Pues me imagino que todo eso debe haceros mucha gracia, sobre todo a los que vivís en Barcelona, puesto que, mientras que a vosotros os limitan, cobran y os ponen la cara colorá por ser unos irresponsables contaminantes, que no tenéis vergüenza, que hay que salvar el planeta y todo eso... y después de que el político de turno se quede a gusto cargando responsabilidades sobre el ciudadano de a pie y, además, se haga una foto; por otro lado, sin ITV, ni reproche oficial, ni na de na, un buque portacontenedores está atracando en el puerto y contaminando lo mismo que, agarraos los machos,
¡CINCUENTA MILLONES DE COCHES!
Así, sin anestesia y sin na.
Pero no os preocupéis, compis de Barcelona, porque, un poco más allá, vomitando su cargamento de guiris sudorosos en chancletas, hay cinco grandes cruceros que contaminan, cada uno de ellos, lo mismo que doce mil coches. Pero, claro: los turistas generan divisas y hacen prosperar a los restaurantes de Las Ramblas a base de engullir paellas envasadas al vacío en Bangladesh y comprar imanes de nevera con la silueta de la Sagrada Familia... no como vosotros, panda de insensibles medioambientales, que simplemente vivís en la ciudad, trabajáis, compráis, pagáis vuestros impuestos y, todo lo más, os bajáis al bar a tomar una cerveza viendo como el Barça pierde otra vez.
Si es que no tenéis remedio... veniros a vivir a mi pueblo, que entoavía no se les ha ocurrido la cosa esa.

