Para mejorar la frenada, fundamentalmente, hay dos formas:
1.- No alcanzar altas velocidades y anticipar (siempre que sea posible)
2.- Mejorar el equipo de freno existente.
Como imagino que será esto último a lo que te refieres, te explico –en espera de voces mas autorizadas:
En primer lugar lo lógico es aumentar la potencia de frenado. Se consigue a base de sobredimensionar determinados componentes (discos, pastillas, etc.) o de mejorar las prestaciones de otros (líquido, latiguillos...).
En cuanto a discos, vamos por partes. Si aumentas diámetro de disco, normalmente, tendrás que cambiar de pinza... ¿valen los anclajes de los brazos de suspensión para la nueva? ¿admite la llanta la modificación?
Sí sería interesante en este punto cambiar a pinzas de doble pistón (también las hay con mayor número de pistones, que consiguen aplicar la fuerza de frenado de manera más homogénea a toda la pastilla).
Al margen de lo dicho, modificar durezas tanto en amortiguadores como en muelles y estabilizadoras también influye (un amortiguador a medio uso alarga muuucho mas la frenada que una pastilla a medio uso).
En cuanto a la mejora de prestaciones de líquido o latiguillos es sobre todo por aumentar la resistencia a calor de ambos componentes.
Y por fin nombras discos perforados o rayados. Con ellos conseguirás una mejora de frenado en caso de lluvia (mejor evacuación del agua y del vapor que se genera al frenar con los discos mojados); pero lógicamente, perderás superficie de frenado (la pastilla solo tocará el disco donde NO haya “agujeritos”). Si lo sumas a la fea tendencia que tienen los neumáticos mas anchos a deslizar en agua (aquaplaning), pues no sé si ganarás mucho con ese cambio concreto.
En definitiva, debes decidir hasta dónde quieres llegar y si es viable técnica y económicamente. Y en todo caso, siempre quedará Porsche y sus frenos cerámicos, pero esa es otra historia.