¡Ay, Dios!



Pues mira que, hace ya algún tiempo, me vino un amigo que se había currao un proyecto para el Zetilla-Guindilla... De esas cosas que está uno en su casa, aburrío, tirao en el sofá como un jersey viejo, con la programación de tarde de Canal Sur en la tele, filosofando sobre la poesía de Rainer Maria Rilke, lo efímero de las flores y otras miserias de la vida..; buscando, en fin, por los rincones de la habitación una pistola con la que pegarse un tiro; cuando de repente: ¡Chakaflús! La inspiración lo golpeó como un tren expreso y, según sus palabras, saltó del sofá (más bien giró para un lado y se pegó un costalazo), se fué hasta el escritorio y comenzó a dibujar bocetos, diagramas y esas cosas técnicas de los estudiantes de ingeniería... La cosa es que me llegó con una propuesta que venía a ser colocarle al Zetilla unos pequeños leds en el interior de las branquias que se encenderían con el alumbrado del coche, pero controlados por una especie de potenciómetro, regulador, o como demonios se llame, conectado al gas de forma que, al ralentí, apenas se mantuvieran encendidas revelando sólo un ligero resplandor, pero que, al acelerar, la luminosidad aumentara en consonancia aparentando algo así como si por las branquias saliera fuego...
... Y yo, imaginándome el resultado, el Zetilla soltando fogonazos como la pirotécnia de un concierto de Kiss; miraba el diagrama, lo miraba a él, volvía a mirar el diagrama sin dar crédito y al final le dije: " Muy bien, Jaime ¿No quieres sentarte un ratito y tomarte un gelocatil?"
Y yastá... porque vale que una es una macarra, sex and gas and rocanroll y todo eso, pero siempre me acuerdo de una cosa que decía mi abuelo: "cuando más mierda se es, más se quiere oler"... y me corto.
Así que
@Daniel Sanz, compi, cariño, luz de mi vida, niña de mis ojos, nata de mi café... con moderación ¿vale?

