Me ha parecido interesante.
Una vision de la actualidad de este gobierno,en lenguaje marinero.
Tengo la sensación de que el país se está desmoronando. Es como estar prisionero, encadenado en las bodegas de un barco, con la impresión de que la nave se va a pique inexorablemente. En cubierta, solo se oyen voces titubeantes de marineros inexpertos. Por su timbre pueril, la voz del contramaestre mueve a risa a pesar del viento fuerte que azota allí arriba. Salta a la vista que no son gente de pericia, ni mucho menos lobos de mar. Son más bien lobeznos de tetilla que crecieron en lechos agradecidos, como aquel presuntuoso almirante Francés que nos llevó al desastre en Trafalgar. Carecen de arrojo e iniciativa. Ignoran el lenguaje preciso de la marinería. Mandan a destiempo y llegan tarde a cada maniobra. Por si fuera poco, subestiman de forma temeraria la tropa que dirigen, exigiendo sometimiento.
Esta tempestad les viene demasiado grande, y esa certeza me ahoga por adelantado. Escucho cómo prometen doble ración cuando amaine la tormenta. Y güisqui en abundancia para todos. Pero yo, en la penumbra de aquí abajo, veo que solo quedan algunas frutas rodando entre los ratones que se las disputan. También sé que no hay alcohol desde hace seis o siete días, porque estos idiotas lo agotaron celebrando indecentes fastos a bordo para conjurar falsas amenazas. En algún momento me sorprende un deseo mortal: que reviente la nave sobre alguna restinga y salgamos todos por los aires a tomar por culo. A ver si entonces espabilamos de una puñetera vez.
De mi amigo, Capitán Teach.