga viral es clave y lo que nos esta permitiendo reducir la tasa de mortandad.